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En una casa de Villa Primavera, en la zona oeste de la ciudad, las tardes se llenan de telas de colores, agujas e ilusiones. Allí, Erika Fabiana Condorí Aguaysol, de apenas 10 años, descubrió que con creatividad y constancia se pueden lograr grandes cosas.
Inspirada por su mamá, que tiene un pequeño taller de costura, Erika decidió probar suerte con algo propio. “Pensamos en hacer chules porque eran fáciles de aprender. Tenía miedo de que se burlaran de mí en la escuela, pero mis amigas me empezaron a comprar y todo salió bien”, cuenta con una sonrisa orgullosa.
De los miedos al primer logro
Ese primer paso no solo le permitió vender sus productos, sino también aprender a enfrentar el miedo al ridículo. “Me emocioné cuando gané mi primera plata, porque pude comprarme cosas con mi esfuerzo”, recuerda. El celular que tanto quería fue su primera gran compra: mitad lo pagó ella y mitad su mamá.
Luego vinieron otras alegrías: rizadores, gorros, fundas para el pelo y nuevos colores que sumó pensando en los gustos de sus clientas. “A mí me gusta elegir los diseños, porque no todas quieren los mismos tonos. Mi mamá siempre usaba negro o rojo, y yo agregué rosa, azul, morado”, explica, mostrando su costado más creativo.
Una familia que acompaña
Claudia, su mamá, resalta que la mayor enseñanza está en el proceso: “No es solo vender un producto. Ella aprendió a tomar decisiones, a animarse, a valorar el trabajo y a enfrentar críticas. A sus 10 años ya construye confianza y autonomía”.
El proyecto familiar también la llevó a participar en ferias barriales, donde muchos ya la conocen como “Fabi Chules”. Con cada experiencia, Erika gana algo más que dinero: gana seguridad en sí misma.
Sueños que van más allá de la costura
A pesar del éxito, Erika no deja de lado sus estudios ni sus otras pasiones. Cursa quinto grado en la escuela María Auxiliadora, integra el coro escolar y sueña con ser cantante. “Más adelante quiero seguir estudiando. Cuando mi mamá tenga su local, me gustaría tener un espacio para mis productos, pero también quiero ser profesora”, cuenta con naturalidad.
El mensaje de una niña con mirada grande
Con la frescura de su edad, deja una reflexión para quienes también quieran animarse a iniciar algo nuevo:
“Está bien tener miedo, porque lo desconocido asusta. Pero también te puede llevar al éxito, a ganar tu propia plata y a ser más independiente”.
Quien quiera conocer sus creaciones puede seguirla en Instagram y Facebook como Fabi.chules, donde comparte todo lo que hace junto a su mamá.