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Marcos Novaro: ?La gente pasó de adherir a Cristina al escepticismo?

Domingo, 11 de noviembre de 2012 12:51

Tras el masivo cacerolazo del jueves pasado, y luego del discurso de Cristina Kirchner en donde se refirió elípticamente a la protesta, el sociólogo Marcos Novaro brindó a El Tribuno su perspectiva sobre la nueva situación política en el país. El también doctor en Filosofía analizó el desafío que tendrá el Gobierno y la oposición en este complejo escenario de cara a las elecciones legislativas de 2013.

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Tras el masivo cacerolazo del jueves pasado, y luego del discurso de Cristina Kirchner en donde se refirió elípticamente a la protesta, el sociólogo Marcos Novaro brindó a El Tribuno su perspectiva sobre la nueva situación política en el país. El también doctor en Filosofía analizó el desafío que tendrá el Gobierno y la oposición en este complejo escenario de cara a las elecciones legislativas de 2013.

¿Hasta cuando seguirá utilizando el Gobierno la estrategia de la polarización?

En el pasado le sirvió porque la polarización disciplina para adentro y acorrala a los adversarios. Cuando yo polarizo y tengo recursos, tengo el control del Estado, puedo hacer una política que da frutos y que ofrece beneficios a la gente. Entonces, a todos los demás, los que no están en mi coalición, los obligo a ser opositores y los hago ajenos a cualquier decisión que la gente vea como positiva. Con la polarización, un Gobierno con una economía que está en crecimiento, donde hay más recursos, se logra un muy buen negocio. Y así funcionó el kirchnerismo desde 2003 en adelante. A los opositores, aunque estaban de acuerdo en algunos puntos, los obligaba a todos a ponerse enfrente, al calor de que volvía su campo muy disciplinar y vertical. Creo que eso funcionó tantas veces que el kirchnerismo pensó que iba a funcionar siempre.

Pero muchas veces no le dio resultado y parece que tampoco ahora...

Es la receta que aplica para cualquier cosa. Lo aplicó en la crisis del campo y fracasó. Pero no aprendió la lección. A veces funciona y a veces no. Y yo creo que el cristinismo, la versión actual del kirchnerismo, es aún más entusiasta en esto, porque es mucho más doctrinario. Me parece que Cristina es más biológica que Néstor (Kirchner) entonces aplica esto con un espíritu bien definido en la ideología nacional y populista. En esto, el pueblo y la Nación tienen sus enemigos identificables en el campo de la sociedad. Son los ricos que no quieren que haya distribución, son la derecha, la Iglesia. Es una visión muy maníquea de la política pero tiene una doctrina atrás. Hay que entender porque ha llegado a convencer de tal manera a muchos funcionarios del Gobierno que los ha vuelto fanáticos. Son creyentes de esa doctrina.

¿ Es aquí donde se inscribe el discurso del Gobierno y Cristina de minimizar los reclamos y desligarse de las responsabilidades?

Esa es la lógica con la que vienen actuando y creen que a la larga les va a dar resultado. Ahora tal vez, alguna gente puede dudar, estar en el medio, si yo logro que la política funcione con dos bloques, quien tiene el control del Estado va a terminar ganando. Entonces la política de Argentina va a funcionar como la política de Venezuela con un poder que controla el Estado que lo usa partidariamente y enfrenta a una sociedad que también esta polarizada, donde la oposición es sistemáticamente minoritaria. Creo que Argentina no funciona así y el Gobierno está haciendo algo que en términos de concepción política es muy malo, porque es muy maniqueo y lleva a un tipo de sistema político bloqueado donde no hay alternancia y donde siempre gobiernan los mismos.

 ¿La disputa también se da dentro del peronismo?

Eso sucede dentro y fuera del peronismo. Es un movimiento muy heterogéneo donde no hay bloques. Las cosas cambian de una semana a la otra y los alineamientos cambian. Y se está viendo en la opinión pública como eso funciona en estos meses. La gente cambió rápidamente. De adherir al proyecto de Cristina Fernández de Kirchner ha pasado a una posición muy escéptica y donde crece la opinión de que Cristina está cometiendo serios errores. En las encuestas no solo crece el escepticismo y la crítica, sino la sensación de que se que equivoca sistemáticamente y de que no controla la situación.

¿Y es posible que con esta concepción de la política el Gobierno haga un giro?

Ellos pueden apostar a que dentro de seis meses las cosas cambien porque la economía vuelve a crecer. Yo creo que cuando se genera tanto nivel de escepticismo y critica la tendencia es negativa. Ya no hay confianza en el proyecto que nos lleve adelante. Eso fracasó. Cristina cambia de menú o en las elecciones le va a ir muy mal a sus candidatos.

¿Por qué le cuesta tanto a la oposición superar la polarización?

Por momentos hubo una tendencia a eso. Cuando uno ve los diputados opositores que fueron a Venezuela a apoyar a Capriles y decir que es el ejemplo de lo que tienen que hacer en Argentina, eso es un error. No solo se equivocaron porque Capriles perdió, sino porque no tiene nada que ver con lo que pasa en Argentina. No tenemos un régimen populista cerrado más allá de que Sabbatella y Kicillof quisieran hacerlo. No es lo que está pasando acá. Y eso ha pasado porque el peronismo no fue absorbido por el régimen, no fue absorbido por el kirchnerismo fanático que se está deshilachando. Hay posiciones muy heterogéneas, si hay que arreglar con Scioli, ir a muerte por la reelección o buscar otro candidato. Ese debate está mostrando que hay una apertura al cambio. Ahora es una apertura muy confusa y muy desordenada porque no hay un partido que canalice eso. Y eso afecta al funcionamiento del peronismo que son varios partidos mezclados, y que no tiene reglas para resolver sus decisiones internas y afecta a las demás fuerzas políticas que en muchos casos son menos que un partido político. Con tiempo la política va dando respuesta. La política está en movimiento, más de lo que estaba a principio de año.

En este análisis que usted hace de la política nacional, hasta ahora nadie se anima a sacar los pies del oficialismo, ¿puede ser por miedo a ser señalado y que entre en juego el concepto de traición?

Yo creo que la política peronista siempre ha sido muy poco leal, más allá de que supuestamente la lealtad es la principal virtud, la verdad que no se la practica. Me parece que en el ciclo de esta década el Poder Ejecutivo reunió tantos recursos, tantas capacidades sobre los gobernadores, los sindicatos, los actores territoriales en general, que la disciplina fue muy intensa, mucho más fuerte de lo que fue en la década del noventa. A Menem le costaba mucho. Tenía que negociar con los gobernadores, con cada jefe de grupo. Néstor Kirchner reunió una cantidad de recursos en el Estado central que le permitió disciplinar. Y eso sigue siendo así. Entonces, ese dato hay que entenderlo como estructural.

¿Este puede ser el caso de Daniel Scioli?

Es que se da un juego en que los líderes territoriales siguen diciéndole que si a todo lo que dice Cristina y por abajo y cuando ella no está ante la sociedad, tratan de mostrarse no del todo de acuerdo, alineados, o se callan ante los temas que más generan rechazo en la sociedad. Me parece que Scioli ha estado navegando en ese mar y hay que ver si puede seguir haciéndolo por más tiempo sin terminar arrastrado por un declive de Cristina cada vez más pronunciado. Y hay que ver si a medida que van surgiendo otros competidores no quedan diluidos.

Algunos ya decidieron pasarse a la vereda de enfrente...

Si. Moyano y De la Sota ya decidieron que son opositores. Bueno, no se si les está yendo mejor a ellos que a Scioli. Uno podría decir que Scioli y Massa siguen siendo mucho más populares y teniendo mucha más intención de voto que Moyano y De la Sota. Por lo tanto, no está tan claro que saltar a la oposición sea un gran negocio. Por otro lado, Scioli y Massa siguen esperanzados en que en algún momento Cristina deje de confiar en los fanáticos y negocie con ellos. Y que prefiera una transición tranquila. Hay juego yo no diría de traición sino especulativos a varias bandas. Probablemente, Scioli y Massa estén hablando con mucha gente y a todos les digan lo que quieren escuchar.

¿Y no se genera falta de diálogo desde esta concepción?

Bueno, en realidad se genera diálogo soterrado. En la escena pública parece que nadie está hablando con nadie. O nadie quiere confesar lo que dice. Pero todos hablan con todos. Y sucede lo mismo en el campo empresario. Todos supuestamente están de acuerdo con el Gobierno en público. Pero puertas para adentro todos son muy pesimistas frente a lo que el Gobierno está haciendo, pero no quieren perder la oportunidad de hacer negocios. Sin justificar eso tiene su lógica. Responde al modo en que funciona este sistema.

En este contexto el Gobierno plantea el imposible de no colocarse de un lado de la vereda o del otro...

Si pero ese es un intento desesperado del Gobierno de volver a polarizar en un contexto en el que claramente no se acomoda a sus parámetros. Donde su capacidad está disminuyendo y en donde la sociedad está haciendo lo que se le canta. El Gobierno está tratando de emblocar las cosas y me da la impresión que van a volver a fracasar. En este sentido me parece que su estrategia es muy deficiente. No le están hablando a nadie. Cuando ella dice: “Yo no voy a aflojar”. Aníbal Fernández dice “Ellos son la derecha y nosotros el gobierno nacional y popular” eso le habla a los 500 tipos que aplauden. La sociedad no escucha nada de eso. Me da la impresión que está perdiendo cada vez más la posibilidad de hacer correcciones mínimas para recuperar algo de diálogo con la sociedad alentada por este fanatismo doctrinario.

¿Y cuáles pueden llegar a ser los caminos a tomar?

Me parece que hay dos posibilidades: o este Gobierno sigue el camino que lleva y me parece que va a ser derrotado el año que viene con o sin el grueso del peronismo detrás. O si intenta cambiar va a tener que hacer algún tipo de arreglo, no solamente para mejorar algunas políticas económicas e institucionales, moderar el ataque a Clarín, a la Justicia, y los conflictos internacionales que están sumándose y no sabe como arreglar, sino también diseñar un nuevo plan político. No puede ser la re-reelección o esperar a ver que pasa. Tiene que haber algún tipo de solución al problema interno del peronismo para decir como van a elegir un sucesor. Y que los aspirantes en alguna medida cooperen con ella para la transición.

La segunda es muy difícil..

Si. No solamente por la naturaleza de liderazgo de Cristina Kirchner, muy cerrado, de no compartir nada. Mucho peor que Néstor Kirchner. Sino porque se han acumulado muchos déficit y hay que pagar costos. Imagénese un aspirante presidencial. Sea Scioli, Macri o cualquiera. Lo primero que le interesa es no solo tener el camino allanado para llegar a gobernar sino la seguridad de que no se va a encontrar un campo minado. Y da la sensación que Cristina va a seguir pateando los problemas para no pagar ningún costo. ¿A quién le conviene negociar con Cristina si no cede nada y paga algún costo para resolver el problema? Ese ese el gran problema que va a haber. Y va a ser cada vez más serio para una posible salida negociada.

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