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El extraño caso del pueblo de Cortaderas

Domingo, 02 de diciembre de 2012 22:26

En el mundo debe haber pocos pueblos que tengan la característica de Cortaderas.

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En el mundo debe haber pocos pueblos que tengan la característica de Cortaderas.

Este pequeño paraíso verde tropical se encuentra a 90 kilómetros de Orán y a unos 20 kilómetros de Isla de Cañas, en el departamento Iruya.

En la humedad total, las nubes están al alcance de las manos y en verano hasta las paredes se tiñen de verde.

Cortaderas está habitada por unas 48 familias aproximadamente que se dedican básicamente a la agricultura, con cultivo de citrus; además de la extracción de madera.

El pueblo está recostado sobre un cerro y le fueron ganando a la naturaleza. Sucede que, con el aumento poblacional, la construcción de viviendas se fue expandiendo y ahora la mitad de las familias tuvo que construir sus casas del otro lado del río. Es decir, del lado viejo están la escuela, la sala de primeros auxilios y la iglesia; del lado de Cortaderas Nueva se instaló casi la mitad de los habitantes.

El problema comienza justo en esta época, a principios de diciembre, con la llegada de la temporada de lluvias y terminan hacia comienzos de abril. En ese período el río crecido divide en dos a la localidad y la mitad de su población se queda sin escuela, servicios sanitarios ni iglesia.

Y los que están del otro lado se quedan sin poder moverse del pueblo ya que la salida para la ruta provincial 18 está, justamente, cruzando el río.

Esa frontera natural creó, con el permiso de antropólogos y sociólogos, una “otredad” innecesaria.

Se hizo otra iglesia, hay dos equipos de fútbol (uno de cada lado), hay bromas sobre los habitantes de cada banda y sobre todo hay rivalidad entre los grupos claramente definidos de Cortaderas Vieja y la Cortaderas Nueva.

La solución

La gente del lugar sostiene que la solución para su problema es simple: construir, al menos, un puente peatonal sobre el río.

Los vecinos dialogaron con El Tribuno y dijeron que en los últimos años vienen reclamando al Gobierno la obra, “pero hasta ahora todo sigue quedando en promesas”.

Con una pasarela los chicos no perderían días de clases, los enfermos podrían atenderse en la enfermería y los de urgencia podrían salir para el hospital San Vicente de Paul de Orán.

Lo más importante sería que Cortaderas vuelva a ser una sola.

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