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Monopatines eléctricos: ¿seguridad o diversión?

Son vehículos inestables, poco visibles, muy silenciosos, y circulan a velocidades de hasta 30 km/h. Lo peligroso es que circulan por veredas y calles.
Sabado, 11 de enero de 2020 01:25

Cuando nuevos vehículos aparecen, motorizados o no, como los monopatines electrónicos, aparece con ellos el desafío de poder circular seguros para quienes los adquieren. En Salta este tipo de vehículos está apareciendo lenta y paulatinamente, pero supone un riesgo anticipado para los usuarios.

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Cuando nuevos vehículos aparecen, motorizados o no, como los monopatines electrónicos, aparece con ellos el desafío de poder circular seguros para quienes los adquieren. En Salta este tipo de vehículos está apareciendo lenta y paulatinamente, pero supone un riesgo anticipado para los usuarios.

Este nuevo actor, por cierto vulnerable y en gran parte peligroso para sí y los demás, suma cada día nuevos adeptos. Es un vehículo económico, ligero, cuidadoso con el ambiente y no necesita seguro ni permisos para circular. Sin embargo, esto no será así por siempre, ya que conlleva riesgos que deben ser anticipados y normados en el sistema de tránsito.

Un antecedente importante es el de la ciudad de Buenos Aires. Ante la rápida aceptación de este medio de transporte, que brinda una solución de movilidad urbana eficiente, la Legislatura porteña decidió darle un marco legal, y en mayo del año pasado aprobó la ley que regula el uso de monopatines eléctricos en la ciudad.

La norma determina a estos vehículos como dispositivos de una única plaza, por lo que no podrán llevar acompañantes, y serán propulsados exclusivamente por motores eléctricos. Además, deben tener un sistema de frenos que actúe sobre sus ruedas, una base de apoyo para los pies, timbre o bocina que permita llamar la atención, elementos reflectantes para una adecuada visibilidad y disponer al menos de una luz delantera y otra trasera. Su velocidad máxima será de 25 kilómetros por hora. Podrán circular únicamente por las bicisendas, ciclovías y ciclocarriles, y en las zonas donde aquellos no existan podrán ir por la calzada, del lado derecho, pero no por avenidas ni veredas, ni tampoco ser impulsados tomándose de otro vehículo. No hace falta licencia, pero hay que ser mayor de 16 años para conducirlos y el uso de casco es obligatorio.

Claramente la reglamentación tiene ítems que son ineludiblemente relacionados con la seguridad vial y exigen los mínimos estándares de protección. Sin embargo, su uso provoca controversias entre los especialistas en seguridad vial. Algunos consideran que son inestables y poco visibles; otros creen que son cómodos para viajes cortos y que hay que poner el foco en la concientización para un buen manejo.

La revista médica JAMA (siglas de Journal of the American Medical Association) recogió un estudio realizado por la Universidad de California que contabilizó el número de atenciones de urgencias por accidentes por monopatines eléctricos realizadas en dos centros hospitalarios de Los Ángeles.

Los casos fueron más elevados de lo que se esperaba: 249 personas fueron atendidas por lesiones entre agosto de 2017 y septiembre de 2018, siendo las más frecuentes las fracturas y las conmociones en la cabeza. De este volumen, el 92% de los atendidos fueron los propios conductores.

Por otro lado, y en lo que constituyó la primera víctima en Gran Bretaña, en julio del año pasado la famosa youtuber Emily Hartridge murió al ser atropellada por un camión cuando se trasladaba en un monopatín eléctrico en España. Además, en 2018 cinco personas murieron en siniestros viales de este tipo, aunque en total hubo unas 273 involucradas. El análisis revela que este tipo de vehículos tuvo responsabilidad en el 90% de los casos, generalmente por imprudencia, descuidos o falta de pericia.

El costo/beneficio del uso de este vehículo está supeditado entonces a lo que conocemos como la seguridad ante la comodidad. Entonces debemos reflexionar sobre si estos vehículos que reportan beneficios de movilidad y ausencia de emisiones en el entorno urbano establecen la prioridad de la seguridad vial, tanto en lo que respecta a los propios usuarios de monopatines como a la población en general.

Los monopatines eléctricos son inestables, poco visibles, muy silenciosos y circulan a velocidades considerables (25 a 30 km/h) por todas partes, por las veredas entre peatones, por la calzada y en las ciclovías. Sin embargo, esa velocidad es suficiente para provocar lesiones graves en caso de colisión o caídas. Por eso, es el desafío de los nuevos gobiernos generar reglamentaciones que prevengan muertes y normen el uso de monopatines eléctricos. Entendamos, son vehículos, no juguetes.

 

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