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La ciudad de Salta vivió en las últimas horas dos siniestros viales que evidencian, una vez más, los peligros de la imprudencia al volante. Aunque no hubo que lamentar muertes, las imágenes y testimonios dejan en claro que la suerte jugó un papel clave para evitar una tragedia.
El primero ocurrió cerca de las 6 de ayer en el barrio Tres Cerritos. Un hombre, al mando de una camioneta Toyota Hilux, perdió el control del rodado en el boulevard Los Molles y terminó impactando contra dos árboles, que fueron derribados por la violencia del choque.
Personal de Tránsito confirmó que el conductor tenía 1,44 gramos de alcohol por litro de sangre, cuando en la ciudad hay tolerancia cero. Vecinos de la zona relataron que el estruendo del impacto fue estremecedor y despertó a varios. "Fue de madrugada, si no podría haber sido una verdadera tragedia", comentó un residente. La Policía secuestró el vehículo y detuvo al conductor.
El segundo siniestro tuvo lugar horas después en villa Lavalle, cuando un VW Surán blanco terminó dentro del canal Velarde. Según testigos, la conductora regresaba de un velorio y, aparentemente, se habría quedado dormida al volante.
El hecho provocó un operativo de rescate que incluyó el uso de grúas y arneses para retirar el auto, que había quedado en una posición complicada. Numerosos vecinos se acercaron a colaborar y presenciar el procedimiento. Afortunadamente, no hubo heridos de gravedad, aunque aún no se precisó cuántas personas viajaban en el vehículo.
Ambos hechos reavivan el debate sobre el respeto a las normas de tránsito y la responsabilidad de los conductores. Conducir bajo los efectos del alcohol o en condiciones de fatiga no solo pone en riesgo la propia vida, sino también la de terceros. Según datos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, estas dos conductas figuran entre las principales causas de siniestros fatales en el país.