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La sesión de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados terminó convirtiéndose en un verdadero escándalo cuando la legisladora salteña Pamela Calletti perdió los estribos durante el debate por el pedido de desafuero contra su coterráneo Emiliano Estrada (Unión por la Patria).
La diputada de Innovación Federal, que responde al gobernador Gustavo Sáenz, reclamó con vehemencia que se avance en el tratamiento del expediente judicial que imputa a Estrada por peculado de servicios y abuso de autoridad durante su gestión en la provincia. Pero su intervención se desbordó cuando fue interrumpida por el camporista Rodolfo Tailhade, quien la acusó de “mentir” y de “hacer campaña con una causa judicial”.
“¡Diputado, yo lo escuché, así que sea respetuoso!”, gritó Calletti visiblemente alterada, mientras golpeaba la mesa. “¡Le pido por favor que sea respetuoso porque yo lo escuché callada! ¡Usted dice una mentira tras otra y tengo que soportarlo!”, exclamó con furia.
El intercambio escaló rápidamente y la diputada terminó acusando a Tailhade de “machirulo”, un calificativo que repitió en al menos cuatro oportunidades, antes de que el presidente de la comisión, Nicolás Mayoraz (La Libertad Avanza), intentara restablecer el orden.
Minutos antes, Tailhade había ironizado que “cada palabra que dijo Calletti es un pasaporte al sobreseimiento del diputado Estrada”. En su defensa del camporista, señaló que el legislador estaba siendo víctima de una persecución política, al recordar que la Constitución Nacional, en su artículo 68, garantiza que los miembros del Congreso no pueden ser “molestados” por sus opiniones.
“Esto lo hacen por la campaña porque van terceros y cómodos”, lanzó Tailhade, aludiendo al espacio provincial que responde a Sáenz. “Si Estrada dice que el gobernador es narcotraficante, violador o lo que sea, no le pueden hacer nada. Y si no, cambien la Constitución”, provocó.
El fuego cruzado no se detuvo ahí. Tailhade también apuntó contra la diputada libertaria Juliana Santillán, a quien trató de “burra” y desafió a mostrar su título universitario. El episodio sumó tensión a una reunión que ya estaba cargada de acusaciones cruzadas y gritos.
Cuando recuperó la palabra, Calletti aclaró que “el pedido de desafuero nada tiene que ver con las expresiones del diputado Estrada”, sino con su presunta responsabilidad en hechos de malversación de fondos públicos. “No se puede mentir e injuriar gratuitamente”, advirtió. “No se pueden decir mentiras para tapar ilícitos”, insistió la legisladora salteña, mientras algunos diputados pedían un cuarto intermedio.
Desde el bloque de Unión por la Patria, varios legisladores respaldaron a Estrada. Juan Marino acusó al oficialismo salteño de “banalizar la discusión sobre los fueros” y de intentar “silenciar a un diputado nacional en plena campaña”. “Estamos usando figuras del Código Penal para encubrir una persecución. ¡Háganse cargo de eso!”, exclamó.
Por su parte, el jefe del bloque kirchnerista, Germán Martínez, remarcó que “no es casualidad lo que le pasa a Estrada” y advirtió que “esto le puede pasar a cualquiera”. “Nadie es oficialismo eternamente. Cuando perdés el poder, los que antes te aplaudían son los primeros que te persiguen”, señaló.
El debate terminó sin resolución y con un pedido de los diputados de La Libertad Avanza para que se postergue la definición del dictamen. Afuera de la sala, los colaboradores de Calletti intentaban calmarla, mientras las imágenes del momento se viralizaban en las redes sociales.
El episodio deja al descubierto una nueva grieta entre los representantes salteños en el Congreso y exhibe, una vez más, cómo los conflictos políticos locales se trasladan a la escena nacional y una creciente tensión entre el saenzismo y el kirchnerismo.