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Un país que vive en la incertidumbre

Viernes, 24 de mayo de 2019 00:00

Los actuales desafíos tanto económicos como financieros de nuestro país son una consecuencia de debilidades estructurales de mucho tiempo atrás, es decir de su historia, con el agravante que los de hoy se potencian mucho más ya que tenemos, además, factores externos negativos y si a esto le sumamos la incertidumbre política faltando tan poco tiempo para las elecciones, el resultado no deja de ser preocupante.

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Los actuales desafíos tanto económicos como financieros de nuestro país son una consecuencia de debilidades estructurales de mucho tiempo atrás, es decir de su historia, con el agravante que los de hoy se potencian mucho más ya que tenemos, además, factores externos negativos y si a esto le sumamos la incertidumbre política faltando tan poco tiempo para las elecciones, el resultado no deja de ser preocupante.

El mundo está creciendo levemente, entre los conflictos comerciales de los grandes países exportadores sumando la volatilidad financiera que ocasiona. Observando que internamente tenemos condiciones que no permiten nuestro crecimiento, como la gran presión tributaria, los desequilibrios financieros (inflación y altas tasas de interés) que, entre otros, es comprensible que tanto las personas y empresas nacionales como extranjeras hayan perdido la confianza en el valor de nuestra moneda.

La abultada deuda en títulos públicos que generan intereses con tasas muy superiores a la inflación, incentivando mayores especulaciones financieras, sumando la incertidumbre política y la falta o incapacidad del país para construir las estructuras de un desarrollo productivo permanente e inclusivo, ratifica el estado de incertidumbre por el que estamos pasando.

¿Hacia dónde ir?

Hoy podemos afirmar que, ante la versatilidad política y económica de Argentina, ningún ciudadano común puede saber qué hacer o hacia dónde ir. Estamos en un verdadero dilema.

Desde lo económico, el Gobierno está dando señales de que la cotización del dólar se mantendrá estable, alertando a este que si no se controla la inflación, la estabilidad temporaria corre peligro y que la divisa podría seguir subiendo. Tanto la inflación como la cotización del dólar deben ser controladas, razón más que válida para afirmar que podemos entrar en un verdadero circulo vicioso. Para ser un poco optimistas podríamos afirmar que la inflación levemente se está empezando a disminuir con la ventaja que tendremos una buena cosecha que permitirá el ingreso de divisas aparte de las aportadas por el FMI, la política monetaria (sin emisión de dinero) se está ordenando a un costo demasiado alto, la actual recesión, cierre de empresas y pérdida de puestos de trabajo son una muestra de lo que nos cuesta.

Lo que viene

El desafío en el corto plazo tendría que ser, mantener la inflación a valores bajos y controlar la cotización del dólar, corriendo el peligro de que si las reservas del BCRA y los dólares que ingresen por las exportaciones y el préstamo del FMI se consumen rápido por la compra de ahorristas e inversores, la confianza sobre la economía se resentirá, la dolarización y la especulación aumentara y disminuirá la cantidad de dinero que aportaran los inversores a proyectos productivos. Desde lo político, nos preguntamos faltando tan poco tiempo para las elecciones reina la incertidumbre. Sólo sabemos que Mauricio Macri aspira a ser reelegido, Alberto Fernández encabezará la fórmula con la expresidente de vice, Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa irán a las PASO, Roberto Lavagna candidato en un nuevo frente. Pero ninguno dice algo que todos los argentinos merecemos saber: cuál es su diagnóstico de los problemas de fondo (y no quién tendría la culpa en esta coyuntura).

Todos dicen lo que nos gustaría; ninguno, lo que hace falta.

Los inversores y el electorado caminan en la penumbra.

Dólar, inflación y FMI

Recientemente conocimos el dato de inflación de abril, 3,4% con tendencia a la baja en los próximos meses, no porque sea un plan de reactivación de la economía sino porque simplemente se busca bajar la inflación en un esquema recesivo que no le hace nada bien a nuestro país, afirmando con un cierto optimismo ya que se podría ir cortando la espiralización de la inflación. Varios analistas opinan que es muy difícil bajar la inflación en un esquema recesivo, ya que además contribuye a generar un mayor mal humor social lo ideal sería hacerlo en un esquema de la economía en crecimiento. A la inflación se la debe vencer como lo hicieron muchos países, sin ir más lejos, nuestros vecinos. Para eso no solo es necesario consensuar, respetar y hacer cumplir medidas económicas, políticas y jurídicas, es decir con el compromiso de todos los sectores en el cumplimiento de políticas de estado preestablecidas que respeten todos los gobiernos independientemente del signo político que tengan.

Preguntas esenciales

No solo es la incertidumbre política por no saber quiénes competirán para ser presidente; es clave para evacuar dudas que desde la economía causan mucha preocupación. El ciudadano necesita, conocer programas de gobierno, intuir al menos cómo bajaremos la inflación. ¿Seguiremos con el mismo modelo o no? ¿Cómo haremos para pagar nuestros compromisos externos? ¿Se refinanciará la deuda? ¿Habrá quita? ¿Se seguirá con la dolarización de la economía, tendremos nuevamente un cepo, habrá relación de la cotización dólar- peso para que seamos competitivos en el mundo? ¿Buscaremos hacer fuerte nuestra moneda? ¿Se apostará al mercado interno? ¿Se abrirá la economía? ¿Bajará la presión tributaria, habrá reforma laboral, previsional e impositiva, pasaremos de una economía especulativa a una economía productiva? ¿Cómo combatiremos a la pobreza?

Esas son las dudas que exigen un compromiso inequívoco de los candidatos. Y será nuestra obligación controlarlos para que cumplan con sus promesas. Hoy. Al plantear esto, parece que estuviéramos ilusionándonos con una utopía. Pero es la esencia de la democracia republicana.

Esperando que se inicie definitivamente la tan mentada recuperación de la economía y empecemos a hablar de crecimiento. Es necesario dejar de administrar pobreza para empezar a generar riquezas.

 

 

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