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Uno de los puntos más relevantes que se desprenden del fallo de la Sala I de la Cámara Federal de Salta, integrada por los jueces Santiago French, Ernesto Solá Espeche y Luis Renato Rabbi Baldi Cabanillas, es el análisis crítico sobre el rol que tuvieron determinados testimonios en el desvío de la investigación por la desaparición de María Cash. En la resolución, que revocó el sobreseimiento del camionero Héctor David Romero, los camaristas reconstruyen cómo declaraciones falsas prestadas en los primeros meses del caso condicionaron durante años el rumbo de la pesquisa.
En ese marco, el tribunal se detuvo especialmente en los dichos de Carlos Enzo Cuéllar y Carlos Hugo Cuéllar, quienes en una etapa inicial de la causa afirmaron haber visto a María Cash con vida en la tarde del 8 de julio de 2011 en el santuario de la Difunta Correa, el mismo lugar donde Romero sostuvo haberla dejado tras llevarla en su camión. Esas declaraciones fueron valoradas inicialmente como verosímiles y contribuyeron a instalar la hipótesis de que la joven había continuado su recorrido luego de descender del vehículo, alejando el foco de investigación de la última persona que estuvo con ella.
Según detalla el fallo, esos testimonios adquirieron peso en un momento en el que la investigación aún no contaba con reconstrucciones técnicas completas ni con análisis exhaustivos sobre recorridos, tiempos y condiciones del lugar. Como consecuencia, la causa se dispersó en múltiples líneas investigativas, incluyendo supuestos avistamientos posteriores y otras hipótesis que desviaron el eje central del expediente durante más de una década.
Con el avance de la investigación y el análisis integral de la prueba, las versiones de los Cuéllar comenzaron a mostrar contradicciones internas, inconsistencias temporales y divergencias con otros elementos objetivos. Al ser confrontados con testimonios de habitantes de la zona, peritajes y datos técnicos incorporados con posterioridad, sus relatos no lograron sostenerse y fueron considerados falsos por los investigadores.
Esa situación derivó en la imputación de ambos en el año 2024 por los delitos de falso testimonio y entorpecimiento de un acto funcional, al entenderse que sus declaraciones no solo carecían de veracidad, sino que además obstaculizaron el esclarecimiento del caso. Si bien los Cuéllar resultaron posteriormente sobreseídos por la prescripción de la acción penal, la Cámara dejó en claro que ese desenlace procesal no implica una validación de sus dichos ni borra el impacto que tuvieron sobre la investigación.
Por el contrario, los jueces subrayaron que la instalación de testimonios falsos fue uno de los factores que contribuyó a dilatar y desordenar la pesquisa, y que su caída refuerza la necesidad de volver a concentrar el análisis en la última secuencia comprobada: el momento en que María Cash subió al camión conducido por Héctor Romero, eje sobre el cual —con la revocación del sobreseimiento— la investigación deberá ahora profundizarse.