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Emiliano, el muchacho que no tenía ganas de ir a Cardiff y sentía que no era valorado 

Martes, 05 de febrero de 2019 08:15

Emiliano Sala no tenía ganas de ir a Cardiff en enero. A pesar de su bahía, del río Taf, de su histórico castillo en el centro de la ciudad. incluso de los 17 millones de euros puestos sobre la mesa para su transferencia, la capital galesa no le decía demasiado al atacante del FC Nantes. ¿O tal vez haya sido la perspectiva de incorporarse a un club ubicado 17° en la tabla de la Premier League y prometido a una dura lucha para evitar el descenso?
Pero los dirigentes del Cardiff City FC no se dieron por vencidos. El martes 8 de enero fueron al estadio Beaujoire de la ciudad francesa a supervisar otra vez al argentino de 28 años en el partido en que Nantes le ganó a Montpellier (2-0). El manager, Neil Warnock, se había ubicado en la tribuna oficial, junto al agente y intermediario de Sala, Willie McKay.
Para los clubes llamados "intermedios" de Liga 1 de Francia, es el eterno conflicto entre lógica deportiva y económica. En este caso, se trataba de vender a su mejor jugador o mejorar sus finanzas. En el caso de Sala, la plusvalía sería inesperada por un atacante comprado a un millón de euros a Burdeos en 2015 y menospreciado durante mucho tiempo por su estilo "laborioso". Pero, en el fondo, la decisión del Nantes ya estaba tomada.

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Emiliano Sala no tenía ganas de ir a Cardiff en enero. A pesar de su bahía, del río Taf, de su histórico castillo en el centro de la ciudad. incluso de los 17 millones de euros puestos sobre la mesa para su transferencia, la capital galesa no le decía demasiado al atacante del FC Nantes. ¿O tal vez haya sido la perspectiva de incorporarse a un club ubicado 17° en la tabla de la Premier League y prometido a una dura lucha para evitar el descenso?
Pero los dirigentes del Cardiff City FC no se dieron por vencidos. El martes 8 de enero fueron al estadio Beaujoire de la ciudad francesa a supervisar otra vez al argentino de 28 años en el partido en que Nantes le ganó a Montpellier (2-0). El manager, Neil Warnock, se había ubicado en la tribuna oficial, junto al agente y intermediario de Sala, Willie McKay.
Para los clubes llamados "intermedios" de Liga 1 de Francia, es el eterno conflicto entre lógica deportiva y económica. En este caso, se trataba de vender a su mejor jugador o mejorar sus finanzas. En el caso de Sala, la plusvalía sería inesperada por un atacante comprado a un millón de euros a Burdeos en 2015 y menospreciado durante mucho tiempo por su estilo "laborioso". Pero, en el fondo, la decisión del Nantes ya estaba tomada.

Sala vivía para el gol

Con la rodilla, la cabeza o de taquito, Sala vivía para el gol. La estética pasaba después. Un perfil no siempre apreciado en Francia, su país de adopción, donde deshizo sus valijas en 2010. "Tengo la impresión de no ser juzgado a mi justo valor", lamentó en una entrevista en noviembre de 2018. "No sé explicar la razón. Pero tengo la sensación de que debo probar cosas todo el tiempo", confesó.
Pero este año, Sala se elevó al codiciado nivel de bankable (rentable). Apreciado por su modestia y su sentido de la responsabilidad, el argentino se había transformado en el jugador más importante de Nantes y uno de los mejores goleadores del campeonato. Tanto, que hasta llegó a compartir el primer puesto de la tabla de goles con Kylian Mbappé.
La venta fue decidida en tiempo récord. Apenas 20 días después, el lunes 21 de enero, Emiliano Sala despegó a las 20.15 del aeropuerto de Nantes a bordo de un Piper PA-46 Malibu, que debía llevarlo a Cardiff. Antes de partir, buscó un lugar para dejar a su perra labrador "Nala" y pasó a despedirse de sus ex compañeros en La Jonelière, el centro de entrenamiento del FC Nantes, donde jugaba desde 2015.

Lo esperaban

En Cardiff lo esperaban a las 22. Al día siguiente tenía su primer entrenamiento. Pero algo terrible sucedió. Un espantoso acontecimiento que no solo impidió que Emiliano Sala llegara a la cita, sino que interrumpió sus sueños en el preciso momento en que comenzaban a realizarse.
¿Acaso Sala se dio cuenta de lo que iba a pasar? Algo de temor tenía. Por entonces, en plena noche, después de haber pedido autorización para descender, el piloto volaba a 2.300 pies de altitud (700 metros). No había ninguna razón para que el británico David Ibbotson estuviera esa noche a cargo de los comandos: ese británico de 59 años carecía de autorización para hacer vuelos comerciales y, sobre todo, de operar por instrumental.
Pocos minutos después, el Piper Malibu desapareció de los radares a unos 24 kilómetros al norte de la isla anglo-normanda de Jersey. Desde ese momento, con la ayuda de helicópteros, barcos y aviones, a pesar de la lluvia y los vientos de más de 100 kilómetros por hora que azotan la región desde hace semanas, los servicios de salvataje británicos y franceses inspeccionaron casi 3.000 kilómetros cuadrados de mar.
Tres días después, sin ningún indicio del avión, los especialistas sabían que todo sería en vano. "Por desgracia tememos lo peor", declaró John Fitzgerald, director general de la Agencia de Socorros Marítimos del Channel Islands Airsearch. Si cayó, "el avión debería haberse partido. Y en ese caso no hay esperanzas. Y si consiguieron amerizar, en las condiciones climáticas actuales, las posibilidades de sobrevivir son realmente escasas", confesó.
Fitzgerald también previno que, en caso de accidente brutal, los restos del avión derivarían empujados por el viento y las mareas que, en esa región del Atlántico, suelen ser las más amplias del mundo. Finalmente así fue.

El hallazgo

Los asientos del Piper aparecieron hace una semana en la remota playa de Surtainville, sobre la costa oeste de la península del Contentin, situada justo enfrente a las islas anglo-normandas, en la parte más ancha del Canal de La Mancha. Los avistó una vecina durante su caminata matinal. "Es el avión de Sala, me dije de inmediato", recordó la mujer.
El Bureau d'Enquêtes et d'Analyses (BEA), la autoridad responsable de la aviación civil en Francia, lo anunció dos días después. También declaró haber transmitido las informaciones a sus homólogos de la l'Air Accident Investigation Branch (AAIB), responsables británicos de la investigación.
Con esos datos, el perímetro de búsqueda fue restringido a una zona de 13 kilómetros cuadrados. Pero no hubo necesidad de un enorme despliegue. Ayer por la tarde, el oceanógrafo y "buscador de restos de naufragio" David Mearns, cuya sociedad Bleu Water Recoveries fue contratada por la familia de Emiliano para encontrar el aparato, dio la noticia a través de dos tuit. "Los restos del avión que transportaba a Emiliano Sala y al piloto David Ibbotson fue localizado esta mañana por el FPV Morven", informó.
No se sabe cuánto tiempo demandará encontrar las respuestas a todos los interrogantes. Recién entonces, la familia y los amigos de Emiliano Sala podrán iniciar el doloroso camino del duelo.

Fuente: La Nación
 

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