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El juicio a las Juntas, única condena firme

Sabado, 18 de mayo de 2013 12:13

Jorge Rafael Videla murió en pleno juicio oral en su contra por el denominado “Plan Cóndor”, pero ya había recibido una condena de 50 años de cárcel por el robo de bebés durante la última dictadura y otra a prisión perpetua por el asesinato de presos políticos en Córdoba.

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Jorge Rafael Videla murió en pleno juicio oral en su contra por el denominado “Plan Cóndor”, pero ya había recibido una condena de 50 años de cárcel por el robo de bebés durante la última dictadura y otra a prisión perpetua por el asesinato de presos políticos en Córdoba.

A ambas condenas impuestas en los últimos años tras la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, se suma la pena de reclusión perpetua que recibió Videla en el denominado “Juicio a las Juntas” en 1985.

Videla solo reconocía como condena en su contra la de 1985 por ser la única que estaba firme, mientras que las restantes aún no habían sido ratificadas en instancias superiores.

Nexos en Sudamérica

En la actualidad, el exdictador era juzgado junto a otros represores por el Tribunal Oral Federal 1 a raíz de los crímenes cometidos en el denominado “Plan Cóndor”, una coordinación entre dictaduras latinoamericanas para la práctica del terrorismo de Estado que instrumentó el asesinato y desaparición de decenas de miles de opositores en la región.

La primera condena que recibió Videla fue en la Causa 13, el Juicio a las Juntas Militares, pero en diciembre de 1990 fue indultado por el expresidente Carlos Menem junto al resto de los exmiembros de las juntas de comandantes.

Permaneció libre hasta 1998, cuando el juez federal de San Isidro Roberto Marquevich ordenó su detención en una causa por sustracción de menores durante la última dictadura, pero fue beneficiado con arresto domiciliario en su casa ubicada sobre la avenida Cabildo, que hoy ocupan sus más allegados.

Tras una década y por orden del juez federal Norberto Oyarbide, Videla fue trasladado a Marcos Paz en el marco de dos investigaciones que tenía a cargo: la del robo de bebés y otra por el secuestro de los empresarios Gutheim, en 1976.

Otras condenas

La primera condena luego del Juicio a las Juntas fue en diciembre de 2010 en Córdoba, en donde se lo consideró “autor mediato” de tormentos agravados y homicidio calificado de unos 31 presos políticos durante la última dictadura. La otra fue el 5 de julio del año pasado, cuando el TOF 6 de la Capital Federal lo condenó a 50 años de prisión por poner en marcha un “plan sistemático” de sustracción de menores a jóvenes secuestradas en centros clandestinos de detención.

En ese juicio se lo condenó por 18 casos, entre ellos el de Guido, el nieto de la actual presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.

Pero el dictador tenía en trámite otra multiplicidad de causas por delitos de lesa humanidad, una de ellas en el Juzgado Federal de Rosario, a cargo de Marcelo Bailaque, y otras en distintas jurisdicciones del país.

Será ahora la Justicia la que decida si esas causas siguen su curso, a los fines de comprobar la participación del dictador en una larga lista de crímenes.

La muerte de Videla, en el mundo

La prensa internacional recordó ayer al fallecido Jorge Rafael Videla como un “cruel dictador” e “ideólogo del terror” que “nunca mostró arrepentimiento” por los crímenes cometidos durante el último gobierno militar argentino.
El País, de Madrid, ciudad que acogió a miles de argentinos que se exiliaron durante el denominado Proceso de Reorganización Nacional, consignó que “bajo el régimen que lideró de 1976 a 1981 desaparecieron 30.000 personas”, recordó que “fue condenado en 2010 a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad”.
El Mundo, también de Madrid, recordó que Videla “admitió que hubo robo de bebés y que fueron asesinadas miles de personas” durante la dictadura, pero que “nunca se arrepintió ni tampoco consideró que haya existido “un plan sistemático” para la sustracción de los hijos a las madres embarazadas.
Le Monde, de París, señaló que Videla “había sido condenado a prisión por la sangrienta represión durante su presidencia”, y mencionó que fue un “ferviente católico”.
Folha de San Pablo y la BBC coincidieron en acompañar las crónicas con una foto en la que Videla entrega la Copa del Mundo de 1978 al entonces capitán del seleccionado argentino de fútbol, Daniel Passarella: “Nunca mostró arrepentimiento por los crímenes de los que se lo acusaba y por los que fue condenado.
“Fue uno de los hombres más controvertidos y odiados de Argentina”, subrayó el medio británico.
Folha, por su parte, dijo que “Videla fue el responsable de comandar el aparato de represión que mató a más de 30.000 personas”.
El Corriere della Sera, de Roma, indicó que el exhombre fuerte de la dictadura “guió al país entre 1976 y 1981. Bajo su presidencia, la represión fue terrible”, mientras que La Repubblica, también de Italia, recordó que había confesado que hubo “entre siete mil y ocho mil muertos” durante la represión.
En Chile, donde muchos internautas destacaron que Videla murió en la cárcel, a diferencia de lo que ocurrió con Augusto Pinochet, fallecido en libertad, El Mercurio escribió un perfil de su figura.

 

"Pasó por la vida haciendo daño", dijo Pérez Esquivel. El Premio Nobel de la Paz 1980, Adolfo Pérez Esquivel, afirmó ayer que no se alegra, ni “debe alegrar a nadie”, por la muerte del exdictador argentino Jorge Rafael Videla, de quien, dijo, hizo “mucho daño”.

“La muerte de Videla no debe alegrar a nadie. Fue un hombre que ha pasado por la vida haciendo mucho daño y ha traicionado los valores de todo un país”, dijo el titular del Servicio Paz y Justicia en declaraciones radiales.

Pérez Esquivel, quien estuvo preso durante la última dictadura (1976-1983), consideró que se debe seguir investigando los crímenes del régimen de facto y “seguir trabajando por una sociedad mejor, más justa, más humana, para que todo ese horror no vuelva a ocurrir nunca más”.

Por su parte, Nora Cortiñas, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, reclamó que se abran todos los archivos secretos aún no revelados sobre la dictadura. “Se mueren los genocidas y no se van abriendo los archivos”, sostuvo.

 


"Las abuelas sentimos un alivio" dijo Carlotto. Estela de Carlotto ofreció una conferencia de prensa y habló sobre la muerte del dictador Jorge Rafael Videla . “La muerte de este hombre nos deja aliviados”, declaró, y agregó: “No podemos hablar de alegría porque es una muerte, pero hablando por Abuelas sentimos un alivio”.
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo calificó a Videla como “un hombre deshumanizado, que no tuvo escrúpulos ni él ni sus compinches para idear un plan de exterminio”. Luego añadió: “Muchos años después siguió jactándose de lo que hizo, sin arrepentirse. No tuvo un gesto de humanidad, al contrario, reivindicó lo que hizo y prometió volver a hacerlo si fuera necesario”.
En este sentido, Carlotto explicó: “En algunos entonces puede quedar la duda o la lástima. Hablando por Abuelas, sentimos un alivio pero a la vez también un pesar de que no haya hablado de las 30 mil personas y no haya dicho dónde están los nietos. No tuvo un rasgo humano ni una palabra más que reafirmar los crímenes”.
 

"Nunca se arrepintió", dijo Victoria Montenegro. “No murió impune, de eso estamos felices”, sostuvo Carlos Pisoni, militante de HIJOS, quien agregó: “Que hoy haya un gobierno que juzgue a los genocidas quiere decir que miramos para adelante, porque no podemos avanzar como país si hay impunidad”.
En tanto, Victoria Montenegro, hija de desaparecidos durante la última dictadura, señaló que la muerte no puede “alegrar”, pero señaló que Videla nunca se arrepintió de sus crímenes ni brindó
información sobre “dónde estamos los hermanos que estamos buscando”.
La joven señaló en declaraciones televisivas que otro 17 de mayo, de 1977, apareció el cuerpo de su padre -quien había sido asesinado por la dictadura- en las costas de Colonia.
Por último, Tati Almeida, otra de las integrantes de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, remarcó: “Son 30 mil que no lo van a dejar tranquilo en el más allá, no sé que hay en el más allá pero los genocidas no van a entrar”. 

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