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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Desconcierto y globos de ensayo en las candidaturas

Sabado, 13 de abril de 2013 23:56

Un callejón con pocas luces y tal vez sin salida es lo que por estas horas se ve en las actitudes políticas del oficialismo con respecto a las candidaturas. Todo está empantanado y las versiones en la calle van aumentando proporcionalmente con la incertidumbre. Lo último que circuló es la “candidatura testimonial” del gobernador Juan Manuel Urtubey, que podría traccionar al resto de sus candidatos.

La razón es muy simple: ninguno mueve la aguja en la intención de voto y eso obliga al gobernador a salir al frente utilizando, una vez más, el arma que mejor le funciona: su carisma. Pero veamos. Esto de la candidatura testimonial, un término acuñado en la viveza criolla, se refiere a un mecanismo por el cual un candidato utiliza su imagen para traccionar el voto, pero luego no asume para permitir que lo haga un suplente. Lisa y llanamente un fraude al elector. Se habla mucho de esta posibilidad en el entorno más próximo a Urtubey, aunque su hermano Rodolfo lo desmienta. Paradójicamente es Rodolfo quien le provoca más dolores de cabeza a su hermano. Es una mochila de plomo.

El contraste entre ambos es burdo y denota cuánta importancia tuvo el voto femenino en el posicionamiento de Juan Manuel. Así, su candidatura testimonial resulta para muchos, más que una posibilidad, una necesidad y claramente fundamentada en la falta de peso entre sus candidatos. En el círculo político del gobernador los nombres van y viene y solo una cosa es segura: el desconcierto. Hablan de “mochila de plomo”, “la porteña” (por María Pace), “el indio” (por Santiago Godoy) , “el flaco” (por Fernando Yarade) y ninguno les cierra. Ya se había señalado que la aparición de los ministros del Gobierno en publicidades televisivas podría ser el plan B de Urtubey para medir primero el impacto en la sociedad y luego promocionar una candidatura.

Los funcionarios, altamente expuestos a las críticas de la opinión pública, tampoco resultan atractivos para la conformación de una lista ganadora. En medio de la incertidumbre todas las señales aparecen como globos de ensayo, tan predecibles como evidentes, producto del déficit de candidatos potables. Pero en esta comedia de las candidaturas, los sainetes no quedan afuera.

Las pintada del PJ “Urtubey-Godoy 2013”, provocaron un efecto bastante dispar: por un lado alimentaron las versiones sobre la candidatura testimonial y por otro sumaron incredulidad. Después de todo nadie ve a Godoy como diputado nacional, no solo porque es el político con peor imagen en la provincia, sino también porque nadie se lo imagina cobrando un sueldo de 70 mil pesos en el Congreso y resignando los $140 millones anuales que maneja en la Legislatura salteña.

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Un callejón con pocas luces y tal vez sin salida es lo que por estas horas se ve en las actitudes políticas del oficialismo con respecto a las candidaturas. Todo está empantanado y las versiones en la calle van aumentando proporcionalmente con la incertidumbre. Lo último que circuló es la “candidatura testimonial” del gobernador Juan Manuel Urtubey, que podría traccionar al resto de sus candidatos.

La razón es muy simple: ninguno mueve la aguja en la intención de voto y eso obliga al gobernador a salir al frente utilizando, una vez más, el arma que mejor le funciona: su carisma. Pero veamos. Esto de la candidatura testimonial, un término acuñado en la viveza criolla, se refiere a un mecanismo por el cual un candidato utiliza su imagen para traccionar el voto, pero luego no asume para permitir que lo haga un suplente. Lisa y llanamente un fraude al elector. Se habla mucho de esta posibilidad en el entorno más próximo a Urtubey, aunque su hermano Rodolfo lo desmienta. Paradójicamente es Rodolfo quien le provoca más dolores de cabeza a su hermano. Es una mochila de plomo.

El contraste entre ambos es burdo y denota cuánta importancia tuvo el voto femenino en el posicionamiento de Juan Manuel. Así, su candidatura testimonial resulta para muchos, más que una posibilidad, una necesidad y claramente fundamentada en la falta de peso entre sus candidatos. En el círculo político del gobernador los nombres van y viene y solo una cosa es segura: el desconcierto. Hablan de “mochila de plomo”, “la porteña” (por María Pace), “el indio” (por Santiago Godoy) , “el flaco” (por Fernando Yarade) y ninguno les cierra. Ya se había señalado que la aparición de los ministros del Gobierno en publicidades televisivas podría ser el plan B de Urtubey para medir primero el impacto en la sociedad y luego promocionar una candidatura.

Los funcionarios, altamente expuestos a las críticas de la opinión pública, tampoco resultan atractivos para la conformación de una lista ganadora. En medio de la incertidumbre todas las señales aparecen como globos de ensayo, tan predecibles como evidentes, producto del déficit de candidatos potables. Pero en esta comedia de las candidaturas, los sainetes no quedan afuera.

Las pintada del PJ “Urtubey-Godoy 2013”, provocaron un efecto bastante dispar: por un lado alimentaron las versiones sobre la candidatura testimonial y por otro sumaron incredulidad. Después de todo nadie ve a Godoy como diputado nacional, no solo porque es el político con peor imagen en la provincia, sino también porque nadie se lo imagina cobrando un sueldo de 70 mil pesos en el Congreso y resignando los $140 millones anuales que maneja en la Legislatura salteña.

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