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Arsénico, la amenaza que acecha en el Chaco salteño

Hay zonas donde su nivel en el agua supera 74 veces el valor guía de la OMS.
Domingo, 13 de diciembre de 2020 00:32

Comunidades rurales y establecimientos escolares dispersos en el Chaco salteño dependen de pozos con concentraciones de arsénico que exceden hasta en 74 veces el valor máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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Comunidades rurales y establecimientos escolares dispersos en el Chaco salteño dependen de pozos con concentraciones de arsénico que exceden hasta en 74 veces el valor máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Es el caso de Nueva Población y la escuela de Pelícano Quemado, ubicada a 50 kilómetros de la localidad cabecera de Rivadavia Banda Sur. Allí, tras un informe que publicó El Tribuno en octubre de 2016, con testimonios de familias lugareñas marcadas por el Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (Hacre), se perforó un nuevo pozo y se instalaron sistemas de filtrado.

Eduardo Oliva, uno de los protagonistas de aquella iniciativa, conduce hoy Acceso Social al Agua Segura (ASAS), una entidad civil que lleva instalados más de un centenar de módulos de abatimiento de arsénico en parajes rurales de Salta, Chaco y Formosa, con aportes nacionales, provinciales y privados.

"Tomamos la experiencia de años de recorrer el Chaco salteño junto a la Secretaría de Recursos Hídricos de Salta y de ver prácticas sustentables realizables y eficientes para remover el arsénico del agua a través de un sencillo método de adsorción, que nosotros mejoramos y desarrollamos junto expertos en ingeniería industrial y químicos", señaló Oliva, al explicar los conceptos aplicados en los módulos domésticas que protegen a familias campesinas y comunidades escolares del veneno lento que acecha en muchos de los pozos someros que tiene la región chaqueña.

"Diseñamos los sistemas para que puedan ser utilizados en cualquier geografía sin necesidad de energía eléctrica ni filtros industriales", remarcó Oliva. En el sitio www.asas.com.ar hay información detallada sobre los módulos de abatimiento que en los últimos años se instalaron en distintos parajes de Rivadavia y Anta.

Se trata de plantas monovolumen que remueven el arsénico del agua en base a la adhesión de sus partículas al óxido de hierro. "Los equipos fueron ensayados en laboratorios oficiales de Chaco y Formosa con excelentes resultados", recalcó el titular de ASAS.

La entidad civil tiene pedidos para escuelas, salas comunitarias, comunidades originarias y poblaciones aisladas. "Hemos presentado un proyecto en distintos organismos nacionales y estamos a la espera de respuestas, porque está en juego un derecho humano vital, como quedó lamentablemente evidenciado a comienzos de año, en el norte de Salta, con niños y niñas wichis que murieron por falta de las condiciones más elementales", reseñó Oliva.

En su opinión, los fallecimientos por desnutrición y deshidratación que sacudieron al país en los primeros meses del año "reflejaron como mínimo la desatención en varios aspectos de los derechos más básicos que les son otorgados a un ser humano. Y es el Estado, con todo su imperio, el que debe velar por ellos. No se puede estar ausente ni ser insensible en este aspecto, y menos aún quedarse en la comodidad del conversatorio. Es imperioso que se atiendan estos casos, porque es triste ver fallos como el que dictó la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra la Argentina ante la demanda que interpuso hace más de 20 años la Asociación de Comunidades Indígenas Lhaka Honhat", acotó Oliva.

Asistencia del Ejército

Desde comienzos de año, equipos del Ejército distribuyeron cerca de 19 millones de litros agua segura en decenas de parajes y comunidades aisladas de Rivadavia.

La asistencia que desplegaron el Batallón de Ingenieros de Montaña 5, la Base de Apoyo Logístico Salta y la Compañía de Comunicaciones de Montaña 5 tuvo tal impacto en esos olvidados rincones de la provincia que caciques wichis bautizaron al comandante de la Quinta Brigada, coronel mayor Mariano Castelli, como "wihnló". Ese término en su lengua significa "defensor".

En la llanura chaqueña, históricamente, sus comunidades indígenas y criollas han sufrido el desamparo y la desatención de sucesivos gobiernos provinciales y nacionales.

Según registros oficiales, hasta comienzos de semana se llevaban distribuidos 18.376.500 litros de agua en Rivadavia.

Desde febrero, el Gobierno provincial y el Ejército mantienen en ese departamento tareas de captación, potabilización y distribución para contener a poblaciones vulnerables en parajes donde las fuentes de agua no son aptas para el consumo humano.

A partir de un convenio que firmaron el gobernador Gustavo Sáenz y el ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, se llevaron a Rivadavia plantas potabilizadoras, camiones cisternas y máquinas ensachetadoras para el envasado del agua.

La asistencia se realiza a través de puntos de distribución y desde bases dispuestas en Misión Chaqueña, El Rosado, Alto La Sierra y La Unión. También hay una cisterna dispuesta en Rivadavia Banda Norte.

La presencia del Ejército se mantendrá en la zona el próximo año, según se anunció.

Desde la Provincia también se comprometió un pronto envió de camiones a Santa Victoria Este para distribuir agua en función de la logística dispuesta por el municipio.

 

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