Después de una clase sobre gestión del patrimonio, Ana Martina Braslavsky (21) y José Russo (21) dialogaron con El Tribuno desde Madrid, donde participan de la novena edición del programa para el fortalecimiento de la función pública en América Latina, de la Fundación Botín. Los jóvenes salteños fueron elegidos entre 5 mil postulantes para integrar un grupo de 32 chicos y chicas latinoamericanas, entre los que hay cinco argentinos, que durante ocho semanas se formarán académicamente y reforzarán su vocación de servicio en distintas ciudades de España y en Río de Janeiro.
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Después de una clase sobre gestión del patrimonio, Ana Martina Braslavsky (21) y José Russo (21) dialogaron con El Tribuno desde Madrid, donde participan de la novena edición del programa para el fortalecimiento de la función pública en América Latina, de la Fundación Botín. Los jóvenes salteños fueron elegidos entre 5 mil postulantes para integrar un grupo de 32 chicos y chicas latinoamericanas, entre los que hay cinco argentinos, que durante ocho semanas se formarán académicamente y reforzarán su vocación de servicio en distintas ciudades de España y en Río de Janeiro.
“El programa no es netamente académico sino que combina las áreas de formación para reforzar nuestra profesionalización con actividades para que tengamos un desarrollo personal fuerte y se consolide la idea de transformar desde la función pública la realidad de la región”, manifestaron.
Martina está en el cuarto año de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica de Salta, es vicepresidenta de la organización JCI Salta y voluntaria en la Coordinación de Políticas Socioeducativas del Ministerio de Educación de la Provincia. José está en el cuarto año de Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), es secretario de Promoción de Derechos en Oajnu Córdoba y trabajó en la Secretaría de Relaciones Internacionales de la UNC.
A través de las actividades que realizan en estas organizaciones, ambos se enteraron de este programa y se animaron a postularse. Los dos obtuvieron becas en años anteriores y aseguraron que esto fue una gran ventaja. “Esto es súper importante porque sentimos que es una cadena, que una cosa lleva a la otra. Cuando una ya fue becaria en un programa, tiene una red de contactos y de amigos que presentan otras oportunidades. Así, vamos haciendo un camino en la formación internacional, que nos habilita la entrada a otros programas”, relató Martina.
Ella fue becaria de un programa de la Embajada de Estados Unidos para estudiar inglés en Isicana. En 2016, participó en la conferencia “South American Business Forum” (SABF), en Buenos Aires, y el año pasado participó en la “International Student Week in Ilmenau” (ISWI), en Alemania.
En 2017, José estudió durante seis meses en la Universidad de La Rioja, en España, con el programa Becas Santander Iberoamérica de Grado. Gracias a estas oportunidades, ambos viajaron por primera vez a Europa el año pasado.
Cuando vuelvan a la Argentina, Martina y José deberán cumplir con 250 horas de prácticas en el sector público o en algún proyecto que se dedique a lo público. “La idea es que apliquemos lo que aprendemos acá, en relación con la transparencia, la eficiencia, la planificación estratégica y todo lo que vemos en las distintas áreas de conocimiento; que devolvamos en nuestra provincia lo que aprendimos acá y que tenga un impacto”, dijo José.
Ambos buscan un espacio en el que puedan aportar lo que aprendieron. Quienes quieran contactarse con ellos pueden hacerlo por correo electrónico: [email protected] y [email protected]. En Facebook, “Ana Martina Braslavsky” y “José Russo”.
Dos salteños, entre cinco estudiantes argentinos y 32 latinoamericanos. Gentileza
Los jóvenes señalaron que este programa es de excelencia académica y que les permite conocer a personalidades destacadas de la política internacional. “Es tremendo estar cerca de personalidades que impactaron en sus entornos desde lo público. Siento que nos motiva a volver con más ganas de cambiar las cosas en nuestro país y de mejorar la forma en que se administra”, contó José.
Además, valoraron el compartir con otras 30 personas de distintos lugares de Latinoamérica, con quienes debaten acerca de las realidades de cada lugar. “Ponemos en juego aquello que pensamos y hacemos, tratando de ampliar la mente”, apuntó Martina.
El programa busca fortalecer la función pública sobre la base de tres principios: la integridad, la proactividad y la vocación de servicio. Los estudiantes lamentaron que la integridad se viera “muy poco reflejada” en las instituciones públicas. “Se busca que nosotros seamos coherentes en nuestras acciones y lo que pensamos. Es decir, que tengamos entereza moral, valores y principios éticos que apunten a una función pública transparente y que sea eficiente para resolver los problemas de la región”, dijeron. José señaló que lo que más lo motiva es “volver a prestigiar la función pública, intentar resolver la apatía que existe hacia la política y fortalecer las instituciones”. “El espacio para transformar a largo plazo y para tener un impacto real es especialmente lo público. Desde las instituciones públicas se puede pensar en el interés general”, declaró.
Martina manifestó: “El poder de transformar de lleno las realidades se encuentra dentro de la política: la política está presente en cada momento de nuestras vidas y es un buen momento para cambiar de generación, innovar y dar un giro que esté volcado más a la gente que a las personalidades políticas”.
Un programa exigente
Las actividades comenzaron el 9 de octubre en Santander, España, donde está la sede de la Fundación Botín. Allí, Martina y José estuvieron una semana y después fueron al Valle del Nansa, en el norte, donde se entrenaron en trabajo en equipo. Hicieron dos etapas del Camino de Santiago, muy conocido por la llegada de peregrinos, y llegaron a Santiago de Compostela.
El último fin de semana estuvieron en Salamanca, donde cursaron en la universidad. Ahora están en Madrid y el 23 de noviembre irán a Río de Janeiro, donde el programa terminará seis días después.
Aseguraron que tienen muy poco tiempo libre, ya que suelen cursar de 8 a 21: “El programa nos puso al límite varias veces, tanto desde el cansancio físico como desde la intensidad con la que se viven los días en Madrid”.
Contaron que salen de cursar muy tarde y que tienen que trabajar en proyectos de innovación para mejorar algún aspecto de la función pública en equipos de ocho personas. Tienen competencias de debate y siempre les proponen cosas nuevas: “Eso nos hace superarnos y desafiar la perseverancia, el trabajo y la gestión de los tiempos”.