Guacamayos verdes en las plazas y espacios públicos de Salvador Mazza, tucanes en Tres Cerritos y otras especies silvestres y protegidas deambulan en zonas densamente pobladas. El motivo, el avance de la urbanización y fundamentalmente los desmontes, no solo en la región sino también en los países vecinos. Sin lugar a dudas, las consecuencias la paga la fauna que debe migrar y adaptarse a nuevos ambientes, muchas veces hostiles.
El llamado del área de Ambiente de la Provincia a “respetar las especies protegidas” no es casual. Responde a numerosas denuncias sobre la agresión que sufren a causa del accionar irracional de algunas personas. En la plaza de Salvador Massa, en el extremo norte, fueron muchos los casos de jóvenes que apedrearon a ejemplares de guacamayos verdes, que buscaron refugio en su arboleda; mientras que vecinos de General Mosconi dan cuenta que “los chicos suelen hondear a diario a los tucanes” y en Anta afirman que están desapareciendo los loros habladores.
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Guacamayos verdes en las plazas y espacios públicos de Salvador Mazza, tucanes en Tres Cerritos y otras especies silvestres y protegidas deambulan en zonas densamente pobladas. El motivo, el avance de la urbanización y fundamentalmente los desmontes, no solo en la región sino también en los países vecinos. Sin lugar a dudas, las consecuencias la paga la fauna que debe migrar y adaptarse a nuevos ambientes, muchas veces hostiles.
El llamado del área de Ambiente de la Provincia a “respetar las especies protegidas” no es casual. Responde a numerosas denuncias sobre la agresión que sufren a causa del accionar irracional de algunas personas. En la plaza de Salvador Massa, en el extremo norte, fueron muchos los casos de jóvenes que apedrearon a ejemplares de guacamayos verdes, que buscaron refugio en su arboleda; mientras que vecinos de General Mosconi dan cuenta que “los chicos suelen hondear a diario a los tucanes” y en Anta afirman que están desapareciendo los loros habladores.
Desde el Gobierno dan cuenta que hay ciertas especies que lo hacen en busca de alimento, frente a las heladas invernales. La zona de Caraparí, aseguran, está monitoreada y existe un proyecto para declararla protegida.
Tiempo atrás en Cerrillos, un grupo de muchachos terminó con la vida de “Luchita”, una pacífica lechuza que se había convertido en mascota de la escuela cerrillana Benjamín Matienzo, de Las Blancas, porque solía visitar a los chicos todos los días durante el recreo. Las crueldad no tiene límites.
Es por eso de la necesidad de generar conciencia de proteger y preservar a las especies que ya fueron afectadas y condenadas en primera instancia por el avance arrollador de la “civilización”. Disfrutemos de ellas contemplando su belleza y esplendor, hasta que puedan hallar un lugar seguro donde refugiarse y sobrevivir.