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Caso Mathieu Martin: otra vez se juzga un crimen sin cuerpo

No hubo confesión, sí denuncias de apremios. Uno de los Cuevas es parapléjico. La libertad prácticamente de por vida de dos personas se dirime solo por dichos de terceros.
Martes, 10 de noviembre de 2020 02:05

En la mañana de ayer arrancó el juicio en contra de los hermanos Juan y Froilán Cuevas, imputados como coautores del delito de homicidio simple en perjuicio de Mathieu Pierre Martin, el turista de origen francés que desapareció en agosto de 2018, supuestamente, en cercanías de Iruya.

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En la mañana de ayer arrancó el juicio en contra de los hermanos Juan y Froilán Cuevas, imputados como coautores del delito de homicidio simple en perjuicio de Mathieu Pierre Martin, el turista de origen francés que desapareció en agosto de 2018, supuestamente, en cercanías de Iruya.

El cuerpo de Mathieu Martin jamás fue localizado. El móvil del nebuloso asesinato nunca estuvo claro como tampoco hubo testigos del hecho.

De más está decir que nada se sabe de qué murió el turista y menos el arma o elemento utilizado para darle el supuesto fin que asevera la acusación fiscal le causaron los hermanos Cuevas.

Con ese marco común a otros juicios llevados a cabo en los últimos años en esta capital, donde varias personas fueron penadas con gravosas condenas, las audiencias ayer iniciadas pretenden echar luz a un caso complejo, que además tiene como preámbulo una causa por apremios ilegales en contra de los ahora acusados, de la que siete policías salieron absueltos sin mácula alguna.

En la primera audiencia, que se lleva a cabo en la Sala de Grandes Juicios, se dio lectura al requerimiento del juicio, se identificó a los acusados (Froilán asistió de manera remota) y declararon los familiares de la víctima, mediante videollamada desde Francia.

Con la participación de un traductor tomaron la palabra los padres de Mathieu. Primero lo hizo su madre y contó que "su hijo era una persona sin vicios", que llevaba consigo en los viajes su mochila, una cámara de fotos, un celular, efectos personales y algunos utensilios.

También lo describió como una persona alta, musculosa, deportista, que se comunicaba por Messenger cada 15 días y algunas veces por teléfono.

Frente a la requisitoria del fiscal Ramiro Ramos Ossorio, uno de los representantes del Ministerio Público Fiscal (junto con Pablo Rivero), la madre de Mathieu reveló que su hijo recorrió 75 países desde que tenía 18 años (al momento de su desaparición tenía 32), y que habían acordado encontrarse en Brasil.

Dijo además que el 25 de agosto se comunicaron con el embajador de Francia al no tener contacto con su hijo y le dijeron que esperara, ya que en la zona es frecuente la dificultad para comunicarse.

En septiembre oficializaron su desaparición.

Ante la pregunta de la querella, a cargo del abogado Matías Sebastián Adet Figueroa, la madre dijo que su hijo era una persona prudente y cuidadosa, "más aún con personas y en lugares desconocidos".

A continuación también declaró el padre de Mathieu Martin y coincidió con los dichos de la madre.

Luego de un cuarto intermedio, la hermana de Mathieu también prestó declaración en el juicio, lo mismo que los efectivos policiales que participaron en el operativo de búsqueda del turista francés en Iruya y zonas aledañas.

La audiencia continuará mañana a partir de las 8.30 y el Tribunal se expedirá sobre las nulidades planteadas por la defensa.

Extraño y difícil

El Ministerio Público Fiscal informó hace ya un año que "la autoría material del hecho que diera muerte a Martin surge acreditada de un informe del Servicio de Biología Molecular del CIF (Centro de Investigaciones Fiscales), cuyo análisis se realizó sobre una pulsera de goma secuestrada a Juan Cuevas, lo que permitió establecer un perfil genético compatible con un hijo de los padres de Mathieu".

La acusación se sostiene en testimonios de dos personas que comprometieron la situación de Juan y Froilán Cuevas.

Uno de estos testigos fue pareja de una hermana de los acusados, Rosa Cuevas.

Este sujeto sostiene que a través de ella supo que sus hermanos "se habían mandado una macana", que Juan Cuevas, en estado de ebriedad, atacó a traición a Martin con un arma blanca, es decir nunca vio nada.

El testigo relató también que por la fecha en que se buscaba al turista, vio fuego en la casa de los Cuevas, algo natural donde no existen servicios públicos de gas.

En la casa de los Cuevas los investigadores encontraron rastros quemados de prendas, y una linterna, un cuchillo y un pantalón de Martin escondidos bajo piedras, pero no el cuerpo ni rastros del mismo.

El otro testigo es un baquiano que colaboró en la búsqueda del turista y declaró que habló con Froilán Cuevas en diciembre de 2018 cuando acompañó a la Policía a Huacaloma y éste le confesó que su hermano Juan apuñaló a Martin. Froilán tiene una dificultad motriz en la mitad de su cuerpo (paraplejia). La fiscalía lo acusa por no haber evitado el crimen, aunque su condición hace pensar que no podría, aun si lo hubiere querido.

Existen antecedentes

En el año 2016 un sonado caso de femicidio donde el cuerpo del delito jamás fue hallado culminó con una dura condena en contra de un joven, pareja de la mujer desaparecida. 
El fallo en primera instancia dejó demasiadas dudas y dos años después el condenado recuperó su libertad y la causa por la desaparición de Marcela Mamaní se tiñó de impunidad. 
El juicio por la desaparición de Marcela Mamaní fue el primero en Salta sobre un caso en el que el cuerpo de la víctima no fue hallado por la investigación fiscal. En primera instancia, la Justicia condenó a José Javier “Indio” Aramayo a 16 años de prisión en un fallo histórico pero luego el Tribunal de Impugnación revocó la sentencia, lo absolvió y ordenó su liberación, esa medida fue confirmada en segunda instancia por la Corte de Justicia.
Por mayoría, la Corte no hizo lugar al recurso de inconstitucionalidad presentado por la Fiscalía y confirmó la absolución de Aramayo aplicando el beneficio de la duda por los votos de los jueces Pablo Mariño y Rubén Arias Nallar, quienes ordenaron la inmediata libertad de Aramayo.
Los jueces consideraron que no se arribó a la certeza positiva sobre la autoría del hecho por José Javier Aramayo porque no había elementos suficientes para destruir la presunción de inocencia, ya que se exige al acusador “una demostración plena y completa de la culpabilidad del acusado”.
En tanto, uno de los jueces de la Corte de Justicia de la provincia, Abel Cornejo, votó, en cambio, por revocar la sentencia de la Sala III del Tribunal de Impugnación y confirmar la sentencia condenatoria de la Sala III del Tribunal de Juicio.
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