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Juzgan a conductor que mató a una joven y dos bebés

Jueves, 18 de febrero de 2016 00:30
<div>Una de las manifestaciones realizadas por familiares y amigos para pedir justicia.</div>
En la Ciudad Judicial de Tartagal, el lunes se realizó el juicio contra Arnaldo César Ochoa, un ingeniero de 32 años que el 13 de diciembre del 2009 mató a una adolescente de 15 años y a dos bebés de 8 y 9 meses, e hirió a otras seis personas cuando a bordo de un auto de su propiedad se llevó por delante a las víctimas, que caminaban por un costado de la ruta nacional 34 con dirección al santuario Virgen de la Peña para participar de las tradicionales festividades religiosas.
El hecho causó una onda consternación entre los familiares de las infortunadas víctimas y en toda la comunidad de Tartagal, ya que Ochoa, luego tremendo siniestro, se fugó del lugar, escondió el vehículo en la casa de su padre y a la mañana siguiente se presentó a su trabajo como si nada hubiera sucedido, en una firma de venta de vehículos importados ubicada en pleno centro de la ciudad. Personal de la Brigada de Investigaciones lo sacó de ese lugar tras datos aportados por peregrinos.
Jacinta García, de 15 años, y los bebés Ramón y Rosario García, de 9 y 8 meses, residían en la comunidad El Milagro en la zona oeste de Tartagal y como mucho devotos de la Virgen la madrugada del 13 de diciembre partieron desde Tartagal junto a decenas de peregrinos hasta el paraje Yariguarenda, ubicado a 13 kilómetros al norte de la ciudad.
Cerca de las 4.30 de la madrugada y a bordo de un VW Gol de color gris, Arnado César Ochoa circulaba por la ruta nacional 34. En cercanías al puente sobre el Arroyo Cuña Muerta -cuatro kilómetros al norte de Tartagal- Ochoa se encontró con el grupo de peregrinos que caminaban por un costado de la ruta. Al parecer, y dado el estado de ebriedad que presentaba, perdió el control del rodado y arrolló a Jacinta, quien caminaba por un costado de la ruta con Ramón, su bebé de 9 meses, en brazos y Rosario, de tan solo 8 meses, a quien llevaba en un cochecito.
Cuando el auto se fue contra el grupo de personas, algunos lograron hacerse a un lado, sin embargo la adolescente y los bebés no pudieron hacer nada para salvar sus vidas. Los dos chiquitos murieron en el acto, la chica fue auxiliada por otros peregrinos y trasladada al hospital Juan Domingo Perón, pero murió antes de llegar a raíz de las gravísimas heridas.
Ochoa, lejos de detenerse y auxiliar a los heridos, se dirigió hacia la finca de su padre, ubicada cerca del lugar del trágico episodio. Allí durmió hasta la mañana siguiente. Cuando se levantó se fue a su trabajo sin culpa alguna. Los policías pudieron precisar que Ochoa -domiciliado en la calle Juana Azurduy 570 en Villa Saavedra- había estado en una fiesta de la que se había retirado totalmente ebrio, con destino a Zanja Honda. En la finca de su padre escondió el vehículo hasta el día siguiente, en que volvió a Tartagal a trabajar como si nada hubiera sucedido.
Las jornadas de juicio se retomarán el próximo miércoles 24 con la declaración de tres testigos presenciales del hecho. Se estima que en esa misma jornada la jueza Azucena Vázquez dicte la sentencia. La defensa de Ochoa está a cargo de los abogados Aldo y Franco Hernández, en tanto el patrocinio legal de la familia García es de la abogada Sara Esper.
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En la Ciudad Judicial de Tartagal, el lunes se realizó el juicio contra Arnaldo César Ochoa, un ingeniero de 32 años que el 13 de diciembre del 2009 mató a una adolescente de 15 años y a dos bebés de 8 y 9 meses, e hirió a otras seis personas cuando a bordo de un auto de su propiedad se llevó por delante a las víctimas, que caminaban por un costado de la ruta nacional 34 con dirección al santuario Virgen de la Peña para participar de las tradicionales festividades religiosas.
El hecho causó una onda consternación entre los familiares de las infortunadas víctimas y en toda la comunidad de Tartagal, ya que Ochoa, luego tremendo siniestro, se fugó del lugar, escondió el vehículo en la casa de su padre y a la mañana siguiente se presentó a su trabajo como si nada hubiera sucedido, en una firma de venta de vehículos importados ubicada en pleno centro de la ciudad. Personal de la Brigada de Investigaciones lo sacó de ese lugar tras datos aportados por peregrinos.
Jacinta García, de 15 años, y los bebés Ramón y Rosario García, de 9 y 8 meses, residían en la comunidad El Milagro en la zona oeste de Tartagal y como mucho devotos de la Virgen la madrugada del 13 de diciembre partieron desde Tartagal junto a decenas de peregrinos hasta el paraje Yariguarenda, ubicado a 13 kilómetros al norte de la ciudad.
Cerca de las 4.30 de la madrugada y a bordo de un VW Gol de color gris, Arnado César Ochoa circulaba por la ruta nacional 34. En cercanías al puente sobre el Arroyo Cuña Muerta -cuatro kilómetros al norte de Tartagal- Ochoa se encontró con el grupo de peregrinos que caminaban por un costado de la ruta. Al parecer, y dado el estado de ebriedad que presentaba, perdió el control del rodado y arrolló a Jacinta, quien caminaba por un costado de la ruta con Ramón, su bebé de 9 meses, en brazos y Rosario, de tan solo 8 meses, a quien llevaba en un cochecito.
Cuando el auto se fue contra el grupo de personas, algunos lograron hacerse a un lado, sin embargo la adolescente y los bebés no pudieron hacer nada para salvar sus vidas. Los dos chiquitos murieron en el acto, la chica fue auxiliada por otros peregrinos y trasladada al hospital Juan Domingo Perón, pero murió antes de llegar a raíz de las gravísimas heridas.
Ochoa, lejos de detenerse y auxiliar a los heridos, se dirigió hacia la finca de su padre, ubicada cerca del lugar del trágico episodio. Allí durmió hasta la mañana siguiente. Cuando se levantó se fue a su trabajo sin culpa alguna. Los policías pudieron precisar que Ochoa -domiciliado en la calle Juana Azurduy 570 en Villa Saavedra- había estado en una fiesta de la que se había retirado totalmente ebrio, con destino a Zanja Honda. En la finca de su padre escondió el vehículo hasta el día siguiente, en que volvió a Tartagal a trabajar como si nada hubiera sucedido.
Las jornadas de juicio se retomarán el próximo miércoles 24 con la declaración de tres testigos presenciales del hecho. Se estima que en esa misma jornada la jueza Azucena Vázquez dicte la sentencia. La defensa de Ochoa está a cargo de los abogados Aldo y Franco Hernández, en tanto el patrocinio legal de la familia García es de la abogada Sara Esper.
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