“Antes me van a degollar a mí” les dijo Luisa Sumdblad los trabajadores que ayer a la mañana llegaron con amoladoras para cortar un árbol -el único árbol- en la calle Caseros al 225. La determinación de la mujer hizo que los hombres detuvieran su empuje y comunicaran la “novedad” a la empresa que pretende realizar un cableado subterráneo para líneas telefónicas. Luisa es una vecina que hace 50 años plantó ese árbol y considera una falta de respeto y consideración a la salud de la gente que se los derribe sin piedad en las veredas de Salta. “No puede ser que nadie haga nada. Este ejemplar de lapacho rosado es el único árbol que hay en calle Caseros desde Islas Malvinas hasta el cerro. Es una vergenza que nadie haga nada por nuestra calidad de vida” manifestó. Hasta ayer tarde el árbol seguía en su lugar.
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“Antes me van a degollar a mí” les dijo Luisa Sumdblad los trabajadores que ayer a la mañana llegaron con amoladoras para cortar un árbol -el único árbol- en la calle Caseros al 225. La determinación de la mujer hizo que los hombres detuvieran su empuje y comunicaran la “novedad” a la empresa que pretende realizar un cableado subterráneo para líneas telefónicas. Luisa es una vecina que hace 50 años plantó ese árbol y considera una falta de respeto y consideración a la salud de la gente que se los derribe sin piedad en las veredas de Salta. “No puede ser que nadie haga nada. Este ejemplar de lapacho rosado es el único árbol que hay en calle Caseros desde Islas Malvinas hasta el cerro. Es una vergenza que nadie haga nada por nuestra calidad de vida” manifestó. Hasta ayer tarde el árbol seguía en su lugar.