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Para Gonzalo Reynoso, cada obra transforma el entorno y deja huella. Desde Reynoso Bienes Raíces, la empresa familiar con más de dos décadas de trayectoria que dirige, impulsa proyectos que buscan generar valor y bienestar, con una mirada puesta en la calidad y la previsibilidad.
"Cada vez los proyectos son mejores, los desarrolladores venimos trabajando para tratar de hacer mejores productos que terminan beneficiando al consumidor final y a la sociedad en general, a la comunidad. Eso es lo interesante, cuando los desarrolladores empiezan a competir por quién hace un producto mejor", expresó el joven empresario salteño, quien participará del panel "Transformando el territorio", en el marco del ciclo "Hablemos de lo que viene: desarrollos urbanos – escalas, diseño y visión", organizado por El Tribuno.
Licenciado en Administración de Empresas, corredor inmobiliario, con posgrado en Desarrollo de Emprendimiento Inmobiliario y una diplomatura en Fideicomiso, Reynoso, de 35 años, se consolida como un referente del sector y preside además la Cámara de Desarrolladores Inmobiliarios de Salta (CADISAL).
"Es un orgullo y también un desafío estar en el panel local y un lujo poder compartir experiencias con colegas de otras provincias y países", añadió sobre su participación en el ciclo que también contará con disertantes de Buenos Aires y Uruguay.
El fideicomiso, un vehículo que da confianza
En diálogo con Radio Salta, al ser consultado sobre si el fideicomiso sigue siendo un motor del sector inmobiliario, Gonzalo Reynoso respondió: "es un vehículo que se utiliza mucho; el mercado también ya lo conoce, lo convalida y da mucha seguridad a todas las partes, fundamentalmente a los clientes que son los usuarios finales, donde queda blindado el producto que uno ofrece contra cualquier otro riesgo que pueda tener una empresa desarrolladora. Esa es la gran ventaja que tiene el fideicomiso: la seguridad que transmite a las distintas partes". Sobre su rentabilidad, aclaró que depende del contexto y del tipo de inversión.
"Esa es una pregunta que puede tener muchas respuestas. No siempre se busca una plusvalía: a veces se busca un resguardo de capital o el acceso a una vivienda. Depende del momento, del inversor y del producto. A través de un fideicomiso se puede acceder a un departamento en pozo, a un terreno o incluso a un negocio de renta en Vaca Muerta. Es un mundo muy amplio, con muchas variables", sostuvo.
Expansión regional
Además de su labor en Salta, Reynoso es socio en Grupo Mediterránea, una desarrolladora radicada en Asunción, Paraguay, donde el mercado inmobiliario atraviesa un momento de fuerte crecimiento.
"Nos animamos a desarrollar en un lugar con condiciones macroeconómicas muy diferentes a las de Argentina. Allá hay estabilidad, previsibilidad y un crecimiento constante. Llevamos tres años trabajando en Asunción y sorprende que los presupuestos no cambien cada semana. Es otro ritmo", explica, destacando que participan otros socios en el proyecto y que también tienen en mente explorar nuevas alternativas en la región.
El empresario remarca la proximidad geográfica: "Asunción está a solo 12 horas por tierra o a un vuelo directo desde Salta, con dos frecuencias semanales. Es un mercado dinámico y muy atractivo tanto para los paraguayos como para los inversores argentinos que quieren diversificar".
El mercado salteño
Al analizar la realidad local, Reynoso fue claro: "Salta no está ajena al contexto nacional. Los costos de construcción son altos y hay un desfase entre el precio del usado y el del pozo. A veces es más barato comprar una unidad terminada que invertir en una nueva. Es un momento extraño, pero también de mucha transformación".
El empresario destacó que los proyectos están mejorando continuamente. "Salta está atravesando una etapa de transformación muy buena. Hay un montón de proyectos que se puede ver en la zona de San Lorenzo Chico. Ahora se está hablando de un nuevo polo: San Luis Chico, entonces creo que estamos en un gran momento y con una gran previsibilidad de trabajo y de continuidad de ese enfoque de urbanismo a futuro", hizo hincapié.
Un nuevo paradigma
Para Reynoso, la arquitectura también está atravesando un cambio profundo. "Hace un tiempo ya, por suerte acá en Salta lo estamos viendo en los proyectos, y está cambiando también el paradigma del desarrollador. Ya se terminó de pensar solamente en el número final; hoy se trabaja en generar productos de valor, que aporten bienestar al usuario final. Eso marca un cambio muy valorable e interesante en quienes pensamos los proyectos desde el momento cero".
Destacó además la evolución de la mentalidad en las empresas. "Antes, uno pensaba solo en cómo iba a ser el negocio: cuánto hay que invertir, cuánto se va a vender, cuánto queda. Ahora se piensa totalmente distinto. Detrás de cada desarrollo hay recursos humanos —constructores, arquitectos, financieros, comerciales— y todos son parte del resultado final. Pensar cómo motivar, capacitar y cuidar a cada uno también es pensar en calidad. Hay un montón de variables que influyen", manifestó.
Una historia familiar con visión de futuro
Reynoso se incorporó a la empresa familiar hace una década, después de recibirse con 23 años.
"Entré a trabajar con mi padre, que era un abogado devenido en inmobiliario. Fue un proceso muy personal y muy lindo. Al principio costó, pero hoy somos socios y estamos contentos", cuenta sobre Oscar Reynoso, fundador de la firma.
Su padre lleva 25 años en el rubro, primero en relación de dependencia y luego como emprendedor independiente. "Dejamos de ser solo una inmobiliaria tradicional. Hoy somos una empresa, donde tenemos la unidad de negocio: inmobiliaria tradicional y por otro lado tenemos los bienes de negocio de desarrollo donde también generamos nuestro propio desarrollo inmobiliario. Poder compartir este crecimiento con mi padre y ver hasta dónde llegamos es impagable", confesó.
Hacer ciudad, dejar huella
El lema del panel que integrará —"Transformando el territorio"— resume su visión de trabajo.
"Cada desarrollo inmobiliario, grande o chico, transforma la ciudad. Uno quizás no lo piensa en el momento, pero el proyecto que genera lo trasciende. Puede pasar el tiempo, pero la obra queda, y eso es lo más valioso".
"Hacer ciudad es pensar en las próximas generaciones, en cómo queremos vivir, trabajar y disfrutar los espacios", concluyó.