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30 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Accidentes laborales no salen de vacaciones

Miércoles, 02 de enero de 2019 01:12
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No cabe duda que durante los meses de verano, algo cambia en las empresas, no todo funciona de igual manera que durante el resto del año. La actividad diaria sufre cambios, mientras algunos empleados vuelven, otros se van de vacaciones. Quizá por el sopor estival parecería como que todo está más relajado, más descansado... Pero los que no descansan son los accidentes laborales y las enfermedades profesionales que se deleitan ante ese clima de modorra que, muchas veces, hacen olvidar elementales medios de prevención.
De las estadísticas que suministra la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (obviamente referida únicamente a trabajadores registrados) no parece surgir que se produzcan mayor cantidad de siniestros laborales durante la temporada estival. Se producen diferencias entre un mes y otro que oscilan entre un 10 y un 20%, pero no parecen estar referidas a factores estacionales. De todas maneras no existen estudios específicos sobre la cuestión. En todo caso deberían producirse menos siniestros en la temporada veraniega, porque en ese periodo hay menos trabajadores prestando servicios.
Lo cierto e irrefutable es que existen ciertas circunstancias y determinadas actividades que incrementan los riesgos laborales durante el verano. Veamos alguna de ellas.
Golpes de calor. En el verano se realizan mayor cantidad de actividades al aire libre y durante más tiempo. Sectores como la construcción, la agricultura, limpieza, natatorios, venta callejera tienen más probabilidad de sufrir los efectos del sol, al trabajar bajo las altas temperaturas. Por eso deben tomarse precauciones en cuanto al vestuario adecuado, la hidratación con bebidas refrescantes, protectores solares, tiempos de descanso a la sombra y jornadas de trabajo reducidas en la exposición al sol. Un empleador ejemplar podría poner una “pelopincho” a disposición de sus empleados durante las horas de descanso.
Aún los oficinistas pueden sufrir los efectos del golpe de calor cuando abandonan raudamente sus habitáculos enfriados con el aire acondicionado al máximo (bueno, eso era en aquellos lejanos tiempos en los que prender el aire acondicionado no significaba hipotecar el inmueble para poder pagar la factura de luz).
En general deben tomarse también precauciones contra los riesgos de incendio, ya que el sol y las altas temperaturas son un factor de alta incidencia. Y no nos olvidemos de los mosquitos, transmisores de tantas enfermedades, que en estas épocas disfrutan del festival de mucha superficie de piel expuesta (como lo deben saber los guardavidas del balneario municipal).
Resbalones y caídas. Se estima que alcanzan casi el 60% de los accidentes de verano. Lógicamente el trabajo al aire libre no siempre cuenta con las mismas condiciones de seguridad que el desarrollado dentro del establecimiento.
Estrés. En el sector turismo mientras unos disfrutan y se “desestresan”, los otros corren como liebres para satisfacer los más mínimos deseos de los primeros. Mientras el turista se relaja en una reposera disfrutando de su refrescante cóctel, admirando el paisaje (sin despegarse del celular, por supuesto) hay todo un ejército esquizofrénico de mozos, camareras, recepcionistas, cocineros, jardineros, electricistas, mucamas, que se atropellan para hacer más placentera la estadía del pasajero.
Alcohol. Otro factor de riesgo es que en verano para combatir el calor se consumen muchas bebidas alcohólicas. Bueno, en invierno se ingieren para pelearle al frío; como vemos lo que no faltan son excusas y lo que sobra es espíritu etílico.
 

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