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Lucía Barcia: “El compromiso ciudadano es clave para la gestión de residuos”

Sabado, 27 de diciembre de 2025 21:53

En un contexto en el que las ciudades del mundo revisan sus modelos de higiene urbana, la gestión de residuos vuelve a ocupar un lugar central en la agenda pública. 

Bajo el espíritu del reciente Congreso de ISWA —cuyo lema fue “Reimaginar los residuos”— realizado en Buenos Aires, la necesidad de repensar los hábitos ciudadanos, la infraestructura disponible y el rol del Estado y las empresas se vuelve imprescindible para enfrentar un problema que crece al ritmo de la urbanización. 

Se estima que en promedio cada persona genera 1,5 kilos de residuos por día, y en Salta llegan al relleno sanitario San Javier más de 21 mil toneladas de residuos al mes. La mayor parte corresponde a húmedos, la fracción más difícil de tratar y la que más presión ejerce sobre los sistemas de recolección.

Para comprender los desafíos actuales y la evolución del servicio en la provincia, dialogamos con la Dra. Lucía Barcia, directora ejecutiva de Agrotécnica Fueguina, única mujer CEO en el sector de la gestión de residuos en Argentina, vicepresidenta de la Asociación para el Estudio de Residuos Sólidos (ARS) y miembro de ISWA (Asociación Internacional de Residuos Sólidos). Con 25 años de trayectoria al frente de la empresa, Barcia analiza el presente de la gestión en Salta, la importancia de la educación ambiental, la diferencia entre un vertedero y un relleno sanitario, y el rol creciente del liderazgo femenino en un sector históricamente masculinizado.

– El Congreso de ISWA trabajó bajo el lema “Reimaginar los residuos”. ¿Qué significa este concepto aplicado a la realidad actual?

Reimaginar los residuos implica cambiar la mirada tradicional y entender que la basura no es un problema aislado, sino una responsabilidad compartida. Hoy, los sistemas de gestión deben pensarse desde la innovación, la sustentabilidad y la participación ciudadana. Es un llamado a revisar prácticas, crear nuevos hábitos y fortalecer políticas que acompañen esa transformación, por eso siempre decimos que la ciudad más limpia no es la que más se limpia sino la que menos se ensucia. 

– ¿Cómo se traduce esto en la gestión de residuos en general?

Durante muchos años el foco estuvo puesto en los residuos reciclables. Ya todos entendemos que los residuos no son basura, casi el 90% son activos recuperables. Hoy sabemos que ese circuito ya está bastante aceitado: existen recuperadores, plantas, cooperativas y mercados que permiten que los reciclables tengan un destino útil. En la ciudad de Salta, hubo un descenso del compromiso de los vecinos para separar los reciclables, pero estamos trabajando con el intendente Emiliano Durand para volver a un esquema como el de Separemos Juntos, programa de Agrotécnica Fueguina, que fue sumamente exitoso aquí y premiado a nivel internacional.

Pero, reitero que el problema más complejo son los residuos húmedos, que se generan todos los días y se acumulan de manera constante. Una persona en promedio produce 1,5 kg de residuos por día, y la mayor parte son orgánicos. En Argentina se considera que esa cifra asciende a 2 kilos por día, por el desecho de yerba. Ahí está el verdadero desafío: cómo reducir, tratar y gestionar esa fracción que no se recicla y que representa un volumen enorme para las ciudades.

– ¿Y cómo se vive ese desafío en Salta?

Salta tiene un sistema de gestión que se ha ido fortaleciendo con los años: Agrotécnica Fueguina ya tiene 26 años en esta provincia. Contamos con un relleno sanitario que, es fundamental aclararlo, no es un vertedero. Un vertedero es un espacio donde los residuos se depositan sin controles. En cambio, un relleno sanitario es una infraestructura diseñada bajo normas técnicas, con control de lixiviados, gases y monitoreo ambiental. Esa diferencia es clave y marca un salto de calidad en la gestión.

De todos modos, ningún sistema funciona bien sin el acompañamiento de la ciudadanía. La separación, el cumplimiento de los horarios, el uso adecuado de los contenedores… todo eso es esencial. Y, en esto, es de destacar la decisión del actual intendente de dar el servicio de recolección domiciliaria a todos los barrios, para lo cual reestructuramos el servicio, compramos más camiones y tenemos más personal a fin de que cada vecino tenga el retiro en su puerta y pueda colaborar con la limpieza de la ciudad sin generar microbasurales.

En el caso de San Lorenzo, también se trabaja muy bien con la Municipalidad y se nota que las personas van sumándose a un programa superador de recolección.

– En ese sentido, ¿cuál es el rol de la educación y las multas?

La educación es la base y debe ser permanente. No podemos pedir buenos hábitos si no explicamos por qué son importantes o cómo se aplican. Pero también sabemos que, para que un sistema funcione, las normas deben cumplirse. Las multas son herramientas disuasorias y necesarias para ordenar la ciudad, pero nunca reemplazan a la educación. Lo ideal es que la gente entienda que mantener la ciudad limpia nos beneficia a todos, y que no haga falta sancionar, sino acompañar.

– Usted tiene una larga trayectoria en el sector y ocupa roles destacados a nivel nacional e internacional. ¿Cómo ve el avance del liderazgo femenino en la gestión de residuos?

El sector históricamente fue muy masculinizado, pero en los últimos años hubo un cambio importante. Yo tengo el honor de ser la única mujer CEO en la gestión de residuos en Argentina y, además, de desempeñarme como vicepresidenta de la Asociación para el Estudio de Residuos Sólidos (ARS) y como miembro activa de ISWA.

En Agrotécnica Fueguina promovemos la equidad desde hace muchos años. La mayoría de las mujeres de la empresa ocupa puestos de decisión, y eso no es casual: la diversidad aporta miradas más amplias, equipos más sólidos y mejores soluciones. 

– ¿Cuál cree que es la clave para seguir avanzando hacia sistemas urbanos más sostenibles?

Integrar tecnología, reglas claras, infraestructura adecuada y, sobre todo, participación ciudadana. La gestión de residuos no es solo un servicio: es una construcción colectiva. 

Si logramos que cada persona entienda su rol, que los gobiernos tomen un compromiso serio y las políticas públicas trasciendan a las personas, que las instituciones acompañen y que las empresas sigamos invirtiendo en innovación, podemos transformar por completo la manera en la que convivimos con nuestros residuos. Ese es el espíritu de reimaginar.

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