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Femicidio en Cerrillos: "La muerte de una mamá pobre es una violencia imperdonable"

“Podría haberse evitado. Todas las alarmas sonaron”, dijo Nancy Chaparro, la madre de Liliana Flores, asesinada a balazos.“No tuvo trato igualitario. Antes hubo tiros, testigos y chats”, afirmó.
Domingo, 29 de diciembre de 2019 01:40

Nancy Chaparro es la madre de Liliana Flores, una joven mamá abatida de tres disparos por el arma oficial de su marido, un agente de policía, quien la emboscó en su propia casa. El epílogo de una triste jornada empañó la valentía de un vecino que la cobijó cuando fue atacada a las 3.25 de la madrugada del 24 de diciembre.

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Nancy Chaparro es la madre de Liliana Flores, una joven mamá abatida de tres disparos por el arma oficial de su marido, un agente de policía, quien la emboscó en su propia casa. El epílogo de una triste jornada empañó la valentía de un vecino que la cobijó cuando fue atacada a las 3.25 de la madrugada del 24 de diciembre.

"Mi hija fue auxiliada por la solidaridad vecinal, fue entregada en guarda a la fuerza pública junto a sus tres hijos, pero ésta no la protegió, no la refugió y finalmente fue asesinada en su propia casa, adonde nunca debió volver esa noche, sobre todo cuando su victimario se encontraba prófugo y armado".

"Me da vergenza decirlo, pero la muerte de una madre es un acto de violencia imperdonable".

"Yo sé, dijo Chaparro, que van a exhibir mis errores del pasado. No los voy a esconder. Estoy actualmente purgando una prisión domiciliaria por cuestiones de microtráfico. Estoy cumpliendo a rajatabla lo que me impusieron, que sé que fue injusto, porque a la droga llegué por extrema necesidad. Hoy estoy mucho más que arrepentida, estoy destrozada por el precio de mi delito. Lo digo porque en marzo mi hija me vino a ver. Me contó de su decepción, de la violencia de su pareja, de las infidelidades del mismo y que había otra mujer entre ellos. Esa mujer estaba embarazada entonces".

"Yo le dije que tome una decisión. Esa decisión le costó la vida".

Los detalles

En su humilde hogar de Nueva Esperanza, en el oeste de la capital, Chaparro desgranó algunos pormenores y dijo: "De ese policía no tengo siquiera una foto. Nunca nos cayó bien. Nunca hizo feliz a mi hija. La esclavizó, pero ella seguía adelante, con sus chicos. Hizo su ranchito y cuando nació su tercer hijo se hizo la noche. El chiquito nació con labio leporino, e inmediatamente fue rechazado por su propio padre".

"Cuando lo operaron por primera vez ni siquiera quiso donar sangre. No lo quería, lo rechazaba".

"Mi hija lo traía aquí para que nosotros cuidáramos de él. Ese niño, que necesita hoy de todos, fue la gota que precipitó el final de la pareja".

"Mi hija lo amaba y prefirió la soledad a tener que soportar ese rechazo a su sangre. Es triste lo que les digo, pero fue así. Se separaron tras estos acontecimientos y desde ahí comenzó la persecución del hombre, los celos y las escenas", dijo la madre.

Una prueba

Para graficar esta situación, la hermana de la víctima, mostrando su celular, una prueba cabal de lo que sucedió esa noche, relató: "Esa noche él comienza a chatear con Liliana luego de ver su estado. Ella en ese sitio de la web demostró su soledad extrema y su pobreza frente a una Navidad en puertas".

"Ella se comunicó conmigo a la 1.30 y me dijo lo mal que se sentía. Los tengo todos en mi celular. En algunos chats ella reenvía las amenazas veladas. en otro ella demuestra su temor extremo".

"La rondó toda la noche en su motocicleta hasta que cerca de las tres fue hasta la casa. Ingresó y comenzó la violencia. Los vecinos, uno mas que otros, detuvieron la ira. Uno de ellos refugió a mi hermana y a sus hijos en su rancho".

"Lo de más no lo puedo explicar".

"Justicia, no sé. Creo que se la merecen ahora, sus hijos", finalizó.

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