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"Hay asentamientos de 60 años, es un problema histórico"

Entrevista con Carlos Durán, nuevo director de Techo Salta.
Sabado, 16 de febrero de 2019 00:47

Carlos Durán tiene 29 años. Es guatemalteco de nacimiento pero salteño de adopción. Aunque su formación es de ingeniero civil, nunca ejerció esa profesión porque eligió abocarse al trabajo social. Desde hace 10 años que forma parte de la organización Techo.

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Carlos Durán tiene 29 años. Es guatemalteco de nacimiento pero salteño de adopción. Aunque su formación es de ingeniero civil, nunca ejerció esa profesión porque eligió abocarse al trabajo social. Desde hace 10 años que forma parte de la organización Techo.

Empezó en Guatemala. En 2009 dio sus primeros pasos en la organización internacional, que tiene presencia en 19 países de América Latina. Fue creciendo en la institución hasta que hace tres años decidió radicarse en el país y encarar nuevos proyectos en Techo Argentina.

Cuando se instaló en Argentina, lideró las sedes de Chaco y Corrientes, donde vivió durante tres años. Por varias circunstancias, tanto personales como profesionales, decidió mudarse a Salta este año para arrancar con este desafío.

¿Cuándo empezaste como director de Techo?

Oficialmente, empecé el 1 de enero, pero estuve de vacaciones hasta el 26. Ahí me sumé de nuevo a las actividades.

¿Qué opinión tenés de Salta?

La conozco bastante como turista, porque viajé mucho mientras vivía en Corrientes y me gusta mucho Salta. Ahora que vengo a vivir acá y a trabajar en la organización, me tocó adentrarme un poco más en el tema de los barrios populares y la situación de pobreza que se vive en la provincia.

Por lo poco que he logrado conocer, sé que hay más de 150 asentamientos, con 20 mil familias viviendo en ellos. Sabemos que Salta es una de las provincias con mayores índices de pobreza del país y que la pobreza supera la media nacional, pero que es algo característico para todo el norte argentino. La situación de desigualdad, de abandono en la que se encuentran tanto el NEA como el NOA es bastante fuerte. Sabemos que hay muchos desafíos.

¿Cuál va a ser tu línea de trabajo dentro de la organización?

La línea de trabajo con la que vengo es poner a disposición a Techo para replicar toda la experiencia que tenemos como organización al servicio de las personas que más lo necesitan. También de poder vincularnos con el Estado en todos sus niveles para proponer nuevas alternativas de trabajo, para escucharnos, dialogar y empezar a crear nuevas formas de construir una provincia más igualitaria y sin pobreza.

¿Cómo llegaste a la dirección de Techo?

El director anterior estaba en su proceso de salida y se publicó la búsqueda como en cualquier otra organización. Yo me postulé, ya que por motivos personales me iba a mudar a Salta. Me postulo, hago todo el proceso, las entrevistas y finalmente los dirigentes de la organización me piden que venga.

Con tus diez años de experiencia en Techo, ¿qué pensás que podés aportar a la sede en Salta y cuáles van a ser tus objetivos?

Mi principal objetivo es abrir la puerta de la organización para que más personas conozcan a fondo qué es lo que hacemos y cómo trabajamos. Uno de los ejes más fuertes para este año va a ser la incidencia en las políticas públicas. Queremos trabajar en conjunto con el Estado, hacer propuestas. Estamos convencidos de que la problemática que trabajamos no puede ser atendida a escala sin la intervención del Estado, es por eso que más que desde un lugar de hacer críticas nos sentamos desde un lugar de hacer propuestas.

Va a ser un eje muy fuerte de trabajo que el Estado pueda escucharnos y empezar a animarse a la forma que venimos trabajando, que demuestra tener un gran impacto. A nivel del voluntariado, queremos que más chicos y chicas se sumen, que formen parte del equipo, que puedan conocer la situación de pobreza que se vive en la provincia y que a través de ese conocimiento puedan encaminar su vida a romper esas desigualdades que existen.

Hoy sabemos que la mayoría de los chicos que pasan el voluntariado de Techo después terminan participando en espacios de incidencia, de tomas de decisiones y de participación ciudadana. Estamos convencidos de que ese trabajo es superimportante, no es solo trabajar con las problemáticas de los barrio sino también transformar a las personas que hoy viven en las ciudades y en el futuro van a tomar las decisiones para nuestras ciudades.

¿Cómo se debe abordar la pobreza?

Lo más importante con la situación de pobreza es que reconozcamos que es un problema estructural. Hoy creo que la sociedad nos trata de decir que la gente que está en esa situación, está ahí porque quiere y no nos damos cuenta de que realmente vivimos en un mundo que genera ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.

Puntualmente con el acceso a la tierra, hoy sabemos que a miles de familias que tienen trabajos informales les es imposible acceder a tierra urbanizada, entonces la única estrategia que les queda es habitar un barrio popular en el cual muchas veces se ponen en situaciones de riesgo y no tienen acceso a servicios. Lo hacen, no porque quieran vivir gratis, sino porque realmente no hay otra opción. Lo más importante es reconocer que hay una problemática estructural, que como sociedad no estamos viendo y empezar a pensar políticas integrales que no necesariamente son ir y dar cosas sino que es romper esas desigualdades, empezar a ver a todas las personas como iguales. Que somos todos sujetos de derecho y generar oportunidades. Desde Techo tenemos una visión muy holística y muy pragmática en el sentido de que no vamos a los barrios a decirles "estas son las necesidades que ustedes tienen" y bajar programas mágicos.

Techo hace algo que es muy sencillo y muy práctico que es escuchar. Vamos y escuchamos cuáles son las necesidades de los barrios y dejamos que, desde su propio conocimiento, desde ese conocimiento popular, construyan soluciones. Existen muchas capacidades en los barrios populares que no están siendo capitalizadas. Así vamos haciendo pequeños logros. Esperamos que el Estado se dé cuenta porque esto no es un problema de una gestión en particular, es un problema estructural. Los asentamientos en Argentina tienen en promedio de 28 años de edad, eso trasciende a cualquier gestión reciente. Incluso tenemos asentamientos de más de 60 años de existencia, es un problema histórico. Lo que sí es un problema, es que ninguna gestión ha tomado esta problemática como central y no ha decido pensar nuevas soluciones, alternativas que involucren a las personas. Lo que tenemos que hacer es involucrar a las personas para que puedan tomar sus propias decisiones.

¿Cómo se hace para que los gobiernos rompan ese asistencialismo y empiecen a involucrar a las personas en las soluciones?

Hoy es mucho más fácil buscar soluciones de este tipo que puedan ser paliativas porque la urgencia existe. No creo que tienen que dejar de existir las soluciones inmediatas, como construir viviendas o entregar ciertos tipos de planes, porque hoy tenemos una problemática que nos sobrepasa. En Argentina más de 4 millones de personas viven en asentamientos informales. Creo que la clave, y es lo que hace diferente Techo y que al Estado le cuesta abordar, es escuchar a la gente y no generar soluciones que los ciudadanos no necesitan. Muchas veces nos encontramos con planes o programas que son encasillados, que son soluciones definidas desde un escritorio para una problemática en territorio que es mucho más compleja. Entender cada problemática en territorio, como individual, es una clave indispensable para abordarla. Ahí está lo que Techo aporta, que es justamente sentarse y escuchar la realidad de cada uno de los vecinos y poder adaptar soluciones.

En este primer mes, ¿qué realidades escuchaste?

Hace unos días tuve la oportunidad de conocer el barrio Bicentenario. Nosotros estuvimos haciendo un diagnóstico sobre cómo se vive este proceso de urbanización con el Plan Hábitat y lo primero de lo que me doy cuenta es de esa relación que se genera entre las vecinas del barrio y los voluntarios de Techo. Esas vecinas que tienen una fuerza propia, que muchas veces son las que nos marcan las líneas, lograron armar un proyecto muy lindo de urbanización que hoy es el que se está desarrollando. Mi impresión es que hay muchas ganas de laburar, de trabajar en conjunto. No son personas que están esperando todos los días a que alguien les venga a solucionar sino que son vecinas activas moviéndose, preguntando qué puedo aportar. Hay mucha lucha, mucha organización.

 

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