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24 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Las maestras que murieron en el bombardeo de Plaza de Mayo

Hace 70 años, aviones militares de la Aeronáutica y de la Marina atacaron la ciudad de Buenos Aires.
Domingo, 22 de junio de 2025 01:01

El pasado lunes 16 de junio se cumplieron 70 años del bombardeo de Plaza de Mayo, un hecho protagonizado por un grupo de militares que querían derrocar al gobierno de Perón. Entre los más de trescientos muertos estaban dos maestras salteñas: Pilar Isabel Amezúa y Sara Bun Castellani y los jóvenes: Mario Benito Díaz, granadero (Metán) y Ricardo Orona.

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El pasado lunes 16 de junio se cumplieron 70 años del bombardeo de Plaza de Mayo, un hecho protagonizado por un grupo de militares que querían derrocar al gobierno de Perón. Entre los más de trescientos muertos estaban dos maestras salteñas: Pilar Isabel Amezúa y Sara Bun Castellani y los jóvenes: Mario Benito Díaz, granadero (Metán) y Ricardo Orona.

Quizá haya sido a consecuencia de la rápida sucesión de acontecimientos que se produjeron luego del bombardeo, que los nombres de estos mártires pasaron al olvido, salvo en Metán donde el barrio construido en 1974 por el Banco Hipotecario Nacional fue bautizado "Granadero Díaz". Hoy, por razones de espacio, solo nos ocuparemos de relatar la tragedia de las dos maestras que murieron en aquella trágica jornada.

Pilar Isabel Amezúa solo contaba con 24 años de edad y era maestra de la Escuela "Juan Baustista Alberdi" de nuestra ciudad. Anteriormente había ejercido el magisterio en las escuelas "Francisco de Gurruchaga" de Rosario de Lerma y en la "Mariano Cabezón" de la ciudad de Salta. Por su parte Sara Bun Castellani tenía 26 años de edad y era maestra en el Hogar Buen Pastor "Santa Eufrasia Pelletier", de nuestra ciudad. Ambas eran compañeras y amigas desde cuando estudiaban en la Escuela Normal de Maestras de Salta.

A fines de 1954 Pilar y Sara habían logrado obtener sendas becas para que, a partir de 1955, siguieran el curso de Dietistas en la Capital Federal. Y así fue que al año siguiente, cuando estaban cursando el primer año, en la tarde del 16 de junio encontraron repentinamente la muerte. Viajaban a bordo del trolebús que las llevaba hasta la Escuela Nacional de Dietistas cuando el vehículo fue alcanzado por una bomba. Ocurrió en el transcurso de uno de los cinco ataques aéreos a que fue sometida esa tarde Plaza de Mayo, entre las 12.40 y 17.25, las horas de mayor concentración humana en el centro de Buenos Aires.

Según informes que se conocieron días después, en el trolebús que viajaban las maestras salteñas, murieron todos los pasajeros luego que la unidad fue alcanzada por una bomba que había lanzado un avión de la Marina de Guerra, aunque de esos ataques también participó la Aeronáutica.

Aquella tarde fue sin dudas, el vergonzoso "bautismo de fuego" de los pilotos de la Marina y de la Aeronáutica Argentina. Aunque a decir verdad, el original "baptéme du feu" al decir de los franceses, es cuando un soldado tiene en batalla la primera experiencia bajo fuego. Aquí eso no ocurrió. Lo que sí hubo, fue un cobarde ataque contra una ciudad indefensa y donde murieron cientos de víctimas inocentes.

La identificación de los cadáveres fue una tarea sumamente lerda y difícil ya que lo prioritario era auxiliar a los heridos, en tanto los cuerpos de quienes habían perdido la vida se fueron ubicando en veredas y recovas. El anochecer hizo aún más penosa la tarea de reconocer las víctimas que superaron la cifra de 300 fallecidos, muchos de los cuales nunca pudieron ser identificados por prácticamente haberse incinerados. Pero pese a todas las dificultades, los cuerpos de la dos maestras salteñas fueron reconocidos rápidamente y dos días después (18/6) fueron embarcados en el tren de pasajeros que diariamente partía de Retiro a Salta. De inmediato, la noticia llegó a nuestra ciudad y los diarios locales El Tribuno y Norte del 19 de junio, informaron sobre el día y la hora de arribo del convoy a la Estación Salta: 20 de junio a las 10. Horas antes que arribara el tren a la estación local, los tres andenes estaban totalmente cubiertos por una multitud nunca antes vista y donde por supuesto, sobresalían los guardapolvos blancos de maestros y estudiantes. También estaban presentes las máximas autoridades provinciales encabezadas por el gobernador Dr. Ricardo Durand, legisladores y miles de personas.

Finalmente a la hora anunciada, la bocina de la locomotora diesel avisó su cercanía y cuando la máquina asomó lentamente por la curva del paso a nivel de calle Mitre, la multitud se abalanzó sobre los rieles pero de inmediato el personal del Destacamento de la Policía Federal libró el paso hacia el andén central de la estación.

Cuando finalmente la formación estacionó, los féretros fueron dificultosamente descendidos del vagón-furgón, dada la gran cantidad de gente que pugnaba por acercarse para tocar los ataúdes o dejar una flor. De inmediato, en el salón de la estación se organizó una marcha a pulso de once cuadras que bajó por calle Balcarce hasta alcanzar Caseros y arribar a la casa mortuoria en Pellegrini 45. Allí fueron veladas las dos maestras hasta las cinco de la tarde, hora que partió el cortejo fúnebre hacia el Cementerio de la Santa Cruz. Iban dos carrozas con los cuerpos de las infortunadas docentes mientras un tercer carruaje marchaba cubierto de flores, palmas y coronas. Más atrás, una larga hilera de cocheros y finalmente una abigarrada multitud que caminaba silenciosamente junto a centenares de delantales blancos y crespones negros.

En la necrópolis, los cuerpos de Pilar Isabel Amezúa y Sara Bun Castellani fueron despedidos por el gobernador de la provincia, dirigentes gremiales de la Asociación Docente (provinciales), de la Unión de Docentes Argentinos (nacionales) y por algunas de sus compañeras que por la emoción que las embargaban poco pudieron decir.

Desde aquel 20 de junio de 1955, Pilar y Sara descansan en el "Panteón de los Maestros Católicos".

Una placa de las víctimas que no llegó

La primera recordación periodística de éste lamentable suceso se realizó en la columna "Historias Breves" (16/6/03) y la segunda en la "Revista NEXO" (6/05), ambos de El Tribuno. Esta última con motivo del 50° aniversario del bombardeo de Plaza de Mayo.

Luego, a fines de 2014, los alumnos del Colegio Secundario N° 5024 "Sargento Cabral" de Villa Mitre (Salta), bajo la supervisión del profesor de Letras, Guillermo Escalante, rodaron una película. El film tomó como base una investigación que los alumnos hicieron entre los años 1949 y 1971 y cuyas fuentes fueron los archivos de los diarios El Tribuno y Norte. El documental, obviamente, incluyó el bombardeo de Plaza de Mayo y destacó el nombre de las cuatro víctimas salteñas de aquella aciaga jornada.

Finalmente, el profesor de Historia Héctor Daniel Arriba recuerda a las víctimas salteñas al presentar en 2022, su libro "Los Muertos de Plaza de Mayo: 1945, 1953 y 1955".

Para concluir, al escribir esta nota, el suscripto trató en vano de encontrar una calle, un paseo o una plazoleta que en esta ciudad recuerde a estas dos víctimas del desencuentro argentino. Pero nada, ni siquiera una humilde placa en el barrio docente.

 

 

 

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