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La decisión del Ejecutivo nacional de suspender por unos días las retenciones a la soja y luego reimplantarlas generó malestar en el sector agropecuario salteño. El esquema, que buscaba generar divisas en un contexto de tensión cambiaria, se agotó en tiempo récord: en sólo tres jornadas se alcanzó el tope de US$7.000 millones que estaba previsto hasta el 31 de octubre.
Mientras el Gobierno celebró el ingreso de dólares, en las provincias productoras la sensación fue diferente. Tanto la Sociedad Rural Salteña como Prograno remarcaron que los productores del norte quedaron fuera del beneficio. A todo esto, las grandes cerealeras y exportadoras concentraron la ventaja de la baja temporal del 26% de derechos de exportación.
El presidente de la Sociedad Rural Salteña, Alfredo Figueroa, sostuvo que las disposiciones de corto plazo impiden generar previsibilidad en el agro.
"Las medidas deben ser a largo plazo, que permitan inversión y planificación. Estos volantazos de un lado a otro desestabilizan el mercado", indicó en diálogo con El Tribuno.
Si bien reconoció que el Gobierno buscó evitar un descalabro económico, enfatizó que la carga impositiva sigue siendo un obstáculo estructural.
"Hace muchos años decimos que las retenciones son un impuesto retrógrado que desalienta la inversión. En algún momento deben ser cero, pero con un plan estratégico y gradual", remarcó.
"La verdad que a nosotros como productores no nos llega, pero como argentinos creo que el país necesitaba esta medida para que no nos vengamos abajo", aclaró
"Mamarrachesca"
Más crítico se mostró el presidente de Prograno, Francisco Vidal, quien cuestionó la improvisación oficial.
"Que dure solo tres días fue poco serio. El beneficio quedó en manos de acopios y exportadoras, porque el productor no tuvo ni tiempo de organizar la carga. Si se extendía hasta el 31 de octubre, como se había anunciado, el impacto hubiese sido diferente", señaló a este diario.
Vidal afirmó que la sensación predominante en el sector es de frustración: "Fue un parche para resolver un problema de caja y juntar dólares. Hubiese sido mejor que el beneficio llegara también al productor, que realmente lo necesita".
Sobre la política económica, agregó: "El campo sigue esperando previsibilidad, seguridad jurídica y un tipo de cambio competitivo. Liquidamos con valores de $1.150 y a los tres meses estaba en $1.500", reclamó.
"Me parece que lo que generó esta medida esporádica fue ponerse al productor en contra, y termina siendo una medida bastante mamarrachesca", afirmó.
Planificación y apoyo estructural
En medio de los cambios en la política de retenciones, productores de Salta volvieron a remarcar que los problemas estructurales del campo no se resuelven con medidas temporales. Los dirigentes rurales locales también pusieron el foco en infraestructura, reglas claras y alivio fiscal para potenciar la producción.
El presidente de la Sociedad Rural Salteña, Alfredo Figueroa, insistió en la urgencia de mejorar la conectividad: "Tenemos una falencia muy importante en caminos y rutas. Hace falta un plan sostenido que mejore la conectividad y potencie a todas las localidades, no solo por el agro sino también por la vida cotidiana en el interior".
En esa línea, también subrayó la necesidad de inversiones tanto en educación como en salud para que las localidades del interior se puedan desarrollarse a la par del crecimiento de la producción agropecuaria.
"Siempre dijimos que las retenciones son un impuesto retrógrado que no ayuda para nada y desalienta las inversiones".
Por otro lado, se refirió sobre la reglamentación del ordenamiento territorial bajo la Ley de Bosques, que ya está operativo en Salta.
"Se están presentando proyectos bajo este esquema y hay que ver cómo empieza el funcionamiento de todo esto. Nosotros lo vemos con buenos ojos", aseguró.
"Con claridad en la reglamentación, podemos duplicar el stock ganadero actual y avanzar de manera sostenible", indicó.
Campaña difícil
Por su parte, Francisco Vidal, de Prograno, señaló que el sector necesita reglas claras y estabilidad económica para poder proyectar a futuro. Destacó que la alta presión impositiva y la volatilidad del tipo de cambio condicionan la rentabilidad de los productores y complican la planificación de la próxima campaña.
Según Francisco Vidal, la campaña de este año en Salta fue compleja y desigual: los rendimientos fueron variables y muchos productores enfrentaron dificultades. Además, destacó que la volatilidad del tipo de cambio afectó la competitividad.
Vidal subrayó que un tipo de cambio más cercano a $1.500 sería más razonable y facilitaría la operación del sector. Por ello, reclamó la implementación de un tipo de cambio competitivo y estable, combinado con medidas que no incrementen la carga impositiva, para permitir que los productores puedan equilibrar sus cuentas de cara al próximo año.
"Genera bronca", dijo Pereda
El vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina, Marcos Pereda, cuestionó que las cerealeras y exportadoras multinacionales se hayan quedado con gran parte del beneficio de la quita temporal del 26% de retenciones sobre la soja. "Por supuesto que genera bronca. La baja fue del 26%, pero al productor le llegó mucho menos porque ellas manejan la demanda", afirmó en diálogo con radio Mitre.
El dirigente rural también criticó la falta de previsibilidad: "El Gobierno subió y bajó retenciones cuatro veces en el año".