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"No soy el monstruo que todos creen", expresó Franco Gaspar Cinco

El periodista sugirió que Alejandra Párraga envenenó a su hijo e hizo lo propio con sí misma.Gaspar Cinco desacreditó los mensajes de texto que lo comprometen con el doble homicidio.
Sabado, 05 de mayo de 2018 00:00

El periodista Franco Rodrigo Gaspar Cinco, finalmente, rompió el duro caparazón con el que se armó para enfrentar el proceso que lo tiene como imputado de envenenar con cianuro a su novia Alejandra Ximena Párraga y al hijo de la joven, Emir Párraga, de dos años, el 5 de junio de 2017. Para el comunicador de 28 años fueron once meses de una fuerte carga emotiva que ayer la exteriorizó con congojas y llantos durante varios pasajes de su extenso relato.

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El periodista Franco Rodrigo Gaspar Cinco, finalmente, rompió el duro caparazón con el que se armó para enfrentar el proceso que lo tiene como imputado de envenenar con cianuro a su novia Alejandra Ximena Párraga y al hijo de la joven, Emir Párraga, de dos años, el 5 de junio de 2017. Para el comunicador de 28 años fueron once meses de una fuerte carga emotiva que ayer la exteriorizó con congojas y llantos durante varios pasajes de su extenso relato.

Eran las 10.25 cuando en medio de estrictas medidas de seguridad el presidente del tribunal, Ángel Amadeo Longarte, abrió el debate en la repleta Sala de Grandes Juicio de la Ciudad Judicial. "No soy el monstruo que todos creen", expresó el acusado a modo de réplica por la grave acusación fiscal y por los grandes titulares con el que los medios graficaron el suceso. La única culpa que asumió fue por la forma de expresarse con sus contactos, a través de las redes sociales, en los mensajes de texto por celular. Con este argumento justificó que los escritos que aluden a un plan para eliminar al hijo de su novia no tenían nada que ver con la realidad.

En ese sentido Gaspar Cinco utilizó como descargo el contenido de una selección de chats extraídos de su teléfono celular para contrarrestar la acusación fiscal y los comprometedores testimonios de las personas que desde el 19 de abril pasado desfilaron por el recinto. Para sustentar su inocencia, el periodista dejó entrever que Alejandra suministró el cianuro a su hijo y que luego, en un acto suicida, ella ingirió el poderoso veneno que provocó la muerte de ambos, en el lapso de media hora. Explicó que el día de los hechos él llegó al domicilio de su prometida, en Villa Cristina, alrededor de las 16. Dijo que en una bolsa llevó caramelos, un vaso de yogur, una botella con agua bendita, y en otra un frasco de cianuro de 500 gramos que compró por encargo de Alejandra. Según el acusado, la joven le manifestó que necesitaba este producto para las prácticas de la carrera de nutrición que cursaba en la Universidad Nacional de Salta.

Contó que Alejandra estaba preocupada porque Amir sufría un prologando resfrío y porque se resistía a tomar los remedios recetados por el médico. "Estuvimos un rato en el comedor y luego Alejandra llevó a Amir a su habitación porque tenía sueño", comentó. El imputado aclaró que él se quedó en el pasillo de la vivienda, ya que el padre de la chica había expresado su molestia cuando días anteriores advirtió su presencia en la habitación. Gaspar Cinco refirió que minutos después escuchó un grito y que tras ello su novia salió con el chiquito en brazos. "Ella -sostuvo- llamó a su padre, quien al observar que Amir estaba mal le hizo respiración boca a boca y como no se recuperaba lo trasladaron a una clínica". Indicó que mientras hablaba por celular vio que Alejandra salió afuera y comenzó a caminar por medio de la calle. Dijo que su novia no escuchaba su llamado y que en un momento él la atajó y notó que tenía la mirada perdida y para que reaccionara le gritó: "Che boluda, qué te pasa".

Luego continuó su relato en estos términos: "Decía cosas incoherentes. Fue entonces que me dice: Boludo, yo también tomé, andá a tirar el frasco". Explicó que supuso que se refería al cianuro. Contó que luego Alejandra se desmayó y que luego de ser asistida por los vecinos, él se dirigió hasta la habitación y sacó la bolsa donde estaba el veneno. "Como la ambulancia tardaba en llegar me trasladé en mi auto hasta la salida del barrio y en el trayecto arrojé la bolsa a una canal", recordó. Subrayó que al regresar a la vivienda Alejandra ya estaba siendo asistida por los médicos y que siguió a la ambulancia que la trasladó hasta el hospital San Bernardo. "Cuando el médico de guardia salió y anunció que había muerto, preguntó que había consumido y yo comenté lo del agua bendita que había recogido de la Catedral", señaló.

Con este argumento Gaspar Cinco sugirió que Alejandra envenenó a Amir y a sí misma. "Yo no entré a la habitación, de manera que no puedo saber qué pasó ahí", aseveró. Dijo que luego de que se confirmara que madre e hijo habían muerto, la policía le tomó una declaración testimonial y que al día siguiente lo detuvieron en la sala de velatorio. Al recordar estos momentos el rostro del periodista se convirtió en un mar de lágrimas. Con palabras entrecortadas por la emoción expresó: "En el trayecto a la Alcaidía, el policía Bautista me trató bien, pero apenas llegamos empezó a apurarme. Hablá hijo de puta, me dijo. Otros policías exigían que me haga cargo y yo no entendía nada". Su llanto se potenció al referirse al allanamiento que la policía realizó en la casa de su madre. "A ella también le decían que me convenza para hacerme cargo de algo que no hice", dijo. Y agregó: "No quería exponer a mi familia y más sabiendo que culpaban injustamente", se lamentó. Respecto a los mensajes que lo comprometen Gaspar Cinco reconoció que quedó expuesto por su forma de ser. "Fui un pelotudo por cómo me expresaba, pero no soy el monstruo que creen", clamó con la mirada puesta en el juez Longarte.

Acondicionó los mensajes de chats a su conveniencia

El imputado le dio otro tenor a los comprometedores mensajes de texto.

 

Gaspar Cinco trató de contrarrestar el contenido de los chats en los que se refiere a un plan para deshacerse del pequeño Amir por considerarlo un estorbo en su relación con Alejandra Párraga. El periodista sostuvo que el sarcasmo, las ironías y el humor negro son una marca registrada de su repertorio cuando escribe mensajes a sus contactos por las redes sociales y por celular.

 

El fiscal Ramiro Ramos Ossorio lo consultó acerca del mensaje que le escribió a un amigo luego de un confuso episodio ocurrido en el dique Cabra Corral cuando el niño se le escapó de los brazos y estuvo a punto de morir ahogado. Ese día escribió un chat a un amigo en estos términos: “Me fue para el orto. No pude hacerlo. El pendejo quedó enganchado entre las piedras”. Gaspar Cinco atribuyó ese comentario al hecho de que el paseo que había programado con Alejandra y el niño se había entorpecido por el accidente. “Amir se me escapó de las manos cuando estábamos tirando piedritas cerca de un barranco”, explicó.

También le restó trascendencia al testimonio de dos compañeros de la primaria, quienes lo acusaron de haberlos intentando contratar como sicarios para eliminar al chiquito. “En ambos casos también aludí al tema porque tengo la mala costumbre de hablar de manera sarcástica con mis contactos y todo me conocen que soy así”, argumentó.

En la audiencia de ayer, el Tribunal de Juicio le permitió a Gaspar Cinco utilizar una computadora y una pantalla para desmenuzar los contactos por chats que mantuvo con Alejandra en los días previos a que la joven y su hijo murieran envenenados con cianuro. Ramos Ossorio y los querellantes Rafael Benegas y Sebastián Schmidt lo interrumpieron en varias oportunidades debido a que Gaspar Cinco no acondicionó los mensajes de manera literal, sino a su conveniencia para probar que en ningún momento intentó eliminar al menor, sino todo lo contrario.

El periodista leyó una sarta de escritos en los que se consigna que con Alejandra estaban enamorados y que tenían previsto vivir juntos. “La idea era irnos a mi casa, donde yo vivía con mi madre y que Amir se quedara con los abuelos”, afirmó. Dijo que su novia se sentía muy sola en la casa de los padres y que en esos planes estaban cuando ocurrió la tragedia. “Ella me contaba que durante el embarazo de Amir no se sintió acompañada por la familia y que las cosas no habían cambiado mucho después que dio a luz”, dijo. No obstante remarcó que Alejandra reconocía que los abuelos querían mucho al niño y que eso abrigaba la esperanza de que ellos pudieran consumar la relación.

Testimonios de las querellas y la defensa

Sebastián Schmidt, representante legal de la familia Párraga, y Rafael Benegas, querellante del Estado, fueron categóricos en sus expresiones al referirse a la declaración de Gaspar Cinco. “Lo que dijo confirma lo que dijeron los psiquiatras: un manipulador”, sentenció Benegas. A su juicio el imputado “contó su propia historia, su propia película”.

Por su parte Schmidt señaló que Gaspar Cinco “en lugar de darle solidez a sus argumentos defensivos quedó en evidencia de que es el responsable de lo que pasó con Alejandra y su hijo”. El letrado calificó como “un show” el llanto del periodista en varios pasajes de su declaración. “Lo que yo pude advertir fue que lloró en serio cuando se refirió a los allanamientos que realizó la policía en la casa de su madre”, expresó.

Luis Agüero Molina, defensor de Gaspar Cinco, se mostró cauto con la prensa. “Lo importantes es que pudo exponer lo que quería. Es decir contar su verdad”. Respecto a los momentos de llantos de su cliente apuntó que “fueron reales y lo que declaró se ajusta a la verdad”.

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