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La abuela  solidaria de 70 años que en cuarentena cocina para 40 familias de bajos recursos

Doña Alicia Jiménez, es jubilada y en su casa prepara alimentos y la merienda, junto a su nieta y el esposo de la joven, en solidaridad con los que menos tienen.
Martes, 31 de marzo de 2020 15:00

“Si hoy no tenés comida en tu casa, trae tu “ollita” y lleva tu almuerzo gratis”, señalan los carteles ubicados en una de las veredas de la calle General Güemes (Este) 554 del barrio Libertad de San José de Metán.
Allí reside Alicia Jiménez de Teseyra, una jubilada de 70 años, que tiene un sueldo de $13.000 y con los descuentos solamente cobra entre $6.000 y 8.000 por mes. Sin embargo, con el poco dinero que le quedaba decidió comenzar a cocinar para dar de comer a los pobres, a los que no pueden acceder a un plato de comida debido a que sus actividades quedaron paralizadas por la cuarentena dispuesta por el coronavirus.
Doña Alicia es viuda y madre de siete hijos. Vive en una humilde casa en el barrio Libertad, ubicado en la zona este de Metán. En su cocina y con pequeñas ollas, emprende diariamente el desafío de cocinar para 40 familias, unas 160 personas. La ayudan su nieta Marta Teseyra y el esposo de ésta, Jonás Palacios.
“He visto la gran necesidad que hay en esta cuarentena, porque vinieron muchos chicos a pedir alimentos. Yo les daba lo que tenía, pero un día, con lo que me quedaba de lo que había cobrado de mi jubilación decidí comprar mercadería y cocinar para los que menos tienen. Ahora necesitamos una olla más grande porque todas las preparaciones se hacen en las que tengo, que son muy pequeñas”, dijo la abuela solidaria a El Tribuno, quien lleva adelante la iniciativa desde el viernes pasado y se extenderá hasta que concluya el aislamiento obligatorio.
“A mí tampoco me alcanza para vivir con mi jubilación, pero sentí la necesidad de comenzar a cocinar para los que no tienen un plato de comida en la mesa. La gente de Metán es muy solidaria y cuando se enteraron empezaron a traer donaciones de mercadería para que podamos seguir adelante. Ahora estamos necesitando carne, una olla grande y leña, porque comenzamos a ofrecer la merienda también”, destacó doña Alicia.
Marta y Jonás tienen un comercio de venta de verduras, mercaderías y pollo al frente de la casa de la abuela solidaria, pero lo tuvieron que cerrar ante la incertidumbre de precios y las escasas ventas debido al aislamiento obligatorio por la pandemia. No pudieron reponer las mercaderías y a las que quedaron las utilizaron para dar de comer a los pobres, en un gesto que es un ejemplo de solidaridad y digno de imitar. “Tenemos pensado volver a abrir el negocio cuando finalice la cuarentena”, dijeron los jóvenes.
La que dirige la cocina es doña Alicia. Los tres, el lunes cocinaron una exquisita y nutritiva polenta con salsa y fideos con albóndigas. La comida comenzó a entregarse al mediodía, cuando se observó a grandes y chicos llegar con sus ollas para retirar los alimentos, porque no tenían para comer. 

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“Si hoy no tenés comida en tu casa, trae tu “ollita” y lleva tu almuerzo gratis”, señalan los carteles ubicados en una de las veredas de la calle General Güemes (Este) 554 del barrio Libertad de San José de Metán.
Allí reside Alicia Jiménez de Teseyra, una jubilada de 70 años, que tiene un sueldo de $13.000 y con los descuentos solamente cobra entre $6.000 y 8.000 por mes. Sin embargo, con el poco dinero que le quedaba decidió comenzar a cocinar para dar de comer a los pobres, a los que no pueden acceder a un plato de comida debido a que sus actividades quedaron paralizadas por la cuarentena dispuesta por el coronavirus.
Doña Alicia es viuda y madre de siete hijos. Vive en una humilde casa en el barrio Libertad, ubicado en la zona este de Metán. En su cocina y con pequeñas ollas, emprende diariamente el desafío de cocinar para 40 familias, unas 160 personas. La ayudan su nieta Marta Teseyra y el esposo de ésta, Jonás Palacios.
“He visto la gran necesidad que hay en esta cuarentena, porque vinieron muchos chicos a pedir alimentos. Yo les daba lo que tenía, pero un día, con lo que me quedaba de lo que había cobrado de mi jubilación decidí comprar mercadería y cocinar para los que menos tienen. Ahora necesitamos una olla más grande porque todas las preparaciones se hacen en las que tengo, que son muy pequeñas”, dijo la abuela solidaria a El Tribuno, quien lleva adelante la iniciativa desde el viernes pasado y se extenderá hasta que concluya el aislamiento obligatorio.
“A mí tampoco me alcanza para vivir con mi jubilación, pero sentí la necesidad de comenzar a cocinar para los que no tienen un plato de comida en la mesa. La gente de Metán es muy solidaria y cuando se enteraron empezaron a traer donaciones de mercadería para que podamos seguir adelante. Ahora estamos necesitando carne, una olla grande y leña, porque comenzamos a ofrecer la merienda también”, destacó doña Alicia.
Marta y Jonás tienen un comercio de venta de verduras, mercaderías y pollo al frente de la casa de la abuela solidaria, pero lo tuvieron que cerrar ante la incertidumbre de precios y las escasas ventas debido al aislamiento obligatorio por la pandemia. No pudieron reponer las mercaderías y a las que quedaron las utilizaron para dar de comer a los pobres, en un gesto que es un ejemplo de solidaridad y digno de imitar. “Tenemos pensado volver a abrir el negocio cuando finalice la cuarentena”, dijeron los jóvenes.
La que dirige la cocina es doña Alicia. Los tres, el lunes cocinaron una exquisita y nutritiva polenta con salsa y fideos con albóndigas. La comida comenzó a entregarse al mediodía, cuando se observó a grandes y chicos llegar con sus ollas para retirar los alimentos, porque no tenían para comer. 

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