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Domingo trágico en Cabra Corral: Un hombre se ahogó jugando en el agua con amigos

El triste hecho se produjo cuando seis personas nadaban en la zona de El Préstamo. El hombre fue rescatado por sus amigos ya sin vida, informó la Policía.
Domingo, 08 de noviembre de 2020 19:02

Un hombre de 40 años, con residencia en esta capital, perdió la vida en las aguas del dique Cabra Corral cuando departía en la calurosa mañana de ayer domingo junto a un grupo de amigos.
Fuentes policiales informaron que el equipo de rescate enviado hacia el lugar nada pudo hacer, ya que el malogrado bañista ya se encontraba sin vida cuando arribaron. 
Sin embargo, la fuente oficial aseguró que el personal de la Policía trató de reanimarlo ante el pedido de auxilio de quienes compartían un momento de diversión.
El hombre fue identificado como Carlos Alberto Pereyra, con domicilio en el microcentro salteño y los únicos testigos del suceso fueron los amigos de la víctima.
Las cinco personas que se encontraban junto a él dijeron que se trató de un accidente.
De todas maneras el fiscal penal de Graves Atentados, Ramiro Ramos Ossorio dispuso que los acompañantes y a la vez testigos presten su declaración informativa. Dispuso también que el médico legal examine el cuerpo en busca de signos de violencia y se despeje profesionalmente cualquier duda acerca del lamentable suceso, que empañó la fase final del aislamiento social obligatorio. 
El bañista murió por asfixia por inmersión, aunque el diagnóstico lo dará el forense a cargo de las pericias de rigor.
Una fuente policial consultada ayer por El Tribuno dijo que en el lugar donde Pereyra perdió la vida, las aguas están densamente pobladas de algas y que las mismas dificultaron supuestamente el rescate que intentaron hacer los presentes. 
Las versiones de cómo el hombre fue rescatado casi sin vida de un lugar, bastante alejado de la orilla, tiene algunas inconsistencias y es materia de investigación.
El lamentable suceso mortal ocurrió en el sector frente a la finca La Quinchada, donde acudió el personal de la División Lacustre luego del pedido de ayuda de las personas que se encontraban con el fallecido, ya rescatado.
El personal policial, que llegó con bastante inmediatez, intentó reanimarlo con la técnica RCP (reanimación cardiopulmonar) pero no hubo caso, ya no presentaba signos vitales. 
El cuerpo de Carlos Pereyra, fue trasladado en ambulancia al hospital zonal de Coronel Moldes, donde se constató su deceso, por parte de la médica Patricia Molina.
Tras realizarse la consulta judicial correspondiente, el fiscal Ramiro Ramos Ossorio ordenó una serie de mandamientos, como la declaración de testigos, de los amigos y una certificación médica sobre si existían signos de violencia y otras diligencias. 
Según el reporte emitido por la Policía, los presentes en el lugar eran seis personas.
Estas al principio decidieron refrescarse en las aguas del dique.
Luego comenzaron a jugar, aunque no trascendió qué tipo de juego y si era en grupo o en solitario, arrojando los calzados conocidos como “sapitos”, cada vez más lejos y se fueron adentrando hacia aguas más profundas. El espejo de agua está embalsado entre valles y cerros y las profundidades caen abruptamente, según el lugar del embalse. 
Lo cierto es que un incidente evitable se convirtió en tragedia, enlutando un domingo pleno de sol.

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Un hombre de 40 años, con residencia en esta capital, perdió la vida en las aguas del dique Cabra Corral cuando departía en la calurosa mañana de ayer domingo junto a un grupo de amigos.
Fuentes policiales informaron que el equipo de rescate enviado hacia el lugar nada pudo hacer, ya que el malogrado bañista ya se encontraba sin vida cuando arribaron. 
Sin embargo, la fuente oficial aseguró que el personal de la Policía trató de reanimarlo ante el pedido de auxilio de quienes compartían un momento de diversión.
El hombre fue identificado como Carlos Alberto Pereyra, con domicilio en el microcentro salteño y los únicos testigos del suceso fueron los amigos de la víctima.
Las cinco personas que se encontraban junto a él dijeron que se trató de un accidente.
De todas maneras el fiscal penal de Graves Atentados, Ramiro Ramos Ossorio dispuso que los acompañantes y a la vez testigos presten su declaración informativa. Dispuso también que el médico legal examine el cuerpo en busca de signos de violencia y se despeje profesionalmente cualquier duda acerca del lamentable suceso, que empañó la fase final del aislamiento social obligatorio. 
El bañista murió por asfixia por inmersión, aunque el diagnóstico lo dará el forense a cargo de las pericias de rigor.
Una fuente policial consultada ayer por El Tribuno dijo que en el lugar donde Pereyra perdió la vida, las aguas están densamente pobladas de algas y que las mismas dificultaron supuestamente el rescate que intentaron hacer los presentes. 
Las versiones de cómo el hombre fue rescatado casi sin vida de un lugar, bastante alejado de la orilla, tiene algunas inconsistencias y es materia de investigación.
El lamentable suceso mortal ocurrió en el sector frente a la finca La Quinchada, donde acudió el personal de la División Lacustre luego del pedido de ayuda de las personas que se encontraban con el fallecido, ya rescatado.
El personal policial, que llegó con bastante inmediatez, intentó reanimarlo con la técnica RCP (reanimación cardiopulmonar) pero no hubo caso, ya no presentaba signos vitales. 
El cuerpo de Carlos Pereyra, fue trasladado en ambulancia al hospital zonal de Coronel Moldes, donde se constató su deceso, por parte de la médica Patricia Molina.
Tras realizarse la consulta judicial correspondiente, el fiscal Ramiro Ramos Ossorio ordenó una serie de mandamientos, como la declaración de testigos, de los amigos y una certificación médica sobre si existían signos de violencia y otras diligencias. 
Según el reporte emitido por la Policía, los presentes en el lugar eran seis personas.
Estas al principio decidieron refrescarse en las aguas del dique.
Luego comenzaron a jugar, aunque no trascendió qué tipo de juego y si era en grupo o en solitario, arrojando los calzados conocidos como “sapitos”, cada vez más lejos y se fueron adentrando hacia aguas más profundas. El espejo de agua está embalsado entre valles y cerros y las profundidades caen abruptamente, según el lugar del embalse. 
Lo cierto es que un incidente evitable se convirtió en tragedia, enlutando un domingo pleno de sol.

Precaución en salidas

A solo unos días de que el turismo interno se habilitara para algunos municipios, la tragedia en el Cabra Corral enlutó el segundo fin de semana. 
El Gobierno permitió desde el viernes 6 la reapertura del turismo interno. La medida dio oxígeno a los municipios, asfixiados por la falta de recaudación y presionados por todo el sector que vive de esa rama de la economía, como consecuencia de la pandemia.
 Con el plan de reactivación de la actividad turística, este fin de semana volvieron a recibir visitas de toda la provincia.
Esa posibilidad estaba vedada desde mediados de agosto, cuando el pico de la COVID-19 pegó fuerte en todo el territorio y desbordó su centros sanitarios, lo que obligó a retroceder unos pasos y a colocarse nuevamente en etapa de aislamiento y con la prohibición de circular.
Ayer, un descuido que se investiga mostró que los recaudos no están demás. 
 

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