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Cómo es la contención de los chicos en los principales clubes de Salta

Tras el caso que saltó en Independiente, El Tribuno consultó en los principales clubes locales qué tipo de asistencias reciben los jugadores de inferiores. Solo Gimnasia y Tiro cuenta con un psicólogo permanente.
Lunes, 26 de marzo de 2018 00:31

La prostitución de menores, en este caso de jugadores que se están formando en los clubes deportivos, es un tema que exige una revisión profunda y constante. El Tribuno hizo un repaso de la asistencia y los controles que Juventud Antoniana, Central Norte y Gimnasia y Tiro le dan a sus juveniles. La contención es relativa. 
En Juventud Antoniana, por ejemplo, no tienen profesionales que atiendan a los jugadores de inferiores en casos de conflictos. Hasta el año pasado, y gracias a una gestión del dirigente Miguel Cayón, estaba a disposición de los juveniles la psicopedagoga Victoria Valente. Este año la coordinación general pasó a las manos del exjugador Sergio “Tahuichi” Albornoz y todavía no se tomaron medidas al respecto.
Por su parte, Luis Flores, entrenador de la primera local del santo, contó que “siempre se nota cuando un jugador tiene un problema o está bajoneado. Me voy cuenta en el rendimiento y descubrís problemas con los padres, o que la pasan mal económicamente, o que no tienen para el pasaje..., ellos te cuentan, pero no he escuchado nunca situaciones de abusos. Creo que el chico en algún momento se tiene que desahogar y a veces pueden pasar años”. El exjugador antoniano agregó: “Es una problemática brava, hay que saberlo llevar... entrar en confianza y es lo que yo siempre busco”.
El club de Lerma y San Luis no tiene pensión y cada vez que un jugador viene de otros lugares y supera la prueba, puede quedarse solo si tiene la casa de un familiar donde hospedarse. Tiene apenas unos cuantos jugadores que vienen diariamente de localidades cercanas (El Carril, Campo Quijano, etc).
En Central Norte el apoyo psicológico también es nulo, no existe y el club tampoco lo aporta. No hay jugadores del interior de la provincia, pero Claudio Ayala, el presidente de Aprocen, la agrupación que se dedica a las inferiores del cuervo, contó que el club está iniciando la construcción de un albergue. Y promete que una vez inaugurado se armará un gabinete de profesionales que atenderá a los chicos, además de poder brindarles charlas como de educación sexual.
Gimnasia y Tiro es siempre la excepción. Joaquín Pintado es el psicólogo que está siempre listo para atender cualquier inquietud de los entrenadores, chicos y padres (también cuentan con un nutricionista). Y en los tiempos de Primera División el club construyó su pensión. “La intención fue reclutar chicos y concentrar al plantel, pero no funcionó, había mucho ruido para los jugadores, los hinchas iban a molestar, no nos dio resultado”, recordó Juan Carlos Ibire, dirigente del fútbol albo de aquella época y de la actual. El albergue fue utilizado luego por algunos jugadores que venían de otras provincias que, en su mayoría, eran todos mayores de edad. Hoy en Gimnasia nadie vive en esas habitaciones y solo dos juveniles van y vienen desde Güemes. En Gimnasia, también en Juventud y Central, el control y la responsabilidad que les cabe finaliza con el pitazo final de cada entrenamiento.    
 

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La prostitución de menores, en este caso de jugadores que se están formando en los clubes deportivos, es un tema que exige una revisión profunda y constante. El Tribuno hizo un repaso de la asistencia y los controles que Juventud Antoniana, Central Norte y Gimnasia y Tiro le dan a sus juveniles. La contención es relativa. 
En Juventud Antoniana, por ejemplo, no tienen profesionales que atiendan a los jugadores de inferiores en casos de conflictos. Hasta el año pasado, y gracias a una gestión del dirigente Miguel Cayón, estaba a disposición de los juveniles la psicopedagoga Victoria Valente. Este año la coordinación general pasó a las manos del exjugador Sergio “Tahuichi” Albornoz y todavía no se tomaron medidas al respecto.
Por su parte, Luis Flores, entrenador de la primera local del santo, contó que “siempre se nota cuando un jugador tiene un problema o está bajoneado. Me voy cuenta en el rendimiento y descubrís problemas con los padres, o que la pasan mal económicamente, o que no tienen para el pasaje..., ellos te cuentan, pero no he escuchado nunca situaciones de abusos. Creo que el chico en algún momento se tiene que desahogar y a veces pueden pasar años”. El exjugador antoniano agregó: “Es una problemática brava, hay que saberlo llevar... entrar en confianza y es lo que yo siempre busco”.
El club de Lerma y San Luis no tiene pensión y cada vez que un jugador viene de otros lugares y supera la prueba, puede quedarse solo si tiene la casa de un familiar donde hospedarse. Tiene apenas unos cuantos jugadores que vienen diariamente de localidades cercanas (El Carril, Campo Quijano, etc).
En Central Norte el apoyo psicológico también es nulo, no existe y el club tampoco lo aporta. No hay jugadores del interior de la provincia, pero Claudio Ayala, el presidente de Aprocen, la agrupación que se dedica a las inferiores del cuervo, contó que el club está iniciando la construcción de un albergue. Y promete que una vez inaugurado se armará un gabinete de profesionales que atenderá a los chicos, además de poder brindarles charlas como de educación sexual.
Gimnasia y Tiro es siempre la excepción. Joaquín Pintado es el psicólogo que está siempre listo para atender cualquier inquietud de los entrenadores, chicos y padres (también cuentan con un nutricionista). Y en los tiempos de Primera División el club construyó su pensión. “La intención fue reclutar chicos y concentrar al plantel, pero no funcionó, había mucho ruido para los jugadores, los hinchas iban a molestar, no nos dio resultado”, recordó Juan Carlos Ibire, dirigente del fútbol albo de aquella época y de la actual. El albergue fue utilizado luego por algunos jugadores que venían de otras provincias que, en su mayoría, eran todos mayores de edad. Hoy en Gimnasia nadie vive en esas habitaciones y solo dos juveniles van y vienen desde Güemes. En Gimnasia, también en Juventud y Central, el control y la responsabilidad que les cabe finaliza con el pitazo final de cada entrenamiento.    
 

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