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Masivas marchas de los “chalecos amarillos” en Francia, a un año de la primera protesta 

Estas protestas conmemoran este fin de semana un año desde su primera gran marcha. Con sus manifestaciones consiguieron concesiones del presidente Emmanuel Macron, pero muchos siguen insatisfechos.
Sabado, 16 de noviembre de 2019 07:11

En los libros de historia y en la memoria colectiva quedará la imagen de la toma del Arco del Triunfo como el punto álgido de las protestas de los “chalecos amarillos”. Era el primero de diciembre de 2018, el tercer sábado consecutivo de marchas de este movimiento.
En dos semanas, los ‘chalecos’ habían ganado la atención mediática del mundo y eran el reflejo de una parte de la sociedad francesa que exigía una mayor justicia social. Su primera gran cita fue el 17 de noviembre con unas 300.000 personas saliendo en toda Francia.

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En los libros de historia y en la memoria colectiva quedará la imagen de la toma del Arco del Triunfo como el punto álgido de las protestas de los “chalecos amarillos”. Era el primero de diciembre de 2018, el tercer sábado consecutivo de marchas de este movimiento.
En dos semanas, los ‘chalecos’ habían ganado la atención mediática del mundo y eran el reflejo de una parte de la sociedad francesa que exigía una mayor justicia social. Su primera gran cita fue el 17 de noviembre con unas 300.000 personas saliendo en toda Francia.

Nacieron en rechazo a la suba de los precios de los combustibles, pero -en cuestión de días- evolucionaron para demandar también una mejora en las condiciones de vida y la renuncia del presidente francés Emmanuel Macron.

Ciudades como Montpellier, al sur, se convirtieron en epicentros iniciales de la protesta, que rápidamente se adueñó de la capital París. Desde el comienzo, la violencia estuvo a punto de empañar este movimiento, ya que el mismo 17 de noviembre de 2018 se registró un fallecido. 

Fue en El Pont-de-Beauvoisin, a unos 80 kilómetros de Lyon, donde uno de los manifestantes murió atropellado. La jornada se saldó con 227 heridos en total.

Chantal Moraud asegura que, de 50 sábados, solo ha faltado a tres citas de los ‘chalecos amarillos’, dos veces por un infarto y otra más por una operación de cáncer. Tiene 61 años, es de Marsella y reconoce que “están cansados”, pero siguen creyendo en su causa.

Distinto es el escenario de Agostinho Barreto, propietario de un taller en Fontainebleau. “Casi nada ha cambiado”, dice este hombre de 65 años que decidió alejarse del movimiento a medida que ampliaban sus demandas.


Según el último balance del Ministerio de Justicia, realizado en junio, estas marchas dejaron 10.852 detenidos y 3.163 condenas. También se contabilizaron 291 procedimientos abiertos contra agentes.

“No es normal que todavía estemos en la calle, después de un año”

Para este fin de semana de aniversario hay varios eventos en Facebook que llaman a marchar por varias ciudades del país, incluida una “operación caracol” en los alrededores de los Campos Elíseos. Esta última convocatoria la hizo Éric Drouet, una de las figuras más destacadas de los ‘chalecos amarillos’, quien pide volver a marchar por los Campos Elíseos, en donde estará prohibido manifestarse.
Priscillia Ludosky, otro nombre prominente dentro del movimiento, estará encabezando otra protesta. “No es normal que todavía estemos en la calle, después de un año”, dice a la agencia AFP. Ludosky lamenta que la causa “pierde energía” al no tener una respuesta política.
Desde la Policía de París, hicieron un llamado a la calma en la previa de este fin de semana, pero de acuerdo con una fuente de seguridad citada por AFP, “habrá una movilización importante, aunque no como aquellas que se vieron en diciembre o enero a nivel nacional”.
Un 55% de los franceses apoya o tiene simpatía por los ‘chalecos amarillos’, de acuerdo con una encuesta publicada este 13 de noviembre. A la vez, ese mismo estudio señala que un 63% de la población no desea que las protestas se retomen.

Las concesiones de Macron a los ‘chalecos amarillos’

Tres días después de las escenas de caos que se vivieron en París el primero de diciembre, el presidente Emmanuel Macron anunció la suspensión del alza en los combustibles, el detonante inicial. El 10 de diciembre llegó una nueva concesión: una subida de cien euros en el salario mínimo. Macron dio un discurso televisado en el cual reconoció que ha sido visto como “desconectado de la realidad”. Pero esto no calmó las protestas.
El 15 de enero convocó un gran debate nacional de dos meses para canalizar las peticiones de los manifestantes, a través de reuniones con autoridades locales en todo el territorio.
En marzo, los Campos Elíseos volvieron a arder con barricadas y choques entre la multitud y la policía, y Macron reaccionó al mes siguiente con un gran paquete de reformas, a modo de conclusión del gran debate.
 
El presidente anunció 17.000 millones de euros para medidas sociales y una bajada de impuestos, además de volver a ligar el aumento de las pensiones de menos de 2.000 euros a la inflación a partir de 2020. Esta misma medida beneficiará a todas las pensiones desde 2021. Macron también abandonó su plan de recortar 120.000 funcionarios y modificar la jornada de 35 horas a la semana.

 

“Ningún movimiento social considera que ha obtenido lo suficiente”

Pese a la respuesta de Macron, en el corazón de los ‘chalecos amarillos’ está el sentimiento de que aún hay asuntos por resolver y de ahí la nueva convocatoria masiva para el aniversario. “Ningún movimiento social considera que ha obtenido lo suficiente”, dice Romain Guillemin, analista político y profesor de asuntos públicos.

Los 17.000 millones de euros anunciados por Macron suponen un fuerte pellizco a los presupuestos, pero Guillemin considera que las protestas “inevitablemente se quedan con el sentimiento de que habrían podido conseguir algo más”.

Ese sentimiento, unido a la convocatoria de una nueva marcha este fin de semana, podría volver a encender la chispa de una nueva gran movilización. De hecho, la previa del aniversario ha estado marcada ya por una demanda en las calles. Es la manifestación de los trabajadores de la sanidad pública. Son médicos, enfermeros y otros empleados que denuncian una precariedad en este pilar del Estado de Bienestar francés.

Pertenecen a un solo sector, a diferencia de lo que ocurre con los ‘chalecos amarillos’ que “no son un grupo de ciudadanos claramente definido”, afirma Romain. “Lo que es cierto es que el movimiento está compuesto de gente que no ve nada alentador en el futuro”.

Con AFP, Reuters y EFE

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