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En el marco de la LXVI Cumbre de Presidentes del Mercosur, uno de los temas más relevantes fue el fortalecimiento de la infraestructura energética regional, con énfasis en la consolidación de una red gasífera interconectada. En ese contexto, el proyecto del Gasoducto Bioceánico, que conectará Vaca Muerta con Brasil a través de Paraguay, adquirió un nuevo impulso político y técnico tras la firma de un Memorando de Entendimiento entre Argentina y Paraguay.
Este desarrollo posiciona al Gasoducto Bioceánico como una de las principales obras energéticas en América del Sur, tanto por su escala como por su capacidad de integrar mercados, garantizar el abastecimiento regional y aportar competitividad a la industria.
La provincia de Salta desempeña un papel clave en este proyecto. Su ubicación geográfica en el noroeste argentino la convierte en punto de cruce obligado dentro del trazado propuesto para el gasoducto. Además, posee infraestructura existente, experiencia en transporte de hidrocarburos y capacidad técnica para integrarse de manera eficiente a una red regional que busca transportar gas natural desde el sur de Argentina hacia los centros de consumo del centro y norte del continente.
Impacto económico y desarrollo industrial
El proyecto avanza hacia acuerdos concretos con las provincias involucradas, y en el caso de Salta, se encuentra en una etapa avanzada de diálogo institucional para definir trazas, servidumbres y mecanismos de articulación con redes troncales ya instaladas en el país. La integración de Salta a este corredor no solo optimiza la logística del transporte de gas, sino que puede generar impactos económicos locales significativos, tanto por la demanda de obra como por la posibilidad de acceso a energía firme para el desarrollo industrial.
El Gasoducto Bioceánico está diseñado como un corredor de alta capacidad para transportar gas natural desde la cuenca de Vaca Muerta -uno de los principales reservorios no convencionales del mundo- hacia Brasil, pasando por las provincias argentinas de Neuquén, Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Salta, y luego por Paraguay, conectando finalmente con el mercado brasileño a través del estado de Mato Grosso do Sul.
Salta, en particular, es un punto de confluencia técnica viable, por su cercanía al cruce fronterizo con Paraguay, su historial de operación de gasoductos y su posibilidad de incorporar estaciones de compresión o derivaciones industriales en el futuro.