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VIDEO. Pichanal: Después de 19 años regresará a su hogar, su familia lo creía muerto 

Oriundo de Formosa, Anselmo de Mendoza se asentó en la localidad norteña de Pichanal con el objetivo de buscar trabajo. Durante muchos años vivió de changas, pero en los últimos tiempos se encontraba en estado de indigencia y dormía en la calle. Su familia creyó que jamás volvería a verlo.
Jueves, 03 de diciembre de 2020 22:16

Anselmo Mendoza tiene 54 años, aunque aparenta mucho más. Hace 19 años se fue de Formosa en busca de trabajo. Estaba en Pichanal, en estado de indigencia y con una hernia severa. Dos jóvenes lo asistieron y publicaron su historia en las redes sociales, inmediatamente se viralizaron las fotos y a los pocos días, los familiares se comunicaron para reencontrarse después de muchos años. 

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Anselmo Mendoza tiene 54 años, aunque aparenta mucho más. Hace 19 años se fue de Formosa en busca de trabajo. Estaba en Pichanal, en estado de indigencia y con una hernia severa. Dos jóvenes lo asistieron y publicaron su historia en las redes sociales, inmediatamente se viralizaron las fotos y a los pocos días, los familiares se comunicaron para reencontrarse después de muchos años. 

Anselmo es conocido como el paraguayo por su tonada litoraleña, o el gringo por sus ojos claros y su pelo rubio.

Esta historia comenzó el pasado 15 de noviembre cuando Belén Ruiz (27), estudiante de radiología y proteccionista de animales, vio a una persona tendida a la vera de la ruta. Lo levantó, lo asistió y lo puso bajo el resguardo de una garita de colectivo, le dio agua y comida. Llamó una ambulancia para que lo asistiera y lo trasladara al hospital de la zona.

Al día siguiente, del centro de salud le dijeron que se había escapado. No sería la primera vez que perdería su rastro. Recurrió a su cuenta de Facebook para publicar en el grupo público 
“Trueque Pichanal” la consulta sobre su paradero. “Necesito que me den una mano para buscar a este señor. La ambulancia lo buscó pero él se fue del hospital. Quiero ubicarlo para que se lo pueda ayudar. Necesita atención médica, no puede estar así. Necesito gente dispuesta a actuar en estos casos, porque las palabras se las lleva el viento”, escribió.

Así encontraron a Anselmo, tirado en la calle.

Alguien le dijo que lo vio caminando descalzo hacia el basural del río San Francisco, a tres kilómetros del corazón del pueblo. Belén y su amiga Vanesa Morales lo encontraron ahí sucio, rengo, deshidratado. Pidieron ropa y comida por las redes sociales y conocieron su nombre: el paraguayo, el gringo. Llamaron a la ambulancia -la esperaron cuatro horas- y lo escoltaron de nuevo al hospital. “Lo pusieron en observación, no le dieron ninguna medicación y se volvió a escapar”, contó Belén.

Utilizando las redes como medio de comunicación con los vecinos de Pichanal la joven volvió a insistir: “Gente, ¿alguien lo vio al señor?” Salió a buscarlo y lo halló rendido en la zona del cruce de las rutas nacionales 34 y 50, cerca del área de ingreso al pueblo: “Estaba tirado, deshidratado, casi moribundo, ya no tenía fuerzas ni para levantarse. Tenía moscas en la cara. Parecía una persona muerta”.

Anselmo recibió mucha ayuda, hasta le cortaron el pelo.

Lo trasladaron junto a su incondicional amiga Vanesa Morales a la YPF. Lo bañaron ahí, le cortaron el pelo, le consiguieron más ropa y zapatillas limpias

“Entendimos que su vida dependía exclusivamente de nosotras. Si lo dejábamos en el hospital, se iba a volver a escapar”

Pasaron los días, mientras intensificaban la búsqueda de familiares, hasta que Belén recibió un llamado de una sobrina. “Hace 19 años que estamos buscando a mi tío, su mamá, Zulema, murió de pena extrañándolo”.

Antes de morir Zulema le pidió a sus hijos y a sus nietos que no dejaran de buscarlo. “Supuestamente él salió a trabajar en un campo con animales y no volvió más”, relató esta joven solidaria.

Inmediatamente entablaron una comunicación por videollamada con su familia: la emoción y el reencuentro virtual le refrescó la memoria, sintió como si hubiese recuperado las ganas de vivir y los recuerdos. Lo vieron sus hermanos, sus sobrinos, sus tíos. También su hija y su nieto: Yohana, de 35 años, y Felipe, de 11.

“Solo se que se fue de su casa dejando a su familia en busca de trabajo, hace casi 20 años. tiene 54 años y vivirá con su hija y con su nieto”, resumen Belén.

Anselmo está rebosante de alegría y de agradecimiento. “La hija llama a cada rato y su nieto le dice ‘abuelo te amo, no puedo esperar para ver la tele juntos y andar a caballo’”, narró Belén.

Belén y Vanesa llevan a Anselmo hasta el límite con Formosa.

La familia de Anselmo se encargó, inmediatamente de los trámites de repatriación. Pero las fronteras de la provincia de Formosa son prácticamente impermeables y el trámite es demasiado burocrático.

Al principio no autorizaron el ingreso de Anselmo al territorio formoseño ni la salida de sus familiares. Luego intervino el ministerio de Desarrollo Humano de la Provincia: exigió un hisopado negativo y el aislamiento preventivo en un hospital durante catorce días.

Luego de cumplir con todo los requisitos que impone el COE de Formosa la mañana del miércoles, Belén y Vanesa viajaron en la camioneta del hospital de Orán al límite entre ambas provincias por la línea Barilari, donde una ambulancia lo trasladó al Hospital Distrital N°8, donde le realizarán un nuevo hisopado y donde deberá someterse a catorce días de confinamiento.

“Me costó mucho despedirlo, solo lo abracé fuertemente y con lágrimas en los ojos le dije ‘ya iré a visitarte, cuídate abuelo. Él me dijo ‘gracias’. Me di cuenta que él iba cayendo en la realidad”

Su hija Yohana pudo verlo después de 19 años pero de lejos, sigue esperando el abrazo del reencuentro. Solo alcanzó a decirle: “Cuidate papi, te amo”.

Belén Ruiz aun conmovida describe a Anselmo como “un amor de persona”. Ella fue su psicóloga, lo bañaba y lo cambiaba, le hacía la cama y el desayuno, “Fue muy emocionante. Sufrió muchos años en la calle. Pudimos hacer que vuelva con su familia”.

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