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28 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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Venezuela en horas decisivas

Jueves, 28 de agosto de 2025 01:52
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La crisis venezolana ha entrado en una fase decisiva. Con Edmundo González Urrutia reconocido como presidente electo y María Corina Machado consolidada como la líder política detrás de su candidatura, el régimen de Nicolás Maduro enfrenta el mayor desafío de supervivencia en sus años de poder. No sólo por la presión interna, sino por el despliegue militar sin precedentes de Estados Unidos en el Caribe.

En las últimas semanas, el mapa geopolítico se ha transformado. Lo que comenzó con movimientos limitados en Miami y Curazao ahora se amplía con nuevas posiciones estratégicas. Dos escuadrillas de F-35 se han ubicado en Bonaire y Puerto Rico, mientras que seis naves de guerra y dos submarinos avanzan hacia aguas territoriales venezolanas. Según informó Reuters, el operativo podría consolidarse este mismo domingo, con una estructura de desembarco y cobertura aérea plenamente activada.

La pregunta central es inevitable: ¿se trata de una maniobra de presión para forzar la salida de Maduro o del inicio de una operación de extracción directa del dictador y su círculo más cercano? El dilema es de fondo, porque el poder en Caracas no se reduce a Maduro. Figuras como Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López constituyen un núcleo de control político y militar que ha sostenido al chavismo más allá de las coyunturas. De hecho, las recompensas ofrecidas por Washington —50 millones de dólares por Maduro, más que por Osama Bin Laden— reflejan la magnitud histórica de esta confrontación.

Lo cierto es que Maduro está cada vez más aislado. Sus dos apoyos regionales más relevantes, Lula da Silva en Brasil y Gustavo Petro en Colombia, han dejado claro que no reconocen a su gobierno. Este distanciamiento no sólo es simbólico: marca el derrumbe del paraguas político que hasta hace poco lo protegía frente a la comunidad internacional. El régimen, en consecuencia, enfrenta el cerco más peligroso de su historia, tanto en términos diplomáticos como militares.

La fragilidad del chavismo es evidente. Las promesas de movilizar a millones de milicianos parecen diluirse ante la realidad de un pueblo agotado por la crisis económica y social. El cerco naval y aéreo que se despliega alrededor de Venezuela no sólo busca intimidar: también funciona como un aviso a la élite chavista de que el tiempo de las negociaciones se está agotando.

La historia juzgará si este es el comienzo de una transición pactada o el preludio de una confrontación mayor. Lo indiscutible es que el tablero político y militar se mueve con velocidad, y que la encrucijada venezolana ya no admite dilaciones.

 

 

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