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El salteño Javier Basualdo despierta el asombro con sus tatuajes realistas

Restaurador de obras pictóricas, tiene un estilo único para lograr copias fieles de fotos. Cobró notoriedad por los retratos que hace de figuras del deporte, la política y el espectáculo. 
Jueves, 23 de julio de 2020 17:35

Cada vez con más frecuencia el ojo artístico se entrena para hallar obras pictóricas en soportes y espacios no tradicionales. Y las redes sociales son un océano que trae a superficie, entre marea y marea, contenidos ciertamente asombrosos. Recientemente Javier Basualdo (36) atrapó una atención inusitada por un tatuaje hiperrealista que le hizo a Nancy Museda. La empleada municipal quería llevar en su cuerpo otro retrato del gobernador de la Provincia, Gustavo Sáenz, esta vez en su brazo derecho, para adicionarlo al que ya tenía en el izquierdo (hecho por otro tatuador).

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Cada vez con más frecuencia el ojo artístico se entrena para hallar obras pictóricas en soportes y espacios no tradicionales. Y las redes sociales son un océano que trae a superficie, entre marea y marea, contenidos ciertamente asombrosos. Recientemente Javier Basualdo (36) atrapó una atención inusitada por un tatuaje hiperrealista que le hizo a Nancy Museda. La empleada municipal quería llevar en su cuerpo otro retrato del gobernador de la Provincia, Gustavo Sáenz, esta vez en su brazo derecho, para adicionarlo al que ya tenía en el izquierdo (hecho por otro tatuador).

Detallado en luces y sombras, de proporciones y tonalidades perfectas, el que le hizo Basualdo sobrepasó sus expectativas y llamó la atención hacia los alcances de este artista, que es también restaurador de obras pictóricas.

Muchos clientes se hacen tatuar a los hijos en los brazos.

Basualdo contó a El Tribuno que tatúa desde hace veinte años y de manera profesional lo hace desde 2013. Tomó ese sendero formal luego de haber relegado la actividad a un hobby para efectuar en sus ratos de ocio y aplicar entre “los amigos del barrio”.

“Años anteriores a dedicarme de lleno al tatuaje hacía pinturas y cuadros o restauraba iglesias, como ser los dibujos que están dentro de La Viña, la catedral y en algunas casas y mansiones de Salta”, rememoró Javier, que abrió su local en Zuviría 223, donde atiende a sus clientes hasta hoy.

Se puede dar por sentado que nació con una habilidad extraordinaria, más porque su aprendizaje fue autodidacta. Acotó que cuando él se inició no existían las redes sociales con tutoriales gratuitos disponibles para aplicar las técnicas, ni locales especializados en el rubro donde comprar revistas, maquinaria o implementos para la tarea. “Aprendí con lo básico, con el tatuaje callejero, y desde ahí hasta el día de hoy mi carrera la forjé solo, dándome maña a base de lo que sabía de dibujo y pintura. Me costó mucho llegar a un buen nivel”, precisó, y le llama buen nivel a resultados finales a los que puede mostrar contrastando con las fotos que los clientes le llevan, en un juego de coincidencias en el que el artista vence, porque a veces no se consigue determinar cuál imagen, entre ambas, es más profunda y vívida que la otra.

La composición de colores, afirmó, es un empeño complejo de llevar a cabo y por ello mismo constituye un estímulo y un desafío para quien la afronta.

“Normalmente uso varios tintes para crear un degradé prolijo y sin colores cortados entre uno y otro. Muchos chicos que recién se inician creen que comprando un marrón y un amarillo pueden hacer retratos, sin tener un concepto formado sobre colores y gamas. Digo esto porque ahí entran los años de experiencia trabajando con pinturas, es decir, llegar a lograr un traspaso de colores limpios y sin cortes”, advirtió Basualdo. Agregó que algunos colores no vienen en ciertas gamas y su arte consumada es mezclar colores para lograr tonos, lo que constituye su diferencial en el mercado. “Tengo una gama de casi setenta colores que los usos mezclándolos para lograr algunos tonos, ya sea piel o fondos”, puntualizó.

El proceso

Añadió que a quien entra en su local le solicita una imagen o representación que tenga en mente y que él usará de base para guiarse en el diseño previo del tatuaje. “Les armo algo totalmente personalizado. Les advierto que hay cosas que ya están replicadas muchas veces y trato de ofrecerles algo al estilo, aunque en un diseño único, quizá parecido al que les gusta, para no perder la esencia de sus ideas”, comentó.

En relación con los retratos manifestó que las modificaciones son mínimas. “Quizá tengo menos problemas porque mi cabeza se concentra en esa imagen y no en tratar de captar al cliente con algo que yo pueda armar o modificar para él”, destacó. Los tonos de piel también comprometen el tipo de imagen que se les pueda plasmar encima. Sobre este asunto Basualdo comentó: “Les soy sincero a los clientes. Cuando se puede se puede y si no, se busca hacerlo en otros estilos”, señaló, a la par que apuntó que trata de generar la mayor confianza con sus clientes.

Los retratos que logra Basualdo son tan vívidos como las fotos.

Quien traspone las puertas de su negocio debe estar dispuesto a dedicarle de tres a cuatro horas de su tiempo a la sesión.

“Gracias a Dios veo que mis trabajos los realizo más rápido que otros artistas. Aún así me demandan cada uno entre tres y cuatro horas. Me llevó mucho tiempo de aprendizaje hacer que mi trabajo se vea con un impacto artístico, tanto realista como de otros estilos, con los que también trabajo y trato de hacerlos a todos bien”, definió.

Al ver los tatuajes de Basualdo, delicados en apariencia como polvos de hada, cabe preguntarse por la permanencia de los colores y los cuidados que requieren para mantenerlos en óptimo estado.

“Siempre recomiendo a los clientes que utilicen para higienizarse jabón de glicerina o algún jabón postatuaje, que venden todos los tatuadores.

Inclusive que entre cada lavado usen alguna crema postatuaje o la reconocida Dermaglós”, explicó, acotando que estos consejos aplican para el primer periodo en que la piel se encuentra sensible.

“Mientras dure el proceso de cicatrización no debe tomarse sol ni darse baños en piletas y lo esencial para un tatuaje prolijo y bien curado es no rascarse ni quitarse la costra que se forma después del procedimiento. Hay que esperar siempre hasta que se termine de caer sola”, sintetizó.

Temas y motivos

Acerca de los pedidos recurrentes de la gente, admitió que con la celebridad que alcanzó con el tatuaje de Sáenz atrajo más clientes interesados en su arte hiperrealista.

“Antes hacía algunos trabajos en realismo como animales y aves, porque me gusta mucho la naturaleza tatuada, y quizá hasta ese momento me destacaba mucho con eso, pero resaltó mucho el del gobernador y les dio un empujón a los retratos de seres queridos que ya no están o algún que otro familiar, amigos e hijos entre otros”, especificó Basualdo.

Entre esos otros citó cantantes y deportistas famosos, actores de cine y personajes icónicos de películas como IT, Jócker y Spiderman.

“Gracias a ese trabajo que me encargaron (por Nancy Museda) y que no se veía en Salta en cuanto a retrato sobre la piel y a colores todo me llevó a crecer un poco más en algo que venía trabajando con mucho esmero”, reconoció Basualdo, y aunque está aplicado a estos retratos y al tatuaje realista dijo no dejar de lado ningún tipo de tatuajes “ya se traten de infinitos, frases, mandalas, tribales y todos los estilos, con la misma pasión que pongo al hacer un retrato”.

El tatuaje, amado y odiado

“Un tatuaje genuino cuenta una historia. Me gustan las historias y los tatuajes, no importa qué tan bien estén hechos, y si no cuentan una historia que te involucra emocionalmente, entonces están allí solo por decoración. Los tatuajes válidos le dicen a la gente lo que eres y lo que crees. Así no hay error alguno”. Leo -simplemente “Leo”- es un artista del tatuaje citado en el catálogo “Margo DeMello, Bodies of Inscription”, de 2000. Y algo de este “espíritu de contador de historias” hay en cada tatuador.

“Para mí el tatuaje es todo, aparte de ser mi trabajo. Fijate que hasta en casa tengo pequeños problemas porque siempre estoy viendo videos en casa en el celular en YouTube a la noche antes de dormir”, confió a El Tribuno Basualdo.

Tatuarse es una forma de exponerse a que el otro pueda captar rasgos de la personalidad que tal vez no se quiera compartir con todos los extraños con los que nos cruzamos a diario. Asimismo, es una forma no canónica de verse en la sociedad, junto con el rapado, el cabello multicolor y los piercing. Si en los primordios su sentido era el de ser incluido en una tribu, ahora tiene hasta un valor de segregación. “Para la gente en su momento era una moda. Ahora veo que viene gente apasionada con el arte, traen sus ideas, se tatúan a sus familiares... y hasta los viejitos, que odian el tatuaje, quedan admirados por cómo se maneja esto”, comentó Basualdo. Agregó que “obviamente hay gente que dice odiar los tatuajes y se hacen delineado definitivo y perfilado de cejas (microblanding), que es una gama de tatuaje convencional llevado a la estética facial. Incluso bromeó con que “un tatuaje bien hecho es admirable entre la gente que por ahí les hace la vista gorda a los filtros. Las redes sociales del mundo y el espectáculo hacen una buena propaganda sin querer del tatuaje, tanto en películas como en series y hasta en dibujos animados como ‘Moana’ se ven los tatuajes y eso nos hace una buena publicidad y gratis”.

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