Ayer, por segunda jornada consecutiva, estaciones de carga de GNC de Salta operaron con sus niveles habituales de despachos, luego de tres días de restricciones que acrecentaron los interrogantes en torno de la endeble situación de abastecimiento gasífero que arrastra la región por el derrumbe hidrocarburífero de la Cuenca Noroeste, la declinación productiva de los yacimientos de Tarija y el retraso de las obras de reversión planeadas para cubrir los picos de demanda invernal del norte argentino con gas de Vaca Muerta. En Salta la incidencia de esos factores, atribuibles al rumbo de las políticas que en los últimos 20 años ataron el abastecimiento energético del NOA a una creciente dependencia importadora, quedó otra vez evidenciada desde el miércoles último, cuando en medio de una nueva ola polar se restringieron los despachos de GNC ante los elevados requerimientos de calefacción hogareños que disparó esa gélida noche.
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Ayer, por segunda jornada consecutiva, estaciones de carga de GNC de Salta operaron con sus niveles habituales de despachos, luego de tres días de restricciones que acrecentaron los interrogantes en torno de la endeble situación de abastecimiento gasífero que arrastra la región por el derrumbe hidrocarburífero de la Cuenca Noroeste, la declinación productiva de los yacimientos de Tarija y el retraso de las obras de reversión planeadas para cubrir los picos de demanda invernal del norte argentino con gas de Vaca Muerta. En Salta la incidencia de esos factores, atribuibles al rumbo de las políticas que en los últimos 20 años ataron el abastecimiento energético del NOA a una creciente dependencia importadora, quedó otra vez evidenciada desde el miércoles último, cuando en medio de una nueva ola polar se restringieron los despachos de GNC ante los elevados requerimientos de calefacción hogareños que disparó esa gélida noche.
Fue el segundo corte en menos de dos meses, después de la crisis de abastecimiento que se había adelantado al invierno, el pasado 29 de mayo, con la primera ola de frío del año. Con este antecedente aún fresco, en la mañana del jueves último vehículos particulares, taxis y remises empezaron a deambular, con sus cilindros casi vacíos, en una búsqueda infructuosa de GNC que terminó con muchos varados en las calles y las playas de las estaciones de carga de Salta.
Las restricciones que comunicó la distribuidora del servicio, Gasnor, se extendieron hasta el viernes inclusive. En la mañana del sábado los despachos parecían estar normalizados, pero a la caída de la tarde la presión de la red de distribución cayó y las alarmas de los sistemas de compresión obligaron a más de una estación de carga salteña a pararlos para evitar estragos en los equipos. Expendedores locales de GNC aclararon a El Tribuno que la normalidad llegó recién el domingo y se mantuvo ayer. Extraoficialmente circuló que volúmenes de gas ingresados desde Chile a través del gasoducto Norandino habrían contribuido a sobrellevar la crisis, pero hasta el cierre de esta edición ese trascendido no había tenido ninguna confirmación oficial.
Sí quedó claro que el restablecimiento de los despachos de GNC en Salta, como en otras jurisdicciones del país donde estaciones de cargas también cayeron en restricciones desde el viernes, se debió fundamentalmente a la tregua que dio la ola polar en distintas regiones del país. Las mínimas pronosticadas para esta semana abrieron mejores previsiones que las de la anterior, pero ni siquiera los reportes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) descartan que estaciones de GNC vuelvan a caer en nuevas restricciones como las que se sintieron, detrás de las de Salta, también en Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa y otras provincias.
La mayor preocupación, en el NOA
Las restricciones que dejaron sin suministros a estaciones de GNC de todo el país el pasado 29 de mayo y se repitieron en Salta y otras provincias en los últimos días, en medio de una intensa ola polar, abrieron serias dudas para lo que resta del invierno. La endeble situación de abastecimiento, que hoy preocupa fundamentalmente al NOA, dejó al desnudo el déficit estructural que arrastra el sistema de transporte de gas, por plantas de compresión inconclusas en el Gasoducto Néstor Kirchner, que vincula a la Cuenca Neuquina con el oeste de Buenos Aires, y el retraso de las obras de reversión del Gasoducto Norte, licitadas para traer gas de Vaca Muerta al norte argentino.