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40 años esperando justicia por el crimen de Fidel Yazlle

La viuda, sus hijos y sus nietos son querellantes en la causa, que no ha movido los expedientes desde hace 1 año y 9 meses. Ahora denuncia que la amenazaron.
Domingo, 29 de octubre de 2017 00:00

Teresa Francisca Toledo no baja los brazos en su afán de lograr justicia por la muerte de su esposo Fidel "Totó" Yazlle, un comerciante e instructor de básquet asesinado en Morillo por el aparato represivo de la última dictadura, cuando tenía 36 años. A ella y a su hijo Daniel se sumaron ahora como querellantes los nietos de Yazlle: Farid, Nahir, Amira, Osvaldo, Clires, Antonella y Francisco. Quieren unir sus voces para pedir justicia, porque 40 años de espera parecen nada para algunos, pero a otros el dolor les caló la existencia.

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Teresa Francisca Toledo no baja los brazos en su afán de lograr justicia por la muerte de su esposo Fidel "Totó" Yazlle, un comerciante e instructor de básquet asesinado en Morillo por el aparato represivo de la última dictadura, cuando tenía 36 años. A ella y a su hijo Daniel se sumaron ahora como querellantes los nietos de Yazlle: Farid, Nahir, Amira, Osvaldo, Clires, Antonella y Francisco. Quieren unir sus voces para pedir justicia, porque 40 años de espera parecen nada para algunos, pero a otros el dolor les caló la existencia.

Hace ya un año y nueve meses que el juez federal Julio Bavio indagó por última vez al exjefe de la Unidad Regional Norte de la Policía en Orán, Mario Víctor Palermo, y a Andrés del Valle Soraire, quien estaba al frente de la sección policial Guardia del Monte. Con esa audiencia, el juez Bavio quedó en condiciones de resolver la situación procesal de los imputados y encaminar a juicio oral y público este crimen de lesa humanidad que permanece impune en la provincia tras cuatro décadas. Pero la situación del caso no avanzó del punto donde quedó a principios del año pasado y esto desespera a la familia Yazlle.

Teresa vive en Orán pero no cesa en su esfuerzo de viajar hasta la capital para seguir tocando las puertas de la Justicia Federal. Le contó a El Tribuno que, en hace pocos días, un personaje de aquellas épocas nefastas se cruzó con ella en un pasillo y abiertamente la amenazó. "Tuve la mala suerte de toparme con Vilte, uno de los malvados que trabajaba en la comisaría de Orán en el mnomento que asesinaron a mi esposo, y me preguntó si seguía con el mismo tema y me dijo: "Tenga cuidado señora'. Yo me sentí amenazada y sin garantías, así que fui inmediatamente a hacer la denuncia en la Fiscalía. No tengo miedo, pero sé que hay que tener cuidado en este país, donde la justicia es tan lenta que te matan y pasan años sin que se castigue a los responsables".

La viuda agregó: "Mi esposo era un ciudadano pacífico, trabajador, excelente persona, solidario con todos y especialmente con los aborigenes, apreciado por sus vecinos y amado por su familia. Fue cruelmente asesinado el 11 de febrero de 1977 por el grupo de tareas la Guardia del Monte, pasaron 40 años y no tenemos el consuelo de ver presos a los responsables, que andan sueltos, gozando de una libertad que no merecen y amenazando a los familiares de las víctimas". Teresa se quejó del aparato judicial y dijo que "debe cambiar porque es moroso y perjudicial para familias que han sufrido un daño indescriptible e irreparable".

El 12 de febrero de 1977 Francisca Teresa Toledo llegó desde Orán a la comisaría de Morillo. La convocaron las autoridades porque su esposo, Fidel "Totó" Yazlle, había sufrido "un accidente" el día anterior. Mientras su cuñado y su hermano entraron a un cuarto con el comisario Adolfo Zenón Ávila, ella recorrió un pasillo que conducía a tres celdas vacías. En la tercera pudo ver la ropa de Fidel: "Está muerto", le dijeron.

Una vida truncada a los 36

Lo que Teresa Francisca no sabía cuando advirtió la muerte de su esposo es que los siniestros criminales desnudaron el cuerpo de Yazlle y lo arrojaron a las vías del ramal C25 para que el tren de las 22, que unía Embarcación con Formosa, triturara sus restos. Así, de a pedazos en una bolsa, terminó a los 36 años la vida de este comerciante, padre de tres hijos, árbitro de básquet y hombre idelista inscripto en las líneas de la Unión Cívica Radical.

 

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