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La pelea que cambió una vida y derrumbó la de un gigante

Este martes se cumplen 30 años de la sorprendente victoria de James “Buster” Douglas sobre Mike Tyson, el púgil que parecía invencible en la categoría reina del mundo del boxeo. 
Martes, 11 de febrero de 2020 02:16

El mundo del boxeo vivió hace 30 años uno de los resultados más inesperados en su historia cuando Mike Tyson perdió su invicto ante James “Buster” Douglas, que se quedó con toda la gloria y el recuerdo eterno. La contienda se llevó a cabo en Tokio el 11 de febrero de 1990, la misma ciudad donde Nicolino Locche se consagró campeón mundial y quedó inmortalizado como el “Intocable” frente al estadounidense Paul Takeshi Fujii.
Douglas, quien semanas antes sufrió la muerte de su madre, controló la pelea desde el inicio ante el gran favorito. Tyson, envuelto en escándalos con su esposa de entonces, tuvo una preparación poco adecuada. Los jabs de Buster hicieron mella en el campeón de los pesos pesados. Desde el quinto round Iron Mike lució una hinchazón en el ojo izquierdo.
En el octavo round Tyson sacó un uppercat con mano derecha que derribó a Douglas. El conteo del árbitro mexicano Octavio Meyran fue acusado de “lento” por Don King, mánager de Tyson, y Douglas se recuperó para el lograr el éxito que sorprendió al mundo.
Buster, que ostentaba una marca de 29 triunfos y cuatro derrotas, propinó una serie de golpes repetidos al rostro de Tyson en el décimo capítulo, el del batacazo. Significó el último de la pelea y marcó la primera derrota de quien parecía invencible hasta ese día.
Tyson, quien acumulaba 37 victorias consecutivas, embolsó seis millones de dólares, mientras que Douglas se adjudicó 1,3 millones, además de haberse consagrado nuevo campeón de los pesos pesados.

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El mundo del boxeo vivió hace 30 años uno de los resultados más inesperados en su historia cuando Mike Tyson perdió su invicto ante James “Buster” Douglas, que se quedó con toda la gloria y el recuerdo eterno. La contienda se llevó a cabo en Tokio el 11 de febrero de 1990, la misma ciudad donde Nicolino Locche se consagró campeón mundial y quedó inmortalizado como el “Intocable” frente al estadounidense Paul Takeshi Fujii.
Douglas, quien semanas antes sufrió la muerte de su madre, controló la pelea desde el inicio ante el gran favorito. Tyson, envuelto en escándalos con su esposa de entonces, tuvo una preparación poco adecuada. Los jabs de Buster hicieron mella en el campeón de los pesos pesados. Desde el quinto round Iron Mike lució una hinchazón en el ojo izquierdo.
En el octavo round Tyson sacó un uppercat con mano derecha que derribó a Douglas. El conteo del árbitro mexicano Octavio Meyran fue acusado de “lento” por Don King, mánager de Tyson, y Douglas se recuperó para el lograr el éxito que sorprendió al mundo.
Buster, que ostentaba una marca de 29 triunfos y cuatro derrotas, propinó una serie de golpes repetidos al rostro de Tyson en el décimo capítulo, el del batacazo. Significó el último de la pelea y marcó la primera derrota de quien parecía invencible hasta ese día.
Tyson, quien acumulaba 37 victorias consecutivas, embolsó seis millones de dólares, mientras que Douglas se adjudicó 1,3 millones, además de haberse consagrado nuevo campeón de los pesos pesados.


Buster Douglas revivió el día en que venció en Japón a Tyson, la admirable hazaña deportiva que maravilló al mundo y cambió su vida hace 30 años. “Estaba seguro de que podía ganarle a Tyson porque trabajé muy duro para eso”, manifestó Douglas a Télam desde su casa en Columbus, Ohio, en una charla telefónica.
El 11 de febrero de 1990, Tyson era amplio favorito en Tokio en una nueva defensa del título peso pesado. En el camino se topó con Douglas, el boxeador que asumió el reto con todas las de perder. De hecho, una casa de apuestas en Las Vegas pagaba 42 a 1 a favor de Buster. “Recuerdo que la gente estaba maravillada con lo que hice”, dijo Douglas sobre el batacazo en la capital japonesa.
La humanidad de Tyson besó la lona por primera vez en su carrera, una imagen que no estaba en los cálculos de nadie, como consecuencia de sucesivos golpes en su rostro duro e impasible durante el décimo round. “Esa pelea me cambió la vida”, aseguró Buster Douglas, quien ostentaba 29 triunfos y cuatro derrotas antes de cruzarse con un Tyson de 37 victorias seguidas.
El día después de la inolvidable consagración Buster ocupó las portadas de los diarios del mundo, su nombre adquirió popularidad y la contienda arrojó uno de los resultados más impactantes en la historia del boxeo.
Douglas transita los 59 años, se mantiene estable en su lucha contra la diabetes, mientras desarrolla la tarea de instructor de boxeo en su ciudad natal. Buster señaló que se encontró “un par de veces” con Tyson, aunque “nunca” hablaron de la pelea que dejó boquiabiertos a todos.
“Me gustaría verlo a Tyson otra vez”, aseguró el expúgil acusado por Iron Mike, en conjunto con el mediático promotor Don King, por el desarrollo del combate. Ambos adujeron que el árbitro mexicano le otorgó tres o cuatro segundos más de lo permitido por el reglamento después de sufrir una caída en el octavo round luego de un furibundo uppercat de derecha. Tyson también tuvo un conteo lento, pero Don King prosiguió los reclamos, aunque sin éxito.
Buster lloró la muerte de su madre antes de la gran velada y señaló que “sabía perfectamente” los problemas personales que atravesaba aquel contrincante de aura invencible hasta ese día. Una relación tormentosa con su esposa de entonces, Robin Givens, ofició de noticia repetida para los medios. 
“Cuando gané, me fui a la habitación, hablé con mi mánager y me quedé un rato tendido pensando en lo que había logrado. Mi madre murió semanas antes, así que me acordé de ella”, rememoró Douglas sobre las horas posteriores a la épica victoria en tierra japonesa.

 

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