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26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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Del paraje Candado Grande, a recorrer el mundo

Santos Gabriel Rueda es ingeniero nuclear y uno de los mejores runners del país. Su historia es ejemplar de principio a fin.
Domingo, 14 de abril de 2019 01:04

En el mapa de Salta cuesta encontrar el paraje Candado Grande. El dato más certero es que ese lugar inhóspito se encuentra a 40 kilómetros de Aguas Blancas, en la frontera con Bolivia. Santos Gabriel Rueda dio sus primeros pasos allí, esos que lo llevaron acarrear caballos para ganarse unos pesos y más tarde a correr por el mundo, como integrante del seleccionado argentino de trail running.
En esa pequeña comunidad de once familias está la escuela primaria 4306, donde Santos hizo sus primeras tareas que le permitieron, 20 años más tarde, ser ingeniero nuclear. 
Su historia es tan increíble como real. Digna de un documental de Netflix.
A 28 años de su nacimiento Rueda visitó El Tribuno y contó gran parte de una maravillosa vida que pudo superar las adversidades y demostró que no hay excusas si los sueños son realmente grandes. “Cuando llegué a una cima, vi que había otras”, dijo.

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En el mapa de Salta cuesta encontrar el paraje Candado Grande. El dato más certero es que ese lugar inhóspito se encuentra a 40 kilómetros de Aguas Blancas, en la frontera con Bolivia. Santos Gabriel Rueda dio sus primeros pasos allí, esos que lo llevaron acarrear caballos para ganarse unos pesos y más tarde a correr por el mundo, como integrante del seleccionado argentino de trail running.
En esa pequeña comunidad de once familias está la escuela primaria 4306, donde Santos hizo sus primeras tareas que le permitieron, 20 años más tarde, ser ingeniero nuclear. 
Su historia es tan increíble como real. Digna de un documental de Netflix.
A 28 años de su nacimiento Rueda visitó El Tribuno y contó gran parte de una maravillosa vida que pudo superar las adversidades y demostró que no hay excusas si los sueños son realmente grandes. “Cuando llegué a una cima, vi que había otras”, dijo.

 
De chico concurrió a esa institución educativa que hoy está olvidada y pasó la infancia más feliz que pudo.
El primer obstáculo que logró sortear fue su llegada al secundario. Es que a falta de otra escuela en Candado Grande, tuvo que anotarse en el colegio 5059 de Aguas Blancas, a 40 kilómetros de su casa.
“Iba y volvía desde el paraje a Aguas Blancas, pero no era un camino de fácil acceso. Tenía que ingresar a Bolivia y volver a pasar al país por un paso sin control migratorio, para llegar a destino”, comentó a este diario.
En la adolescencia su rumbo empezó a cambiar. Mientras se anotaba en las Olimpíadas de matemáticas, ya hacía algunas “changas”. 
“Trabaja con ganas porque a mis gastos los generaba yo. En la feria sacaba bolsas de harina, pero nunca dejé de estudiar”.
Para que Santos continúe yendo a clases, su mamá Rafaela Condorí jugó un rol fundamental.

Santos Rueda, con su hermano médico y su madre.
“Tengo un cariño muy especial y admiro mucho a mi mamá que la tuvo muy clara. Seguramente vio tantas generaciones que se quedaron trabajando en el paraje y dijo: ‘por acá no va’”.
“Llevaba a mis hermanas a la casa de algún tío o conocido a Orán o Aguas Blancas y eran niñeras a cambio ir al colegio. Ella se encargó de que estudiemos, porque mi papá, Eleuterio Rueda, quería que trabajemos en el campo, decía que ya tenía edad para ser obrero”.
Si bien el tiempo le dio la razón a Rafaela, también valoró los pensamientos de Eleuterio. 
“Como padres creo que hay que saber equilibrar las cosas, para que se entienda el esfuerzo que ellos hacen. Es importante que los chicos vean el empeño”. 
En ese entonces la Ingeniería Nuclear y el trail running ni siquiera estaban en su mente hasta que viajó a Córdoba.
“Salir del paraje e ir a Aguas Blancas, ya me parecía una metrópolis y ni hablar cuando fui a las Olimpíadas a Córdoba, fue descubrir que había un mundo afuera, me abrió la cabeza. No es que tenía diagramado lo que me iba a pasar. Cuando llegué a una cima, vi que había otras”.
Al salir del secundario consiguió una beca en el Instituto Balseiro y en Bariloche inició sus estudios en Ingeniería Nuclear.
“Si bien no la considero una carrera difícil, como cualquier ingeniería, hay que estar todo el día cursando y eso me llevó a correr. En 2012, el estudio me desgastaba bastante y sabía que eso iba a terminar siendo contraproducente. Además había aumentado de peso. Entonces salí a despejarme”, comentó.

 

Ubicación de la escuela del paraje Candado Grande, hoy cerrada por falta de alumnos.


“Lo más económico, simple y completo, fue salir a correr. Solo hace falta ponerse unas zapatillas y comenzar. Bariloche tiene muchas montañas muy pintorescas, el trekking está desarrollado, pero cuando me recibí recién logré dedicarle más tiempo y me fue mejor”, agregó quien hoy es uno de los mejores runners de Argentina.
De hecho, el salteño representará al país en el Mundial Ultra Trail de Portugal, que se llevará a cabo en junio, aunque la Confederación de Atletismo no le aportará ni siquiera los pasajes.
Una montaña de más
En la previa del Mundial, Rueda no deja de participar en las diferentes competencias que se le presentan y a principios de abril estuvo en Ushuaia, ¡donde corrió una montaña más que sus competidores! Increíble, pero real.
“El clima fue bastante complicado, entonces sacaron una cumbre, pero con un francés veníamos primero y segundo así que nos enteramos en esa cumbre que no debíamos subirla. Terminé haciendo 15 kilómetros más, una montaña de más, que el resto”.
Tras ese viaje, su destino fue Salta, lugar donde cerró el círculo, según dijo.
“Tuve una charla con corredores de montaña y la entrada era un par de zapatillas para enviarlas a Aguas Blancas. De alguna manera intenté cerrar      mi historia”, cerró.            
 

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