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Los jardineritos festejan su día, conectados por las redes sociales

Conmemoran a Rosario Vera Peñaloza, que fundó el primer jardín de infantes en la Argentina. Maestros, padres y alumnos comparten mensajes y videos especiales a través de los chats.
Jueves, 28 de mayo de 2020 15:46

Hoy se celebra el Día Nacional de los Jardines de Infantes y el Día de la Maestra Jardinera en la Argentina. El festejo acostumbraba aunar el esfuerzo de la comunidad educativa. Cada sector buscaba maravillar al otro: los padres y tutores con un regalo para la maestra, los niños mostrándole sus destrezas en actos y desfiles, la docente con una merienda especial y un souvenir para sus alumnos. De acuerdo con datos de la Unesco, desde el 21 de abril de este año -aislamiento social, preventivo y obligatorio mediante- alrededor de 1.600 millones de estudiantes pertenecientes a 191 países en el mundo fueron afectados por el cierre de las instituciones educativas. Como Argentina recurrió a la tecnología para sobreponerse a la cancelación de las clases presenciales, los educadores de todos los niveles se han puesto a hacer escuela desde sus hogares y las familias a recibir la escuela en casa. 
Durante una cuarentena que ya lleva 69 días todos extrañan las aulas, porque algo muy valioso se forja allí. 
Sobre el primer peldaño de aprendizaje institucionalizado ha escrito el ensayista estadounidense Robert Fulghum en su aclamado poema “Todo lo que necesito saber lo aprendí en el jardín de infantes”, muy popular en la década de los 80 y que amerita ser recuperado. “Compartirlo todo. Jugar sin hacer trampas. No pegar a la gente. Arreglar mis propios líos. No tomar las cosas de otros. Decir ‘lo siento’ cuando hiero a alguien. Cuando salgo al mundo, tener cuidado del tráfico, agarrarnos de la mano y permanecer juntos”, refiere y denota con ello que los jardineritos fructifican a la lumbre de sus maestras. En esta fecha devenida del fallecimiento de Rosario Vera Peñaloza, la maestra riojana que fundó el primer jardín de infantes en Argentina, El Tribuno dialogó con quienes festejarán hoy, comprometidos con proteger a la infancia como si afuera no acecharan las fieras de una situación económica desesperante y de una incertidumbre generalizada. 

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Hoy se celebra el Día Nacional de los Jardines de Infantes y el Día de la Maestra Jardinera en la Argentina. El festejo acostumbraba aunar el esfuerzo de la comunidad educativa. Cada sector buscaba maravillar al otro: los padres y tutores con un regalo para la maestra, los niños mostrándole sus destrezas en actos y desfiles, la docente con una merienda especial y un souvenir para sus alumnos. De acuerdo con datos de la Unesco, desde el 21 de abril de este año -aislamiento social, preventivo y obligatorio mediante- alrededor de 1.600 millones de estudiantes pertenecientes a 191 países en el mundo fueron afectados por el cierre de las instituciones educativas. Como Argentina recurrió a la tecnología para sobreponerse a la cancelación de las clases presenciales, los educadores de todos los niveles se han puesto a hacer escuela desde sus hogares y las familias a recibir la escuela en casa. 
Durante una cuarentena que ya lleva 69 días todos extrañan las aulas, porque algo muy valioso se forja allí. 
Sobre el primer peldaño de aprendizaje institucionalizado ha escrito el ensayista estadounidense Robert Fulghum en su aclamado poema “Todo lo que necesito saber lo aprendí en el jardín de infantes”, muy popular en la década de los 80 y que amerita ser recuperado. “Compartirlo todo. Jugar sin hacer trampas. No pegar a la gente. Arreglar mis propios líos. No tomar las cosas de otros. Decir ‘lo siento’ cuando hiero a alguien. Cuando salgo al mundo, tener cuidado del tráfico, agarrarnos de la mano y permanecer juntos”, refiere y denota con ello que los jardineritos fructifican a la lumbre de sus maestras. En esta fecha devenida del fallecimiento de Rosario Vera Peñaloza, la maestra riojana que fundó el primer jardín de infantes en Argentina, El Tribuno dialogó con quienes festejarán hoy, comprometidos con proteger a la infancia como si afuera no acecharan las fieras de una situación económica desesperante y de una incertidumbre generalizada. 

Desde el interior, con vocación

Con un cartel de bienvenida recibió a sus alumnos Danisa Vizcarra Gómez en la clase virtual de hoy.

Danisa Elisabeth Vizcarra Gómez (30) nació en Embarcación, se crió en Colonia Santa Rosa y cursó estudios superiores en el Colegio Nº 8050 José Manuel Estrada, de Salta capital. Desde hace ocho años su vida laboral transcurre en las salitas de colores, siempre en la ciudad, en los ámbitos público y privado. “A esta vocación creo que uno la siente, más que la elige. Es increíble lo que te llena de vida el nivel inicial. En mi caso lo sentí... sentí que era este el lugar donde podía ser yo, y ser feliz”, define. Privada del pacto presencial de enseñanza-aprendizaje y lanzada a la estepa de la comunicación virtual, Danisa no ha renunciado a su labor. “Es difícil trabajar es este escenario, pero no imposible, y las docentes estamos dejando el corazón”, sintetiza. Según datos que se desprenden del informe “¿Cuántos estudiantes tienen acceso a internet en la Argentina?”, elaborado por el Observatorio Argentinos para la Educación, solo el 50,4% de los domicilios de la provincia de Salta tiene acceso a internet fijo. Por eso Danisa apunta que su norte han sido las posibilidades de cada familia. “He tenido en cuenta los materiales que tuvieran en sus casas para hacer las diferentes actividades, como también considerado su acceso a internet”, dice. Ella batalla contra las inequidades que existen respecto al acceso a internet, la velocidad de navegación que esta posibilita y los dispositivos con acceso a la red en cada familia. Pero su adversario mayor es conservar la mística. “Es difícil adaptar las clases a una nueva modalidad, porque justamente en el jardín sucede la magia. Los niños generan un clima en el que todo se deja a la imaginación, en el que todo fluye naturalmente y ¡ahora es tan diferente al tener que hablar a pantallas, sin ese vínculo que nos caracteriza, sin los apapachos y los besos!”, suspira. Y se permite un paréntesis para la nostalgia: “Se extraña increíblemente estar ahí. A mí en lo particular me llenaba de vida. Yo no tengo hijos y extraño las ocurrencias de los niños. El estar ahí y compartir con mis compañeras cada día es único”. Sin embargo, levanta una copa imaginaria y brinda “por los pequeños que llenaron mi corazón a lo largo de los años, por los que están hoy conmigo siguiendo este camino como grandes héroes; por mis compañeras, que son ese sostén tan importante en cada día de trabajo; y por la vida, que me ha puesto en este lugar”.

Siempre en familia

Mailín recibió como consigna de su maestra recibir su día, disfrazada y en compañía de su familia. Pablo Yapura

Gilda Emilse Aguilar (28) tiene tres hijos: Irupé (8), Francisco (7) y Mailín (4). Técnica en Turismo y Hotelería y trabajadora independiente en el rubro gastronómico, junto a su marido, Atilio Coña (42), le tocó afrontar el acompañamiento de la educación de sus hijos por vías de comunicación virtuales.
Como todos los padres, ellos emplean por entero el nivel de capital cultural que disponen y se relevan si a uno u otra le mengua la paciencia o si les sale a la superficie algún déficit educativo propio. 
Mailín fue a la sala de tres en el módulo Docente Sur y estaba inscripta en la sala de 4 de la escuela 4050 Clara Saravia Linares de Arias, donde iba a tocarle la misma maestra que había tenido el año pasado. Luego de un día de clases, el paro docente y la cuarentena le aguarían el entusiasmo, aunque no por mucho tiempo. “El módulo 17, integrado por las escuelas Mariquita Sánchez de Thompson, Mariano Moreno y Clara Saravia, a los 15 días de iniciada la cuarentena abrió una página con actividades semanales para realizar en casa con los elementos que tengamos. De esa forma mi hija siente que está cerca de su seño y del jardín”, resume Gilda. 
Añade que la maestra de su hija menor creó un grupo en whatsapp. Por esa red social saluda cada día a sus alumnos y mantiene informados a los padres. Ese simple contacto, dice Gilda, bastó para motivar a algunos compañeros de Mailín, desganados para resolver las consignas propuestas en la página. Justamente a este espacio de encuentro deberán estar atentos los niños y sus familias, porque las maestras, trascendió entre los mayores, les organizaron una sorpresa para festejar el día más importante del año para los jardineritos. 
“Los chicos tendrán distintas actividades: el 27, baile de disfraces familiar; el 28, mensajes de amor (y por eso deben estar atentos a la página del núcleo); y el 29, peinados locos”, enumeró. 
“Años anteriores, la fiesta de los jardines significaba para los padres la unión para hacer un acto hermoso para las seños y los chicos. Hacíamos números artísticos como bailes o representaciones teatrales, la escuela regalaba globos o golosinas a los niños e incluso ellos salían de paseo con las seños a algún salón a festejar. La celebración abarcaba toda la semana. En 2019 el núcleo 17 invitó a los jardines de la zona sur a un megadesfile en la calle Radio Nacional (donde queda la Clara Saravia) con batucada incluida. ¡Fue hermoso!”, recordó. 

Capacitación constante

Mili Ibarra festeja el doble el Día de los Jardines de Infantes: como docente y capacitadora. Walter Echazú

La profesora de nivel inicial Milagro del Valle Ibarra, creadora del proyecto Las Mily y Una. Infancia con Lecturas y Música, transmitirá en vivo, hoy a las 20, por el Instagram del usuario @jardindelsolsalta y por la cuenta de Facebook homónima. Junto al músico Miqueas López, interpretarán canciones para los jardineritos. Además, el 6 de junio dará gratuitamente y por Zoom el “Taller único para docentes de salas maternales”, de 18 a 19.30. Cerrará la capacitación el psicoanalista Juan Vasen. 
“La educación inicial es, como lo indica la palabra, tan necesaria para la vida como la primaria y la universidad. Nosotros otorgamos experiencias de aprendizaje a través del juego. Es importante porque le permite al niño/a conocer otros mundos, estar con otros, saber esperar (porque hay una señorita para 24 niños) y lo que va internalizando, haciendo significativo, se le transforma en una experiencia”, define. Agrega que, como característica de base, el jardín de infantes trabaja con proyectos más flexibles, que se adecuan a los intereses que se van observando en los niños, entendiendo que las experiencias de aprendizaje deben acompañar esos momentos de curiosidad. Por eso, incluyen salidas para apropiarse de bienes culturales como el cine, el teatro y la música.
“El jugar, el cantar, la palabra son esenciales en la comunicación con los infantes, porque colaboran en el proceso simbólico del niño. Un docente que juega, que disfruta a pleno de su rol, se encuentra con sus alumnos, mira el espacio/aula desde otras posibilidades. Así se dinamiza el espacio, se empieza a hacer móvil. Desde mi experiencia, disfruto mucho usar cada lugar del jardín, lo resignifico. He compartido con mis alumnos la merienda debajo de un árbol, o lecturas en lugares que nos permitan movernos. Hemos intervenido espacios dejando palabras, mensajes, salimos a susurrar en toda la escuela”, especifica. 
Agrega que las maestras de nivel inicial “tienen como desafío atender a los niños desde la más temprana edad hasta los cinco años. Por lo que no es una ‘cuestión’ sencilla de abordar, sino que requiere de una formación permanente, por cuanto el mundo avanza, los niños crecen en otra contemporaneidad y necesitamos tener la formación necesaria para mirar y comprender la infancia”. Para Mili el docente es irremplazable, y por eso cree oportuno citar al educador brasileño Paulo Freire, quien afirma que la educación no cambia el mundo, sino a las personas que cambiarán el mundo... Y un eco de ello repica en las palabras de Robert Fulghum: “Todo lo que necesitas saber está en el jardín de infantes. Toma cualquiera de sus normas y ponla en los sofisticados términos de los adultos y aplícala a la vida en tu familia, tu trabajo, al gobierno o al mundo. Comprobarás que continúa siendo cierto que cuando sales al mundo lo mejor es darse la mano y permanecer juntos”. 

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