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Circuito de los valles calchaquíes: la mística de la Madre Tierra

Viernes, 22 de diciembre de 2017 01:50

Para salir de la rutina y entrar en contacto con la naturaleza y lo ancestral, los valles calchaquíes en Tucumán son la elección adecuada. Se trata de cambiar de aire, respirar profundo y atravesar los diferentes climas que vive la población local en pleno contacto con el verde y el cielo. Las Yungas acompañan a los viajeros parte del camino hacia Tafí del Valle, con un profundo verde que hace sentir la inmensidad de la naturaleza. La flora y la fauna estallan en colores y abundancia. El cambio de la Yunga al valle, en medio de la ruta provincial 307, es impactante, al igual que el del clima. El “Alpapuyo”, un manto de nubes que baja desde la montaña y tapa Tafí a la mañana y a la tarde, da la bienvenida y los cardones son los guardianes del valle. Esta tierra extraordinaria te ofrecerá miles de sorpresas con un encanto antiguo, donde historia, naturaleza, tradiciones, arqueología y mitos, forman una alianza excepcional. El pasado y el presente Es en Amaicha del Valle donde habita lo ancestral, que se refleja tanto en la arqueología como en su comunidad originaria, descendiente de diaguitas calchaquíes. La Ciudad Sagrada de Quilmes recibe a los visitantes con guías locales, que muestran la antigua ciudadela y explican cómo estaba organizada la colectividad. Es inevitable imaginar las condiciones poco favorables en las que vivían, de mucho viento y falta de agua cerca, y emociona saberlos fuertes, resistiendo a los colonizadores. El manto verde de la tierra se ve como si fuera una gran alfombra arrugada y en ese marco están las construcciones de piedra. Llegar a Amaicha es como detenerse en el tiempo. El pueblo es uno de los mejor conservados en su arquitectura y la amabilidad está siempre presente, para compartir una copla, ofrecer un mate caliente o acompañar a los visitantes a ver el salar cercano. Cada zona está en equilibrio con la naturaleza. Las ofrendas a la Pachamama en apachetas, se observan a lo largo de todo el camino y en febrero la fiesta que le rinde homenaje a la tierra es un evento inolvidable. En el último tramo del Valle Calchaquí está el sector vitivinícola y de dulces. Allí están los productores y, en los pequeños pueblos de Colalao y El Pichao, las casas construidas en piedra y la ruina de los Condorhuasi, en medio de los frutales.

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Para salir de la rutina y entrar en contacto con la naturaleza y lo ancestral, los valles calchaquíes en Tucumán son la elección adecuada. Se trata de cambiar de aire, respirar profundo y atravesar los diferentes climas que vive la población local en pleno contacto con el verde y el cielo. Las Yungas acompañan a los viajeros parte del camino hacia Tafí del Valle, con un profundo verde que hace sentir la inmensidad de la naturaleza. La flora y la fauna estallan en colores y abundancia. El cambio de la Yunga al valle, en medio de la ruta provincial 307, es impactante, al igual que el del clima. El “Alpapuyo”, un manto de nubes que baja desde la montaña y tapa Tafí a la mañana y a la tarde, da la bienvenida y los cardones son los guardianes del valle. Esta tierra extraordinaria te ofrecerá miles de sorpresas con un encanto antiguo, donde historia, naturaleza, tradiciones, arqueología y mitos, forman una alianza excepcional. El pasado y el presente Es en Amaicha del Valle donde habita lo ancestral, que se refleja tanto en la arqueología como en su comunidad originaria, descendiente de diaguitas calchaquíes. La Ciudad Sagrada de Quilmes recibe a los visitantes con guías locales, que muestran la antigua ciudadela y explican cómo estaba organizada la colectividad. Es inevitable imaginar las condiciones poco favorables en las que vivían, de mucho viento y falta de agua cerca, y emociona saberlos fuertes, resistiendo a los colonizadores. El manto verde de la tierra se ve como si fuera una gran alfombra arrugada y en ese marco están las construcciones de piedra. Llegar a Amaicha es como detenerse en el tiempo. El pueblo es uno de los mejor conservados en su arquitectura y la amabilidad está siempre presente, para compartir una copla, ofrecer un mate caliente o acompañar a los visitantes a ver el salar cercano. Cada zona está en equilibrio con la naturaleza. Las ofrendas a la Pachamama en apachetas, se observan a lo largo de todo el camino y en febrero la fiesta que le rinde homenaje a la tierra es un evento inolvidable. En el último tramo del Valle Calchaquí está el sector vitivinícola y de dulces. Allí están los productores y, en los pequeños pueblos de Colalao y El Pichao, las casas construidas en piedra y la ruina de los Condorhuasi, en medio de los frutales.

Ruta de Artesanos

Los Valles Calchaquíes cobijan en su interior un inigualable patrimonio cultural. Artesanos de distintas especialidades desarrollan productos llenos de vida, que sellan la cultura e imprimen las huellas de nuestros antepasados. Un recorrido por la Ruta del Artesano te invitará a sentir la magia de los productos acabados, tales como cuero, platería, lana, arcilla, piedra, tejidos y tantos otros materiales ancestrales que expresan la tradición de un pueblo marcado por su impronta cultural. Podrás descubrir a Los Valles Calchaquíes a través de los colores y las texturas en las variadas piezas de diseño y las antiguas técnicas que rescatan el valor de lo auténtico.

Aprendizaje

El recorrido permite descubrir en primera persona el valor del trabajo y la entrega con que cada artesano elabora sus productos, ya sea realizando piezas en cuero de los más variados usos, prendas textiles en las que se destaca el poncho tucumano, vasijas y utensilios realizados en cerámica mediante técnicas de calor, y las preciadas artesanías en piedra o plata utilizadas como adornos de ambientes o simplemente uso personal.

Unión

Gracias a la agrupación de artesanos y a su constante incorporación a la ruta, Tafí del Valle y Amaicha del Valle comenzaron a identificarse como centro turístico y como lugar propicio para encontrarse con el arte. La dedicación de los artesanos logró recuperar y reproducir las técnicas artesanales que habían comenzado a desaparecer por la dificultad para comercializar sus productos y hacerlos llegar al mercado.

 

 

 

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