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Padrinos se buscan para un comedor de verano de 800 niños

Sabado, 31 de diciembre de 2016 01:30
Los chicos no tienen otra alternativa a la hora de alimentarse y necesitan solidaridad.
Los frailes de la Misión San Francisco, de la norteña localidad de Pichanal, hicieron un llamado a los corazones solidarios, a los espíritus altruistas, a los cultores de la filantropía, para apadrinar a 800 niños de la comunidad indígena Ava Guaraní, que se alimentan en un comedor comunitario.
La Misión San Francisco es uno de los barrios más grandes de la localidad de Pichanal. Ubicado en el cruce de las rutas 5, 34 y 50, por tercer año consecutivo, un grupo de voluntarios comandados por sacerdotes franciscanos trabajan para conseguir personas interesadas en apadrinar a más de 800 niños que serán atendidos en el comedor de verano que abrió sus puertas la semana pasada y que finalizará a fines de febrero de 2017.
Se estima que actualmente la comunidad Ava Guaraní, asentada en Misión San Francisco, asciende a una población aproximada de 13.000 habitantes, en su mayoría pobladores rurales, dedicados siempre a la labor de la tierra, trabajadores golondrina y changarines que quedan sin trabajo en época estival.
"Este año podemos, con ayuda de mucha gente y del Gobierno, abrir en el período de vacaciones el Comedor de Verano, es la época del año en la que más desempleo se registra", manifestó el padre Martín Caserta.

Modalidad para ayudar

La modalidad que se propuso a la comunidad a través de redes sociales y medios de comunicación es que una persona de forma voluntaria apadrine a un niño con una colaboración mensual de $330 (por todo el verano), realizándose el aporte mediante un depósito en una cuenta corriente en pesos.
De esta forma se logrará que más de 800 chicos sean atendidos en el comedor de verano, dando asistencia al corazón de la comunidad indígena Ava Guaraní.
"Se abrieron las puertas a la locura de la solidaridad, jóvenes voluntarios que ayudan a cuidar a los niños, madres y ordenanzas de la escuela que cocinan para ellos, gente de muchos lados que nos acompaña a lo lejos con su aporte y aliento", expresó orgulloso el Fray Caserta.
El comedor de verano funciona en la Escuela N§ 4.738 Juan Pablo XXIII, de Misión San Francisco. En el horario de 10 a 13, hasta fines de febrero, más de 80 jóvenes trabajarán a diario con un objetivo: servir, cuidar y contener con un espíritu solidario a las familias que acuden al lugar.
Desde el año pasado agregaron a este servicio un espacio con entretenimientos y juegos, es por ello que junto al Ministerio de Educación de la Provincia de Salta a través del programa Escuelas Abiertas, armaron actividades recreativas con un grupo de talleristas y esto se transformó en una especie de colonia de vacaciones.
"Gracias por permitirnos compartir la mesa todos juntos. Si quieren ayudarnos con su aporte para que más niños se sumen a la mesa", finalizó.
La Misión cuenta con más de 10 mil habitantes de escasos recursos de los cuales el 80% son niños que necesitan asistencia médica y nutricional.
Uno de los problemas es la precariedad en la salud de tantos niños que muchas veces no encuentran repuesta en el sistema de salud que ofrece la localidad de Pichanal, ya que la demanda es mucha para la cantidad de profesionales con la que cuenta el hospital Dr. Vicente Arroyabe.
El sacerdote contó que sueñan con poder armar dentro del comedor de verano un servicio de pediatría y odontología donde puedan ayudarlos con el control y certificados que exigen las instituciones educativas para el ingreso 2017.
"Muchos no tienen asistencia médica, son dos meses que podemos acompañarlos si algunos profesionales pudieran colaborarnos", afirmó.

Salud integradora

Desde la orden franciscana están convencidos de que deben seguir trabajando para llevar a la comunidad repuestas de salud más integradoras.
Por ello tienen proyectado implementar una castración de perros: "Calculamos que en Pichanal las personas conviven con 20 mil perros, lo que genera una importante transmisión de parásitos".
El reciclado de plástico para evitar que sean quemados es otro proyecto que buscan poner en práctica este 2017. Quemar a cielo abierto los residuos plásticos es simplemente peligroso para la salud y para el medio ambiente, consideran.
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Los frailes de la Misión San Francisco, de la norteña localidad de Pichanal, hicieron un llamado a los corazones solidarios, a los espíritus altruistas, a los cultores de la filantropía, para apadrinar a 800 niños de la comunidad indígena Ava Guaraní, que se alimentan en un comedor comunitario.
La Misión San Francisco es uno de los barrios más grandes de la localidad de Pichanal. Ubicado en el cruce de las rutas 5, 34 y 50, por tercer año consecutivo, un grupo de voluntarios comandados por sacerdotes franciscanos trabajan para conseguir personas interesadas en apadrinar a más de 800 niños que serán atendidos en el comedor de verano que abrió sus puertas la semana pasada y que finalizará a fines de febrero de 2017.
Se estima que actualmente la comunidad Ava Guaraní, asentada en Misión San Francisco, asciende a una población aproximada de 13.000 habitantes, en su mayoría pobladores rurales, dedicados siempre a la labor de la tierra, trabajadores golondrina y changarines que quedan sin trabajo en época estival.
"Este año podemos, con ayuda de mucha gente y del Gobierno, abrir en el período de vacaciones el Comedor de Verano, es la época del año en la que más desempleo se registra", manifestó el padre Martín Caserta.

Modalidad para ayudar

La modalidad que se propuso a la comunidad a través de redes sociales y medios de comunicación es que una persona de forma voluntaria apadrine a un niño con una colaboración mensual de $330 (por todo el verano), realizándose el aporte mediante un depósito en una cuenta corriente en pesos.
De esta forma se logrará que más de 800 chicos sean atendidos en el comedor de verano, dando asistencia al corazón de la comunidad indígena Ava Guaraní.
"Se abrieron las puertas a la locura de la solidaridad, jóvenes voluntarios que ayudan a cuidar a los niños, madres y ordenanzas de la escuela que cocinan para ellos, gente de muchos lados que nos acompaña a lo lejos con su aporte y aliento", expresó orgulloso el Fray Caserta.
El comedor de verano funciona en la Escuela N§ 4.738 Juan Pablo XXIII, de Misión San Francisco. En el horario de 10 a 13, hasta fines de febrero, más de 80 jóvenes trabajarán a diario con un objetivo: servir, cuidar y contener con un espíritu solidario a las familias que acuden al lugar.
Desde el año pasado agregaron a este servicio un espacio con entretenimientos y juegos, es por ello que junto al Ministerio de Educación de la Provincia de Salta a través del programa Escuelas Abiertas, armaron actividades recreativas con un grupo de talleristas y esto se transformó en una especie de colonia de vacaciones.
"Gracias por permitirnos compartir la mesa todos juntos. Si quieren ayudarnos con su aporte para que más niños se sumen a la mesa", finalizó.
La Misión cuenta con más de 10 mil habitantes de escasos recursos de los cuales el 80% son niños que necesitan asistencia médica y nutricional.
Uno de los problemas es la precariedad en la salud de tantos niños que muchas veces no encuentran repuesta en el sistema de salud que ofrece la localidad de Pichanal, ya que la demanda es mucha para la cantidad de profesionales con la que cuenta el hospital Dr. Vicente Arroyabe.
El sacerdote contó que sueñan con poder armar dentro del comedor de verano un servicio de pediatría y odontología donde puedan ayudarlos con el control y certificados que exigen las instituciones educativas para el ingreso 2017.
"Muchos no tienen asistencia médica, son dos meses que podemos acompañarlos si algunos profesionales pudieran colaborarnos", afirmó.

Salud integradora

Desde la orden franciscana están convencidos de que deben seguir trabajando para llevar a la comunidad repuestas de salud más integradoras.
Por ello tienen proyectado implementar una castración de perros: "Calculamos que en Pichanal las personas conviven con 20 mil perros, lo que genera una importante transmisión de parásitos".
El reciclado de plástico para evitar que sean quemados es otro proyecto que buscan poner en práctica este 2017. Quemar a cielo abierto los residuos plásticos es simplemente peligroso para la salud y para el medio ambiente, consideran.
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