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Los Riera, más de 100 años amasando el pan de las utopías

Domingo, 23 de agosto de 2015 00:00
Salta vive en zambas y en sus letras se narran los senderos de historias fantásticas que asombran a los lugareños y a los visitantes.
Existen cinco cuartetas que describen en plenitud a don Juan Riera, el panadero que vino desde España y que quedó inmortalizado en la existencia de los salteños.
Pero lo interesante es saber qué extraño embrujo llevó a que Manuel J. Castilla le escriba una zamba y que además haya sido musicalizada por Gustavo Leguizamón.
Porque no a cualquiera el Barba y el Cuchi le regalaban su talento. Además de ser panadero, anarquista y compartidor de vinos con amigos de la bohemia, algo más había que tener para ser homenajeado por aquellos dos revolucionarios del folclore.
Para eso El Tribuno fue hasta la avenida Independencia 885 donde actualmente hay una panadería con un cartel gigante que dice "Riera".
Allí está siempre Aída Riera trabajando todos los días, como su abuelo, el famoso, el de la zamba. Su hijo Hermes, en la caja registradora, muestra cómo la larga tradición de los panaderos en la familia está asegurada.
Rápidamente uno intuye que esta nota de oficios no es una más sino que dura, como en la novela de Gabo, 100 años, con personajes ricos en realismo mágico, y que el centro de la historia es el pan, y el condimento secreto es la humildad.
En 1914 se viene Juan Riera a la Argentina, desde Ibiza, escapándole al franquismo y la Guerra Civil española.
Se instaló en Tucumán donde comenzó a vender masas y facturas en la calle. Es ahí mismo donde encontró un panfleto que rezaba: "Huaytiquina paga". Fue así que se vino más para el norte y comenzó a trabajar en los obradores de tren a Socompa.
Como lo llevaba en su sangre, comenzó a vender pan y a trabajar con los obreros para su concientización de clase y para la conformación del sindicato. En consecuencia: lo echaron del trabajo.
"Aún hoy hay clientes que vienen y piden el pan como el de antes; con gustito a leña", dijo Aída Riera.
Ya sin trabajo, se vino a la ciudad de Salta y comenzó con la panadería ubicada en Pellegrini y San Juan.
En ese tiempo se casó con Augusta Cavalleroni, con quien tuvo 9 hijos, dos de ellos ya fallecidos: Hugo, Armonía (fallecida), Electra, Ermes, Floreal (fallecido), Themis, Ermita, Juan José y Nelson,
En ese primer local abierto en la ciudad se comenzó a relacionar con los obreros, artesanos, empleadas domésticas, los ambulantes, pequeños comerciantes, empleados estatales, ya que a todos los escuchaba en sus problemáticas y laborales que siempre se circunscribía a la falta de pagos, abusos de poder y malos tratos. Siempre en la misma mano decidió fundar el Sindicato de Oficios Varios en 1923. Ya comenzaba Juan a ser tildado como "peligroso".
Tanta fue la amenaza que tras el golpe del 30 se tuvo que ir a Bolivia, exiliado.
Según cuenta su hijo Ermes, "la panadería de Riera, ubicada por entonces en Pellegrini 515, fue un referente importante en las décadas de los 50 y 60. Por un lado, para figuras del folclore, que se juntaban allí para cantar y crear. Allí nació, por ejemplo, el recordado Dúo Salteño, integrado por Patricio Jiménez y Néstor "Chacho" Echenique".
Muchas otras figuras de notable talento pasaron por la panadería de Riera.
Según el libro que cuenta la historia de su padre, entre sus amigos estuvo el poeta español León Felipe, mundialmente conocido. Por supuesto que el Barbudo Castilla y el Cuchi Leguizamón, César Fermín Perdiguero y el reconocido guitarrista Eduardo Falú.
En su casa "se juntaban Ernesto Cabezas, Jaime Dávalos, Julio Espinosa y José Ríos. Don Cayetano Saluzzi y sus hijos, Dino, Celso y Cuchara, deleitaban con música a los que trabajaban en la panadería".
Entre otros estaban Juancito Ahuerma, Miguel Antonio Sorich, David Antonio Sorich, Manuel Catán y el artista plástico Antonio Yutronich.
También pasaron socialistas, marxistas, leninistas, anarquistas y libertarios.
Muy comentado fue el recibimiento de Ernesto "Che" Guevara cuando realizaba su primer viaje por Latinoamérica en su pasó por Salta en su motocicleta.
Aún no era ni médico, pero los contactos entre "cumpas" hizo posible el alojamiento del joven revolucionario en la casa de Juan. Como no tenía con qué agradecer la hospitalidad del panadero, Ernesto le regaló a Juan su boina "que nadie sabe a dónde está", disparó Aída.
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Salta vive en zambas y en sus letras se narran los senderos de historias fantásticas que asombran a los lugareños y a los visitantes.
Existen cinco cuartetas que describen en plenitud a don Juan Riera, el panadero que vino desde España y que quedó inmortalizado en la existencia de los salteños.
Pero lo interesante es saber qué extraño embrujo llevó a que Manuel J. Castilla le escriba una zamba y que además haya sido musicalizada por Gustavo Leguizamón.
Porque no a cualquiera el Barba y el Cuchi le regalaban su talento. Además de ser panadero, anarquista y compartidor de vinos con amigos de la bohemia, algo más había que tener para ser homenajeado por aquellos dos revolucionarios del folclore.
Para eso El Tribuno fue hasta la avenida Independencia 885 donde actualmente hay una panadería con un cartel gigante que dice "Riera".
Allí está siempre Aída Riera trabajando todos los días, como su abuelo, el famoso, el de la zamba. Su hijo Hermes, en la caja registradora, muestra cómo la larga tradición de los panaderos en la familia está asegurada.
Rápidamente uno intuye que esta nota de oficios no es una más sino que dura, como en la novela de Gabo, 100 años, con personajes ricos en realismo mágico, y que el centro de la historia es el pan, y el condimento secreto es la humildad.
En 1914 se viene Juan Riera a la Argentina, desde Ibiza, escapándole al franquismo y la Guerra Civil española.
Se instaló en Tucumán donde comenzó a vender masas y facturas en la calle. Es ahí mismo donde encontró un panfleto que rezaba: "Huaytiquina paga". Fue así que se vino más para el norte y comenzó a trabajar en los obradores de tren a Socompa.
Como lo llevaba en su sangre, comenzó a vender pan y a trabajar con los obreros para su concientización de clase y para la conformación del sindicato. En consecuencia: lo echaron del trabajo.
"Aún hoy hay clientes que vienen y piden el pan como el de antes; con gustito a leña", dijo Aída Riera.
Ya sin trabajo, se vino a la ciudad de Salta y comenzó con la panadería ubicada en Pellegrini y San Juan.
En ese tiempo se casó con Augusta Cavalleroni, con quien tuvo 9 hijos, dos de ellos ya fallecidos: Hugo, Armonía (fallecida), Electra, Ermes, Floreal (fallecido), Themis, Ermita, Juan José y Nelson,
En ese primer local abierto en la ciudad se comenzó a relacionar con los obreros, artesanos, empleadas domésticas, los ambulantes, pequeños comerciantes, empleados estatales, ya que a todos los escuchaba en sus problemáticas y laborales que siempre se circunscribía a la falta de pagos, abusos de poder y malos tratos. Siempre en la misma mano decidió fundar el Sindicato de Oficios Varios en 1923. Ya comenzaba Juan a ser tildado como "peligroso".
Tanta fue la amenaza que tras el golpe del 30 se tuvo que ir a Bolivia, exiliado.
Según cuenta su hijo Ermes, "la panadería de Riera, ubicada por entonces en Pellegrini 515, fue un referente importante en las décadas de los 50 y 60. Por un lado, para figuras del folclore, que se juntaban allí para cantar y crear. Allí nació, por ejemplo, el recordado Dúo Salteño, integrado por Patricio Jiménez y Néstor "Chacho" Echenique".
Muchas otras figuras de notable talento pasaron por la panadería de Riera.
Según el libro que cuenta la historia de su padre, entre sus amigos estuvo el poeta español León Felipe, mundialmente conocido. Por supuesto que el Barbudo Castilla y el Cuchi Leguizamón, César Fermín Perdiguero y el reconocido guitarrista Eduardo Falú.
En su casa "se juntaban Ernesto Cabezas, Jaime Dávalos, Julio Espinosa y José Ríos. Don Cayetano Saluzzi y sus hijos, Dino, Celso y Cuchara, deleitaban con música a los que trabajaban en la panadería".
Entre otros estaban Juancito Ahuerma, Miguel Antonio Sorich, David Antonio Sorich, Manuel Catán y el artista plástico Antonio Yutronich.
También pasaron socialistas, marxistas, leninistas, anarquistas y libertarios.
Muy comentado fue el recibimiento de Ernesto "Che" Guevara cuando realizaba su primer viaje por Latinoamérica en su pasó por Salta en su motocicleta.
Aún no era ni médico, pero los contactos entre "cumpas" hizo posible el alojamiento del joven revolucionario en la casa de Juan. Como no tenía con qué agradecer la hospitalidad del panadero, Ernesto le regaló a Juan su boina "que nadie sabe a dónde está", disparó Aída.
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