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28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
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“Perfectos desconocidos plantea lo difícil que es abrir nuestra privacidad” 

Mañana, a las 22, en la Casa de la Cultura, se presentará la divertida y exitosa obra teatral. Las entradas se pueden adquirir en el teatro, Caseros 460 o a través de www.saltaticket.gob.ar y 2x1 con Club El Tribuno. 
Jueves, 29 de agosto de 2019 10:37

 

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Marita Simón 
El Tribuno


Esta vez no está frente al público sino frente a un elenco que responde a sus directivas minuciosas, detalladas, estudiadas. Es Guillermo Francella, el aplaudido, admirado y querido actor que esta vez, en la piel de director, trae a Salta “Perfectos desconocidos”, la obra teatral basada en la exitosísima película italiana de Paolo Genovese, que también tuvo una versión española dirigida por Alex de la Iglesia, y que ahora fue una explosión en el teatro argentino. Tras un año y medio de puesta en Buenos Aires, este mes salió al interior y comenzó por el noroeste. 
Es así que este viernes estará, a las 22, en la Casa de la Cultura, donde se pueden comprar las entradas o en www.saltatic ket .gob.ar y 2x1 con Club El Tribuno. 
Tomás Fonzi, Peto Menahem, Manuela Pal, Carla Pandolfi, Carlos Portaluppi, Raúl Taibo y Magela Zanotta, son los protagonistas de esta historia de amigos de años y sus parejas que, en una noche de tantas que se reúnen a cenar, la dueña de casa propone un juego: que cada uno deje su celular sobre la mesa y todo mensaje o llamada que llegue, sea leído o escuchado por todos, para probar que nadie tiene nada que ocultar. Desde ese momento se abre una caja de Pandora, con sorpresas y giros que alternan entre el drama y la comedia, para descubrir que en realidad eran... perfectos desconocidos. 

 


Mientras el elenco se prepara para viajar, El Tribuno dialogó con Francella sobre este nuevo rol que decidió tomar, casi como un paréntesis entre las filmaciones que lo mantienen ocupado la mayor parte de su tiempo.
¿Como surgió tu decisión de ponerte en la silla de director con esta obra?
Cuando vi la película del italiano Paolo Genovese inmediatamente la asimilé para un universo teatral, y me sedujo tanto la idea que intenté comprar los derechos para ver la reacción del espectador argentino, y una vez que la adapté armé el elenco que quería para este trabajo y me metí en este desafío de dirigir. Tenía muchas ganas y si bien lo había hecho, al mismo tiempo había actuado. Esta vez fue solamente la dirección que me atrajo muchísimo y plasmé eso que anhelé lograr y que hace casi dos años que estamos con un éxito enorme en Buenos Aires, ahora con la gira nacional con el norte a través de Santiago del Estero, Tucumán y Salta, y también gira internacional.
¿Qué tan diferente es dirigir exclusivamente?¿Exige afinar la mirada en otros aspectos o cómo lo experimentás?
Fue vital el proceso de adaptación que primero pasa por ver exactamente lo que quería y luego elegir el elenco y darles el timing (sincronización) que sueño para la comedia, de “modo endovenoso” demandar todo lo que necesitaba y que tengan ese ritmo que yo anhelaba. Fue maravilloso, adictivo. Cuando ves la obra adaptada, la puesta en escena, la escenografía, las luces, el audio y verla realizada es maravilloso, pero lo más perfecto es la reacción del público. Sin dudas es una temática muy atractiva y actual con el uso extremo de los celulares. Al escuchar lo que cada uno recibe se genera una incomodidad fatal no solamente porque alguien pueda engañar a otro, sino básicamente porque se quiebra la privacidad, por la exposición, porque es como desnudarse frente al otro. Y esto abre un abanico que va desde la carcajada a la angustia y, en el medio, un enorme momento de reflexión.
Sería terrible animarse a esta experiencia en nuestra vida real, con los amigos, porque pese a la exposición que muchos asumen por las redes, hay aspectos que ninguno queremos que se muestren...
Claro! Si hasta cuando estamos juntos con amigos y, supongamos, está el bluetooth y entra una llamada o mensaje, genera incomodidad.. y es lógico, más allá que sea una charla simple e inocente. Tiene que ver con esto de “desnudarse” frente al otro, y aunque sea una llamada tonta, es como abrir la caja negra de nuestra vida, ahí están nuestros secretos, pese a que en la actualidad estamos hiperconectados.
Esta experiencia de dirección teatral, ¿es un trampolín para que vengan otras similares?
No... se me vienen cosas como actor, acabo de filmar una película y ya estoy por filmar otra, tengo proyectos, pero no dirección. Esto me enganchó mucho porque me entusiasmó el texto y dije “lo hago”.
¿Cómo es la convivencia entre el elenco tras compartir tanto tiempo en escena juntos y ahora los viajes?
Se generó un clima fantástico. Más allá de lo talentosos que son, todos son buenas personas y se divierten mucho. Pero también están muy satisfechos con lo que vienen haciendo, ya llevamos más de 300 representaciones, gusta mucho lo que presentamos y en el escenario se sienten gigantes porque tienen un contexto que los contiene y lograr lo que yo, como director, anhelé tener.
Podés decir que no los tocó el contexto de crisis...
Siempre hubo crisis, ya las conocemos como argentinos. Pero cuando se elige y se trabaja fuerte en un proyecto, ese proyecto es convocante. Tuvimos una merma general en el consumo, pero puntualmente con “Perfectos desconocidos” no lo vivimos. El humor atenúa, es un mimo al alma, aun en épocas muy duras. Los teatros se llenan porque la gente no solo elige ver a los actores que quiere, sino que busca el bálsamo de la risa.
¿Cómo te llevás con este periodo tan especial en el país, previo a las elecciones generales, entre la angustia y el temor?
Nos toca vivir esta como siempre, toda la vida fue así... Ojalá que haya una buena elección, pero sobre todo que no aparezcan agitadores que provoquen desestabilizaciones previas, algo a lo que lamentablemente estamos acostumbrados. Ojalá que la Argentina encuentre gente democrática, con ganas de dar los pasos correctos. Y después veremos quién será el Presidente en el próximo mandato. Pero sobre todo ansío que haya paz, en todo sentido, no con gente que arma cosas para desestabilizar; eso siempre me resultó vomitivo. 
 

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