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La pandemia por coronavirus y la cuarentena inspiran a los artistas

La cantante de electropop Matilde Paul y la rapera Yamila Barrionuevo compusieron temas. El director de cine Hugo Medina filmó un corto polifónico con historias sobre el aislamiento
Martes, 12 de mayo de 2020 15:53

Por María de los Ángeles Rojas

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Por María de los Ángeles Rojas

Los sectores más perjudicados tras el decreto de la cuarentena -con fecha de inicio el 20 de marzo y de término el 24 de mayo, de no mediar otra extensión- fueron los relacionados con la recreación del público. Impedidos de trabajar, los artistas buscaron vías para expresar las verdades que les susurran al oído musas y duendes, y no cesan en formar opiniones o infundirse bríos para experimentos sociales, ahora a través de las redes sociales. 
La cantante de electropop Matilde Paul estrenó por su canal de YouTube “Sacame de acá”, un tema con una letra simple, pero profunda. “Adonde quieras yo voy, adonde quieras con vos... Junto a vos, siempre soy...” tiene la plusvalía de condensar los deseos de libertad que infundió en los ciudadanos la cuarentena; pero, a su vez, la nostalgia por el otro, cuyo vínculo la cotidianeidad deslucía y ahora se anhela. Cuando se declaró la pandemia Paul tenía programado tocar en el festival Salta Boombox -que en noviembre del año pasado se canceló por inclemencias climáticas y que se iba a hacer en abril pasado- y daba clases en la academia Brío. También iba a dictar un taller sobre bioneuroemoción y de terapia vibracional con cuencos tibetanos. Está pasando este periodo en Vaqueros con su novio Pablo Montebelli y su hija de dos años, Antonia. De hecho, ellos salen en el videoclip de “Sacame de acá”, que está filmado en una ruta semiabandonada y cercana a la casa de Matilde, en el domo que instalaron en la propiedad y en un bosque. Se la ve a ella sobre la longboard con su hija, muy abrazada a su pareja, paseando entre pastizales. “Es muy lindo pasar esta etapa con mi hija Antonia y mi novio”, sintetizó Paul, que aunque no tiene los instrumentos dispuestos para ensayar libremente se las ingenió para dar un recital on line. También reconoció que le cuesta armonizar los tiempos destinados a la composición, el trabajo y la maternidad.
“Componer es un hábito, un juego de prueba y error del que a veces salen cosas y a veces no. No es algo matemático, pero sí lo voy haciendo de a poco y cuando surge la inspiración salen cosas como el tema ‘Sacame de acá’ y mi familia me superayuda”, definió. Puesta a analizar el para qué de esta experiencia señaló: “Es una oportunidad para que la vorágine en que vivimos se frene un poco, para que estemos conectados con la familia. A mí el sistema capitalista que demanda vivir tan rápido me molesta un poco, si bien soy parte porque estoy sumergida en esto. A veces me molesta mucho el consumismo extremo y que los medios masivos de comunicación logren que todos pensemos igual”. Pero pronto volvió a su centro. “Sentí la importancia de los vínculos familiares y de amistad. También la falta de cercanía con el público, la necesidad de dar shows. Me preocupa que se pierdan los shows en vivo. Nada se compara con experimentar la energía entre artista y público”, concluyó.

La voz del rap

“Creo en el virus, porque una tía mía que trabaja de enfermera lo contrajo. Hablamos todos los días sobre cómo siguen sus síntomas y cómo lleva el tratamiento”, le comentó Yamila Barrionuevo a El Tribuno. B-Yami, la rapera de Limache, compuso un tema sobre la pandemia por coronavirus. “(...) Reducen poblaciones, gente de bajos recursos. / Quieren matar a todos y no hay cura, ¿sos iluso?/ Quedate en tu casa y no les demos con el gusto/ Hasta que esto se pase y sea solo un puto susto/ Lavate bien las manos y tené limpia tu casa/ Cuidá de los ancianos, de los niños, de tu raza/ (...)”, reza la canción que comulga con las teorías conspirativas, sin precisiones, que cabe tanto para aquella que refiere una guerra entre dos países por la supremacía económica y política como para otras que afirman que razas superiores se disputan el dominio de la Tierra y la humanidad. ¿La mayor virtud del tema que posteó en su cuenta de Facebook BYami Yami? Sacar a relucir su filiación de contenidos puramente rapera al hacer notar las dos cuarentenas sociales: la de las pantuflas, la bebida caliente en mano y el home office versus el hacinamiento, la mesa vacía y el alma rota. Por las críticas la rapera debió aclarar que sí acataba el aislamiento preventivo, social y obligatorio, porque creía en los contagios y las muertes. “Estaba comenzando a aprender portugués. Iba a viajar a Buenos Aires para grabar duetos con artistas, un videoclip, tenía muchos compromisos”, enumeró. Añadió que está produciendo mucho material nuevo. “¡Tengo unas ganas de subirme al escenario! ¡Unas ganas de gritar lo que quieren que me calle! ¡Unas ganas de compartir y hacer un intercambio de energía con la gente que me acompaña!”, suspiró Yamila. 

“El aislamiento”

El próximo viernes, a las 19, se estrenará el corto “El aislamiento”, de Alexander Producciones, por YouTube (alexanderprofe2011). Su director, Hugo Alexander Medina, contó a El Tribuno que el proyecto surgió cuando desde el Incaa les comunicaron a los realizadores que quedaba suspendida toda actividad, con fecha de regreso incierta. Esa situación lo obligó a difundir otro cortometraje que ya estaba terminado -“El silencio”, una mirada sobre la violencia de género- también por las redes sociales. Pasados unos días de la imposición de la cuarentena, Medina, al ver que la app Tik Tok crecía en número de usuarios y suscriptores de todas las edades, resolvió usarla para filmar una ficción que recreara los cuidados (o la carencia de ellos) y la gestión de emociones (o la falta de este recurso) de las personas que cumplían el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Le explicó al guionista Héctor Salva su propuesta, que consistía en que cada actor hiciera sus imágenes en su hogar con celulares que posibilitaran filmar en alta calidad para luego compaginar la historia. Tras convocar a un casting virtual recibieron videos breves en los que cada aspirante se presentaba. De 58 personas quedaron 14. En su mayoría, sin pericia técnica para el séptimo arte, recibieron asistencia en actuación y para filmar planos durante una semana. Además, el libreto se adaptó a las circunstancias y locaciones donde iba a desarrollarse cada anécdota. El rodaje insumió cuatro días. 
“Fue un desafío, confié en mi equipo y en los actores. Respetamos la cuarentena y nos comunicamos por teléfono. El guion se adaptaba a que lo pudieran filmar de día o de noche falseando la luz, porque los niños que aparecen debían responder a sus actividades escolares o los adultos que sí podían trabajar a sus obligaciones. Fue un hecho familiar porque tuvieron que asistir y ayudar a que cada actor concretara el proyecto”, dijo Medina. 

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