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Familias solidarias, el puente para una mejor vida de cientos de niños

Adriana y María Amalia, viven desde hace un año y medio la experiencia de ser los hogares de tránsito para los niños que están en trámite de adopción. “Te llenan de amor, pero hay que soltar porque sabemos que finalmente se van a un hogar donde les darán un buena vida”, expresaron las mujeres que contaron su experiencia. 
Miércoles, 19 de marzo de 2025 11:17
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Llegaron a este mundo y de pronto, sin tener las herramientas ni las aptitudes para poder sobrevivir, quedaron solos. Algunos casos son de niños que nacieron en el hospital Materno Infantil y su madre renunció inmediatamente a su tenencia. Otros fueron abandonados en espacios públicos o llegan de familias con casos judiciales.

En este momento es donde el Estado provincial se hace cargo de estos niños y comienza un proceso de adopción. La búsqueda de un hogar para que los niños tengan una vida no institucionalizada.

El Gobierno de la Provincia lleva adelante el programa Familias Solidarias, una iniciativa que brinda la oportunidad de cuidado y protección a niños y niñas que, por un tiempo breve, deben permanecer fuera de sus familias de origen. El objetivo es evitar su ingreso a hogares institucionales, ofreciéndoles en cambio un entorno familiar transitorio, solidario, amoroso y responsable. Estas familias se preparan para la experiencia a través de un proceso de acompañamiento integral a cargo de un equipo interdisciplinario de la Secretaría de Primera Infancia, Niñez y Familia del Ministerio de Desarrollo Social.

En Salta, este programa está por cumplir un año de existencia. Hoy existen estos grupos familiares que ya han vivido la experiencia preparatoria para acoger de modo temporal a niñas y niños pequeños. 

Para poder recibir a los niños, se debe primero realizar un curso de formación y adaptación. “El saber que no somos sus mamás y que se van a ir, es importante. Tenemos que saberlo de entrada”, expresó Adriana, una de las mujeres que ya es parte del programa. 

La decisión de Adriana

Adriana Neme tiene 58 años, trabaja en la administración pública y es docente de nivel inicial. Hoy, su compañía diaria es su perrito, ya que su hija —que también vive sola— formó su propio camino. Aunque su familia es pequeña, supo abrir las puertas de su hogar para recibir a una niña en situación de vulnerabilidad, quien hoy ya vive con la familia que la eligió. “Hoy vivo con mi perrito. Tengo una hija, pero ella también vive sola, así que mi vida es tranquila. Trabajo, voy al gimnasio, paseo a mi perro... tengo una vida muy, muy tranquila”, compartió Adriana durante su charla con El Tribuno.


Su ingreso al programa Familias Solidarias fue hace un año. “Me enteré por casualidad y dije: 'Bueno, voy a ver, porque no tenía muy en claro de qué se trataba', así que fui a las entrevistas. Y bueno, y ahí comenzó”, contó.

Todo comenzó en marzo del año pasado. Primero concretó las entrevistas previas, “que son unas cuantas y me fui poniendo metas. Si esta me gusta, me quedo acá y así fui pasando una otra y con mucha ansiedad, debo reconocer porque una vez que ya me gustó ya quería recibir a mi niño”.

Adriana adviertió que el proceso no es fácil, porque después de las entrevista, viene el período de capacitación y recién entonces se logra finalmente el ingreso al programa.

Su primera recepción se concretó finalmente en febrero pasado. Después del programa y concluidos los trámite de aprobación, Adriana espero y preparó su casa para cuando tenga la noticia de que llegaba un niño a su hogar. 

“La verdad es que las chicas del equipo técnico de la Secretaría de la Niñez trabajan muy bien, porque desde el primer momento te dejan en claro que el niño o la niña que llegue a tu casa nunca va a ser tuyo, por más que te encariñes o sientas que lo querés como propio. Hagas lo que hagas, eso nunca va a pasar”, reflexionó Adriana.

La mujer no dudó en contar que los procesos de formación son fuertes. “Fue fuerte porque por momento son muy emotivas, quedas pensando, pero me parece que es la capacitación que uno necesita para saber lo que se espera, lo que viene y cómo va a ser el momento de entregar el bebé”, contó.

En cuanto a las edades, se pueden recibir niños de todas la edades, pero Adriana confió que ella eligió de 0 a 3 años, en esa “ fantasía mía de que era más fácil”.

El encuentro de Adriana con la bebé que recibió fue en febrero. “Un jueves me llamaron para decir que al otro día ya estaba. Así que ese día fue como una revolución. Buscar lo que faltaba porque siempre algo te falta, si bien yo ya había preparado mi casa hace tiempo para eso. Siempre algo falta. Fue esa semana de calor, buscar la ropa para que esté un poco más fresca. Bueno, todo. Toda mi casa, todo el mobiliario pasó a ser como una salita de jardín. Dije, acá voy a despuntar el vicio porque soy maestra jardinera”, recordó Adriana, con detalle aquel día. 

“Fue mucha emoción esa mañana, creo que prácticamente ni dormí y fue hermoso, ir a buscarla, verla. En el momento que la vi, me pareció tan hermosa. Con tantas ganas ella de tener contacto con otras personas y yo con tantas ganas de quererla. Fue hermoso. Ella es hermosa. Fue mi primer acogimiento”, dijo emocionada.

Esta primer estadía fue de apenas 22 días. “Digo apenas porque me resultó tan poquito. Pero por otra parte está bueno. La verdad que me parece bien que estos tiempos sean breves. Por dos razones, para que el bebé resuelva su vida y para que las familias transitorias eviten el apego”, agregó.

Adriana, en este proceso también fue conociendo a la familia que será finalmente la adoptante del niño.

“Durante el día, pueden ir a verla o salir algunas horas pero después tienen que dejarla en mi casa porque el sistema es así. Para ellos también fue fuerte, pero estoy contenta por el hecho de que ella tenga su familia”, comentó Adriana que ya espera la llegada de su segunda visita.  “Este es un caso prestadito porque ya tiene su familia solidaria, pero ellos tienen que viajar al exterior. Para mi es mi segunda visita.
Sobre cómo fue la experiencia de ser una familia solidaria, Adriana lo explica tan bien con sus palabras y sus emociones. “Es inevitable sentir tantas cosas raras. De repente uno se reúne y alza un bebé que no es tuyo, pero al rato lo amas y ya lo querés defender absolutamente de todo igual que a tu propio hijo. Es raro y a su vez es maravilloso”. 

La historia de María y su familiares

María Amalia Zenteno tiene 50, tiene un almacén, cinco hijos y su marido. Todos viven en la misma casa. Cuatro de sus hijos ya están en la facultad y una en el secundario. 

De la mano de Justina, su hija que cursa el secundario, fue que llegó a conocer el programa. Justina era parte del programa Abrazar, del Sala Cuna y fue ahí que se enteró de Familias Solidarias. 
 


“Desde el Ministerio las chicas la invitaron a que nos sumemos a este programa, lo cual en el acto empezamos a incursionar con todo. Todos dijeron que sí, nos evaluaron a todos, los chicos, a la señora que trabaja en mi casa, mi marido, a mí”, recordó María Amalia.
Con hijos grandes, la decisión de esta nueva etapa fue un tema que se charló mucho. 

“Fue de muchas charlas, almuerzos muy charlados pero todos, la verdad que todos con la alegría de de esta experiencia nueva y de dejar alguna huella en alguien era nuestro propósito”, recordó. 

La primera experiencia de María y su familia fue una niña recién nacida. “Estuvo 45 días y fue un proceso increíble, fue divina la chiquita, nos dejó una experiencia relinda y es la que nos enseñó a que ella viene, nos deja el cariño lo lindo que se vive en familia y aprender a soltar”, analizó la mujer que ya tuvo varios casos en su familia.

“Tuve la suerte de decir todos los niños que pasaron por mi casa se fueron con una familia divina, divina, una madre, un padre, yo lo sigo a todos y todos me mandan fotitos, mandan cosas y todo muy lindo. En estos momentos estamos con cuarto y quinto. Después de la primera beba, tuvimos a un bebé de 5 meses que lo tuvimos 5 meses. Ese bebé nos dejó tanto para aprender, tantas huellas que nosotros decíamos, "Nosotros vamos a dejar huellas." No, los niños que entraron a nuestra casa, ellos dejan mucho aprendizaje, muchas cosas increíbles, la verdad”, recordó en este repaso.

“Después tuvimos un tercero que fue primero una semanita y después lo tuvimos dos semanas más. Él también se fue con una familia que ya habían adoptado, se fue con otro hermanito y la verdad que divino. Y ahora estamos con dos hermanitos. Estamos incursionando, ya en más grandes, escolarizados. Es distinto, un desafío distinto, pero increíble. Estamos rezado para que todo vaya bien y se vayan a la familia que ya tiene a su otro hermano”, afirmó María que reconoce que este nuevo desafío es difícil. 

“Yo digo, cada niño que entró a mi casa trajo su mochilita. Nosotros intentamos alivianarle su mochila a través del amor, de la contención, de de lo que podemos brindarle lo mejor posible a cada niño. Trabajar con niños más grandes es un desafío más grande porque la mochila es más grande. Llevan más años institucionales, llevan más años de querer tener su propia familia, de sueños frustrados. Y bueno, nosotros -el equipo de mi familia- intentamos alivianarle la mochila y y poderle brindar mucho amor”, detalló.
En cuanto a la organización, María contó que tienen un chat familiar y se organiza desde ahí quién busca a la que sale a las 5,  y al que sale a las 7.

“La verdad que eso debo agradecer, mis hijos son puro amor, aprendieron ellos también a brindar esto, es como que estamos todos empapados y todos involucrados”, confirmó María que también recibe el amor de los niños que están en su casa y que quieren con ansias llamarla mamá.

"Les puedo decir mamá y papá y tenes que decirles: no. Les explico que ya va a venir su mamá y su papá. Porque necesitamos que ellos lo tengan muy presente para después estar abiertos a que llegue su mamá y su papá. Entonces va a ser una felicidad plena”, contó esta mujer que está feliz de tener una familia comprometida, porque tíos, primos y abuelos también se sumaron a la propuesta. “Todos los días nos preguntan: ¿Cómo está fulanito? ¿Cómo va? ¿Cómo lo llevaste al médico que te dijo? No, la verdad que increíble”, cerró, sin no antes recordar que “hay muchos niños para sanar, para cuidar, para para acompañar, ojalá que se sumen muchas familias”.

“El salteño es muy de acogida, así que ojalá que nos sumemos muchos, que seamos muchos y que no haya chicos directamente en la institución. Hay que contagiar”, concluyó.

Los niños que esperan 

Adriana y María Amalia siguen proyecto y sin dudas, llegaron al corazón de estos chicos y de las familias que hoy los tienen en sus hogares.  Desde la Secretaria de Primera Infancia la propuesta sigue abierta, para recibir a aquellos que quieren darle un paso de tránsito y apoyar el proceso de adopción de estos niños. 

Hasta el pasado 9 de noviembre de 2024, Día de la Adopción, en Salta se contaba con un total de  344 niñas, niños y adolescentes se encuentran alojados en dispositivos proteccionales de la capital y el interior provincial. De este total, un grupo de 96 ya están en condiciones de adoptabilidad judicial y 56 se encuentran en declaración de adoptabilidad administrativa, significando este último dato la población infantil y adolescente en proceso hacia una declaración de adoptabilidad judicial.

A esta información se le añade un grupo de 46 niñas, niños y adolescentes en convocatoria pública nacional de adopción, por sus edades mayores a los 5 años o por algún diagnóstico de salud.

Hasta aquel momento, un total de 34 niñas, niños y adolescentes ya estaban en Guarda con Fines Adoptivos, transitando un período de vinculación y convivencia con adultos y adultas adoptantes. A través de políticas públicas promotoras, reparadoras y protectoras del derecho a vivir en familia, en Salta se promueve el fortalecimiento familiar alentando, en lo que va de este año, la conformación de un total de 112 familias ampliadas que ejercen el cuidado y la crianza de 232 niñas, niños y adolescentes evitando su institucionalización en un hogar o dispositivo proteccional. 

A esto se suma el trabajo que representa el lanzamiento reciente de Familias Solidarias, una modalidad de acogimiento familiar temporal para niños en situación de adoptabilidad. Es una política pública que refuerza que el mejor ambiente para el desarrollo integral de las niñas, los niños y adolescentes es un seno familiar, así sea temporario. Si bien hoy en día son 6 los niños y niñas beneficiados por esta modalidad, se alienta a quienes estén interesados a adherir al formulario de postulación en este link: http://bit.ly/4dTjTCW 

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