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"La venta de comida está tranquila", dijo Luis Quintos. El hombre habla de la venta de comida en la calle que no sube, pero que tampoco baja.
Si hay algo que Salta tiene valioso es su patrimonio gastronómica callejero único; el cual aún no fue explotado turísticamente
En la zona sur, en la avenida Roberto Romero, Luis vende sus empanadas a 6 mil pesos la docena. A esos montos también venden sus comerciantes vecinos. La docena de la comida insignia de Salta se vende entre 6 y 9 mil pesos, los cuales son montos muy accesible para todos los bolsillos.
Sin embargo, las ventas están en una calma que por ahora no es tan preocupante. "Hay que tener en cuenta que pasaron las fiestas de Fin de Año y los Reyes Magos; la gente no tiene mucha plata para salir a buscar comida", amplió Quintos.
El clima se complota y por ahora fueron muy pocos los días que estuvieron aptos para ir a sentarse bajo la sombra de un árbol a disfrutas unas empanadas fritas o unas papas con queso que se vende, estas últimas a 2 mil pesos cada una.
La oferta gastronómica en Salta es tan bondadosa que se pueden comer tamales, a mil pesos cada uno; o humitas, a 2 mil cada una. Eso sí, prepárese para comer en el confort de las mesas al aire libre.
En Don Osvaldo es como el lugar que está al tope de precios (y también de calidad). Hay empanadas de 9 mil pesos al docena, pero es satisfacción asegurada. "Muchos dejaron de venir a comer en las mesas, quizás sea por el clima o porque no quieren pagar bebida, pero la clientela nos sigue siendo fiel. Ahora se encarga y pasan a buscar para comer en casa", dijo Santiago, el encargado del emprendimiento. El sábado último, sus 10 mesas estuvieron ocupadas todo el mediodía, que es cuando abren.
Lo nuevo
La Bicho es Nelly Alpire, y trabaja con su hijo Esteban que vende el ya popular "pollo escondido", que es una delicia cocinada en un tacho y sale más rico que al spiedo. También venden los pollos a la parrilla y el precio es lo más increíble. Se mantiene el mismo valor desde octubre del año pasado.
Un pollo con papas fritas, arroz y varias salsas cuesta 15 mil pesos y comen 4 personas.
El grave problema que tienen todos los que venden comidas es como mantener el mismo precio con los costos que subieron. Es la línea delgada de subir el precio sin perder clientes.
Tanta La Bicho, como Santiago y Luis admiten unas subas generales del 20 por ciento en los costos en el último tramo de 2024; sin embargo ellos mantienen los precios fijo. Los costos que más aumentaron son la carne, la garrafa, el pollo. Lo que balancea es la baja de las verduras.
Costos
El sobaco es el corte de las empanadas salteñas. Pasó de 6 a 8 mil en las primeras semanas de diciembre. Lo mismo pasó con la caja de pollo de 20 kilos que pasó de los 39 mil a los 55 mil pesos en menos de 15 días. Hablamos de la caja de 9 pollos que son aptos para la venta parrillera. Ahora bien, la bolsa de papas pasó de los 20 mil a los 7 mil pesos. Bajó también el tomate y eso ayuda a mantener inalterable los precios. Ahora bien todos están de acuerdo que en cualquier momento los valores se disparan.
Sólo para tener en cuenta se puede decir que en el emprendimiento de los pollos de Esteban trabajan 8 personas los fines de semana y tres de martes a viernes. Son muchas las familias que viven de estos comercios y es la salida laboral rápida en tiempos de crisis.
Es por eso que casi todos los negocios de la avenida Roberto Romero trabajan de martes a domingo y no quieren dejar de trabajar ni un día porque eso significa que comenzarán a perder clientes. La competencia es fuerte.
En las facilidades que tienen casi todos es que reparten gratis en la zona. La otra gran facilidad que tienen son las formas de pago porque aceptan transferencias, con tarjetas de débito y hasta con las de crédito.
"Nosotros tenemos clientes de toda la ciudad, inclusive hasta de Vaqueros vienen a buscar el pollo escondido. Este lugar ya es reconocido porque todos nos preocupamos por tener buenos precios y con la mejor calidad", dijo La Bicho.
Son muchas las familias las que van a comprar porque les conviene. Hablamos de personas que salen de trabajar o que en este momento están de vacaciones y salen a algún lugar al aire libre y se llevan un pollo para disfrutar.