El Tribuno intentó contactarse con la madre de la víctima, Ana Flores (30), embarazada de ocho meses, en reiteradas oportunidades, pero no hubo resultados.
Un estricto control por parte de los guardias de seguridad se dispuso en el Hospital Materno Infantil, quienes aislaron a la mujer de la prensa.
El jefe de prensa del centro asistencial, José Luis Angel, aseguró ante varios medios que no estaba entre sus posibilidades permitir el contacto con la madre del niño internado que fue derivado desde Cachi, simplemente porque “la mujer no quiere”.
Sin embargo, fuentes ligadas al hospital y cercanas a la familia del niño informaron que “una supervisora del Ministerio de Educación la acompaña permanentemente”.
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El Tribuno intentó contactarse con la madre de la víctima, Ana Flores (30), embarazada de ocho meses, en reiteradas oportunidades, pero no hubo resultados.
Un estricto control por parte de los guardias de seguridad se dispuso en el Hospital Materno Infantil, quienes aislaron a la mujer de la prensa.
El jefe de prensa del centro asistencial, José Luis Angel, aseguró ante varios medios que no estaba entre sus posibilidades permitir el contacto con la madre del niño internado que fue derivado desde Cachi, simplemente porque “la mujer no quiere”.
Sin embargo, fuentes ligadas al hospital y cercanas a la familia del niño informaron que “una supervisora del Ministerio de Educación la acompaña permanentemente”.
Dos madres que tienen a sus hijos internados en el nosocomio contaron a El Tribuno que “el jueves por la mañana esa supervisora la trajo y luego la llevó hasta la casa de su madre, en el barrio San Ignacio. Ana nos contó que a su hijo lo había agarrado un chico de séptimo grado, que lo levantó y lo lanzó contra el suelo. Ella lloraba desconsoladamente y le aconsejamos que se calmara porque eso le hacía mal al bebé que está esperando. Hay momentos -dijeron- en los que ella estalla de bronca, lógicamente, al ver a su hijo en ese estado. Es más, nos dijo que ‘si no me explican qué le pasó a mi hijo, haré juicio’. Pero cuando la Policía le preguntó si radicaría denuncia, dijo que no. Lo que pasa es que tiene miedo, ya que es una familia humilde y porque tiene otra hija que concurre a la misma escuela. Acá le recomendamos que hiciera la denuncia porque lo que le pasó a su pequeño le puede a pasar a otros. Lamentablemente no hubo caso. Este episodio dejó al descubierto las fallas del sistema educativo y advierte sobre la violencia escolar”, concluyeron.
Cabe recordar que el niño de ocho años, quien cursa el segundo grado, fue, supuestamente, víctima de un adolescente de 14, el miércoles alrededor de las 14, en el patio de la escuela Victorino de la Plaza, de Cachi. A esa hora el plantel docente se encontraba en una reunión. Varios niños le avisaron a la vicedirectora, Patricia Chaile, sobre lo ocurrido. El menor fue trasladado inconsciente, en gravísimo estado, hacia la capital salteña en un vuelo sanitario.