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Ni un invitado político asistió a la fiesta de la escuela wichi Nafwaj

El profe Fernández cursó decenas de invitaciones a la fiesta de fin de año de la escuelita que tiene en el patio de su casa del Lote 75.
Domingo, 16 de diciembre de 2018 00:43

Una golondrina intentando hacer verano, así se siente el profe wichi Néstor Elio Fernández volando en un cielo de indiferencia legislativa y gubernamental. Ayer tendió los mesones en su patio del Lote 75 de Embarcación para celebrar el fin de año con los 150 niños wichis que asisten todos los sábados a clases de apoyo. Para el evento había cursado varias decenas de invitaciones a políticos a fin de que conocieran y compartieran esta fiesta. Ni uno solo se atrevió a pisar el piso de tierra de la escuelita Nafwaj, que en wichi significa "Niño". Nadie quiso mirar la luz de futuro en esos ojos muchas veces hambrientos, y casi siempre excluidos de las promesas del éxito. Una concejal le dio a Elio 100 pesos y esa fue toda la participación de la clase política en el cierre de un año intenso para la escuelita Nafwaj, que nació bajo el impulso de la inercia colectiva para asumir la tarea de educar y mimar a los chicos más vulnerables y marginados de la salteñidad. Funcionarios y legisladores faltaron sin aviso y sin vergenza. No asistieron a la invitación por compasión, por convicción, por vocación, ni siquiera por demagogia. Enfermos de indiferencia, harán un bollo el sobre con la nota que les escribió esperanzado el profe wichi, y la arrojarán al cesto de los desprecios.

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Una golondrina intentando hacer verano, así se siente el profe wichi Néstor Elio Fernández volando en un cielo de indiferencia legislativa y gubernamental. Ayer tendió los mesones en su patio del Lote 75 de Embarcación para celebrar el fin de año con los 150 niños wichis que asisten todos los sábados a clases de apoyo. Para el evento había cursado varias decenas de invitaciones a políticos a fin de que conocieran y compartieran esta fiesta. Ni uno solo se atrevió a pisar el piso de tierra de la escuelita Nafwaj, que en wichi significa "Niño". Nadie quiso mirar la luz de futuro en esos ojos muchas veces hambrientos, y casi siempre excluidos de las promesas del éxito. Una concejal le dio a Elio 100 pesos y esa fue toda la participación de la clase política en el cierre de un año intenso para la escuelita Nafwaj, que nació bajo el impulso de la inercia colectiva para asumir la tarea de educar y mimar a los chicos más vulnerables y marginados de la salteñidad. Funcionarios y legisladores faltaron sin aviso y sin vergenza. No asistieron a la invitación por compasión, por convicción, por vocación, ni siquiera por demagogia. Enfermos de indiferencia, harán un bollo el sobre con la nota que les escribió esperanzado el profe wichi, y la arrojarán al cesto de los desprecios.

Pese a todo, en la casa de los Fernández hubo fiesta. Los chicos comieron golosinas, recibieron regalos donados por particulares comprometidos con esta causa indígena, jugaron y cantaron las canciones heredadas de sus abuelos wichis, tobas y chorotes, hijos del río y del monte.

"Antes que nada quiero agradecer a las personas, empresas e instituciones que siempre nos acompañan en esta iniciativa a pulmón para lograr la educación de los aborígenes que peor no podemos estar. En cuanto a la ausencia de los políticos invitados, no debería sorprenderme como wichi que soy, pero me entristece ver la farsa, el circo que hacen. La realidad es que las comunidades indígenas estamos excluidas del sistema, no tenemos oportunidades y hoy una vez más quedó demostrado. Después nadie se asombre de que los chicos caigan en las drogas, que no encuentren una salida, porque en realidad no la tienen", expresó Néstor Elio Fernández.

Agregó: "Como estaba previsto, compartimos con los chicos nuestro aniversario sin participación ni respuesta por parte de los funcionarios y legisladores que invitamos a compartir y a conocer lo que hacemos en la escuela de idioma wichi. Es una vergenza, hasta al intendente de Embarcación lo invitamos y nadie se hizo tiempo. Es una falta de respeto a todo el esfuerzo que hacemos sin ayuda oficial y a los 150 chicos que apoyamos a pulmón desde esta escuelita de los sábados que busca contribuir a la educación de los niños originarios que asisten a escuelas bilinges y que no entienden los contenidos en español y wichi, entonces los apoyamos para que salgan adelante y compartimos merienda y juegos".

El profe dijo que se sentía triste "al ver que la educación de los indios no es un tema importante para nadie. Incluso creo que lo importante para los políticos es que todos sigan en la ignorancia. Todo lo que logramos y la alegría de los chicos se la debemos a los particulares solidarios que se conmueven con esta escuelita y nos ayudan a progresar. Todavía tenemos pisos de tierra, soñamos con cerrar la galería para estar más protegidos del tiempo y seguir enseñando cueste lo que cueste porque la educación es la clave del futuro. Hoy me queda claro que los políticos no tienen intereses humanitarios, no hay vocación política verdadera porque si la tuviesen, nosotros no encabezaríamos las peores estadísticas. Esto muestra cuáles son los verdaderos intereses de los políticos".

El wichi es una lengua que siempre fue oral hasta que una convención que se llevó a cabo en Morillo le puso letras en 1998. Desde entonces el wichi se escribe con las cinco vocales del alfabeto más la a con diéresis („) y once consonantes.

Quienes quieran contribuir con el filantrópico proyecto de la escuela Nafwaj, pueden acercar su ayuda al Lote 75, calle 4, medidor 105, casa de la familia Fernández en Embarcación, o llamar a Elio: 03878 - 15344201.

 

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