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El ceibo: fuerte, frondoso y resistente, ya tiñe de rojo las veredas salteñas

La floración del ceibo, la flor nacional, marca el punto cúlmine de la primavera. La historia de su mítico origen cuenta las vivencias de una india guaraní y su fortaleza.
Miércoles, 07 de octubre de 2020 20:59

La primavera vive su esplendor. Los lapachos fueron los primeros en pintar de rosa y amarillo las veredas. Llegaron los primeros calores y ya se espera la primera lluvia de octubre, y entonces serán los ceibos los que adornarán sus copas de rojo. 
Hasta hace un par de décadas no era novedad encontrarse con estos árboles en las veredas de Salta. Sobre la avenida Belgrano y Alvear o en el parque externo de la centenaria escuela Normal. Ahora solo se los encuentra en las avenidas del municipio de San Lorenzo y los cerros hacia la La Caldera. 
En diálogo con El Tribuno, José Minetti, ingeniero forestal y director regional de INTA Salta y Jujuy, explicó que si bien existen 120 especies de ceibos, Argentina solo cuenta con tres especies nativas. “El ceibo que constituye la flor nacional es el ceibo común, de nombre Erythrina crista-galli”, explicó el ingeniero. 
Este árbol es de porte pequeño, de 10 metros de altura y es la especie de mayor distribución geográfica en el país. Se lo puede encontrar desde la región pampeana al norte de Neuquén y luego en el norte del país. Se lo cultiva en plazas, a orillas de arroyos y plazas. “En forma natural crece en las selvas de galería a orillas de los cursos de agua que corren en el centro del país”, agregó, pero para el ingeniero los ceibos más lindos son los del norte, de Salta y Jujuy. “Que es el que encontramos en el Valle de Lerma y en las calles de San Lorenzo, Vaqueros, La Caldera. Su hábitat natural es la selva montana, es un árbol de 20 metros de altura y se utiliza en caminos rurales y en avenidas bien amplias”, detalló. Su nombre científico es “Erythrina falcata” y se lo conoce como ceibo salto-jujeño. 
El tercer árbol nativo crece en la zona de Orán y San Martín, en la transición de la selva al norte chaqueño. Se lo conoce como ceibo rosado, con una flor de color salmón, se lo ubica en la parte más baja de las yungas, se llama ceibos rosados Erythrina dominguezii.
Minetti destacó que la poca presencia de estos árboles en la ciudad, en realidad no tienen que ver con ninguna plaga, ya que son especias nativas, crecen en forma natural en sus espacios. Pero si es que su uso depende de cada sitio, ninguna planta para su crecimiento normal requiere de la poda. “Esto es una práctica del hombre, para evitar que crezcan sus raíces o sea muy alto”, agregó el especialista. El ceibo, que además es la flor nacional, tiene una larga historia y una leyenda, que lo sitúa en la historia de las tribus originarias. 
Fabio Pérez Paz, autor de los éxitos de Duende Amigo, recuperó la historia de Anahí, la leyenda que da origen a la flor del ceibo y la hizo llegar a sus jóvenes lectores. 
En diálogo con El Tribuno, Pérez Paz recordó que se trataba de una joven guaraní, que logró escapar de sus captores, que tras perseguirla la queman, y mientras este horrible hecho ocurría se convierte en el árbol del ceibo. “Entiendo que la declaración de flor nacional de esta flor tiene que ver con el espíritu de libertad que tuvieron siempre los guaraníes y que se debe rescatar y promover entre los argentinos”, rescató el escritor, describiendo el valor cultural de este árbol que pronto vestirá de rojo a Salta. 

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La primavera vive su esplendor. Los lapachos fueron los primeros en pintar de rosa y amarillo las veredas. Llegaron los primeros calores y ya se espera la primera lluvia de octubre, y entonces serán los ceibos los que adornarán sus copas de rojo. 
Hasta hace un par de décadas no era novedad encontrarse con estos árboles en las veredas de Salta. Sobre la avenida Belgrano y Alvear o en el parque externo de la centenaria escuela Normal. Ahora solo se los encuentra en las avenidas del municipio de San Lorenzo y los cerros hacia la La Caldera. 
En diálogo con El Tribuno, José Minetti, ingeniero forestal y director regional de INTA Salta y Jujuy, explicó que si bien existen 120 especies de ceibos, Argentina solo cuenta con tres especies nativas. “El ceibo que constituye la flor nacional es el ceibo común, de nombre Erythrina crista-galli”, explicó el ingeniero. 
Este árbol es de porte pequeño, de 10 metros de altura y es la especie de mayor distribución geográfica en el país. Se lo puede encontrar desde la región pampeana al norte de Neuquén y luego en el norte del país. Se lo cultiva en plazas, a orillas de arroyos y plazas. “En forma natural crece en las selvas de galería a orillas de los cursos de agua que corren en el centro del país”, agregó, pero para el ingeniero los ceibos más lindos son los del norte, de Salta y Jujuy. “Que es el que encontramos en el Valle de Lerma y en las calles de San Lorenzo, Vaqueros, La Caldera. Su hábitat natural es la selva montana, es un árbol de 20 metros de altura y se utiliza en caminos rurales y en avenidas bien amplias”, detalló. Su nombre científico es “Erythrina falcata” y se lo conoce como ceibo salto-jujeño. 
El tercer árbol nativo crece en la zona de Orán y San Martín, en la transición de la selva al norte chaqueño. Se lo conoce como ceibo rosado, con una flor de color salmón, se lo ubica en la parte más baja de las yungas, se llama ceibos rosados Erythrina dominguezii.
Minetti destacó que la poca presencia de estos árboles en la ciudad, en realidad no tienen que ver con ninguna plaga, ya que son especias nativas, crecen en forma natural en sus espacios. Pero si es que su uso depende de cada sitio, ninguna planta para su crecimiento normal requiere de la poda. “Esto es una práctica del hombre, para evitar que crezcan sus raíces o sea muy alto”, agregó el especialista. El ceibo, que además es la flor nacional, tiene una larga historia y una leyenda, que lo sitúa en la historia de las tribus originarias. 
Fabio Pérez Paz, autor de los éxitos de Duende Amigo, recuperó la historia de Anahí, la leyenda que da origen a la flor del ceibo y la hizo llegar a sus jóvenes lectores. 
En diálogo con El Tribuno, Pérez Paz recordó que se trataba de una joven guaraní, que logró escapar de sus captores, que tras perseguirla la queman, y mientras este horrible hecho ocurría se convierte en el árbol del ceibo. “Entiendo que la declaración de flor nacional de esta flor tiene que ver con el espíritu de libertad que tuvieron siempre los guaraníes y que se debe rescatar y promover entre los argentinos”, rescató el escritor, describiendo el valor cultural de este árbol que pronto vestirá de rojo a Salta. 

 

La leyenda

Antes de la llegada de los españoles, el continente americano tenía increíbles imperios. Entre estos estaban los guaraníes. En una de esas familias guaraníes vivía Anahí. Los guaraníes resistieron con valentía pero no pudieron torcer el ataque invasor. Casi todos los varones de la tribu fueron asesinados y las mujeres tomadas
prisioneras, entre ellas Anahí. Una noche, la joven decidió escapar. Los españoles la capturaron y prendieron fuego. Mientras las llamas la consumían, su
piel desprendió pétalos rojos. Anahí se convirtió en un hermoso árbol.
 

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