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La meningitis no le impidió ser el abanderado de su escuela

Quiere ser médico. Es el mejor alumno por su gran esfuerzo y capacidad.
Viernes, 06 de diciembre de 2019 02:19

Ezequiel Villanueva quedó postrado por un mal diagnóstico hospitalario cuando tenía apenas 3 años. En el transcurso de este tiempo, su esfuerzo y su recuperación han sido extraordinarios. Con hemiplejia espástica, el adolescente se moviliza con un andador de un lado al otro. Y no ha sido impedimento para destacarse en sus estudios.

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Ezequiel Villanueva quedó postrado por un mal diagnóstico hospitalario cuando tenía apenas 3 años. En el transcurso de este tiempo, su esfuerzo y su recuperación han sido extraordinarios. Con hemiplejia espástica, el adolescente se moviliza con un andador de un lado al otro. Y no ha sido impedimento para destacarse en sus estudios.

Hoy con 12 años, cursa el séptimo grado y sus notas son tan buenas que es el abanderado de la escuela Fragata Libertad de Rosario de Lerma.

Su anormalidad en la marcha, sus limitaciones en la movilidad tienen un motivo: sufrió de meningitis cuando era un pequeño niño.

La mala atención en un centro de salud público derivó en un diagnóstico con parálisis y ceguera temporaria.

Ezequiel pasó por terapeutas, neurólogos y cuanto médico necesitó para la atención de su salud. La superación de este joven estudiante es loable y sorprende a muchos. Logró ver y pudo concurrir a la escuela: t tiene el mejor promedio de estudio en la Fragata Libertad del barrio Fournier.

Desde pequeño integró una sala común de enseñanza. La meningitis no perjudicó su desempeño cognitivo.

"Mi hijo siempre intentó una y otra vez cuando no le salían las cosas. Superó una ceguera prematura, y día a día mejora en su movilidad. Para nosotros es un ejemplo. Tan pequeño y con esas ganas de superarse todos los días. Lee y pregunta todo. Nunca se quejó de su dolencia. Es impecable. Él nos enseña a sobrepasar este momento", cuenta su mamá, Fátima Corimayo.

Los fisioterapeutas han sido fundamentales para su recuperación, han avanzado junto a Ezequiel en mejorar su calidad de vida. Camina con algunas dificultades, pero no se rinde. Le regalaron un andador de aluminio que mejora su estabilidad al andar.

"Mis papas me ayudan todos los días a ser mejor. Mis compañeros y la gente que me atiende para caminar. Mi maestra también se preocupa por mí. Yo estudio porque aprendo muchas cosas que no sabía. Quiero mejorar y seguir estudiando. No me cuesta estudiar. Ahora voy a estudiar el secundario", cuenta a El Tribuno Ezequiel.

En el aula comparte sus experiencias con sus compañeros. Muchos de ellos los acompañaron desde el primer grado, cuando apenas podía caminar y estudiar. Las mejorías han llegado con mucho trabajo. Como si fuera poco, tanto esfuerzo, Ezequiel anhela estudiar para saber sobre su enfermedad. "Me gustaría ser médico neurólogo, quiero saber sobre por qué tanta gente no puede caminar sin poder recuperarse. Por qué la meningitis afecta tanto cuando no es tratada a tiempo. No quiero que otros chicos pasen por lo que yo paso", reflexiona el jovencito que termina sorprendiendo por su decidida vocación de mejorar para ayudar a los demás.

En el camino de Ezequiel y su familia apareció la solidaria enfermera Edith Pérez. Ella asistía al joven en un centro especializado. Así logró contactarse con otros pacientes que de a poco y con esfuerzo superaron la enfermedad.

Consiguió un bastón de Gustavo, un chico con problemas motores, y luego un andador de Martín, otro chico con parálisis que logró recibirse de ingeniero a pesar de los obstáculos.

La bandera de la escuela será llevada en el acto de colación de grados por Ezequiel. Él no se preocupa si debe apoyarse en un andador o en una silla para lucir con orgullo el honor de ser el abanderado de la Escuela Fragata Libertad.

"Si soy el abanderado es por capacidad. Mi salud no me ha impedido estudiar para obtener este privilegio. Me esforcé igual que los demás. Soy un agradecido de todos los que me ayudaron. Sobre todo a mi familia", cuenta.

La familia de Ezequiel jamás inició acciones legales contra el hospital de Rosario de Lerma por el mal diagnóstico de los síntomas del jovencito cuando tenía 3 años. No guardan rencor por lo sucedido. "Eso ya pasó, hubiera sido dramático si no hubiéramos comenzado el tratamiento. Recuperó la vista y mejoró mucho su movilidad. Él hoy poder desempeñarse como cualquier otra persona", manifestó Fátima, la madre de Ezequiel.

 

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