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“Entonces el agua”, de María Laura Buccianti, segunda serie de Allá Ellas

Alude a un elemento primordial en la vida de la autora, que fue nadadora federada. También a un cierre afectivo que la artista quiso compartir con el espectador. 
Miércoles, 19 de agosto de 2020 21:08

Hay novedades en la galería “onlain” del colectivo artístico “Allá Ellas”. Luego de la serie “Entonces el aire”, de Silvia Katz, hizo su aparición “Entonces el agua”, de María Laura Buccianti. Si aquellas obras habían sido realizadas durante la cuarentena y estaban inequívocamente atravesadas por el contexto de pandemia, estas se relacionan con una “vida anterior” de la artista, según sus palabras. Sucede que “en ese tiempo, momento u ocasión” -el “entonces” de las dos muestras conocidas y de las dos que vendrán- puede remitir a una multiplicidad de significados, más si no perdemos de vista el advenimiento del fuego y la tierra, que pronto nos será revelado cuál alude a Virginia Montaldi y cuál a Gabriela Zanandrea. El agua como elemento preliminar de la existencia terrena, que acompaña a los seres humanos desde su ámbito gestante hasta el final de su existencia -de manera omnipresente aunque no se la perciba, como en algunos cuadros de la serie de Buccianti-, pero también como el otro de una relación íntima. 
“No conozco otro medio solo el agua, capítulo anterior de mi vida... Fui nadadora federada desde los 5 hasta los 19 años. Competí toda mi primera vida. Por eso el agua todo lo nutre... como si yo quisiera volver allí: al fluido, al útero, a lo que no es sólido”, definió. 
Su “segunda vida”, la de artista, la iniciaría también tempranamente.

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Hay novedades en la galería “onlain” del colectivo artístico “Allá Ellas”. Luego de la serie “Entonces el aire”, de Silvia Katz, hizo su aparición “Entonces el agua”, de María Laura Buccianti. Si aquellas obras habían sido realizadas durante la cuarentena y estaban inequívocamente atravesadas por el contexto de pandemia, estas se relacionan con una “vida anterior” de la artista, según sus palabras. Sucede que “en ese tiempo, momento u ocasión” -el “entonces” de las dos muestras conocidas y de las dos que vendrán- puede remitir a una multiplicidad de significados, más si no perdemos de vista el advenimiento del fuego y la tierra, que pronto nos será revelado cuál alude a Virginia Montaldi y cuál a Gabriela Zanandrea. El agua como elemento preliminar de la existencia terrena, que acompaña a los seres humanos desde su ámbito gestante hasta el final de su existencia -de manera omnipresente aunque no se la perciba, como en algunos cuadros de la serie de Buccianti-, pero también como el otro de una relación íntima. 
“No conozco otro medio solo el agua, capítulo anterior de mi vida... Fui nadadora federada desde los 5 hasta los 19 años. Competí toda mi primera vida. Por eso el agua todo lo nutre... como si yo quisiera volver allí: al fluido, al útero, a lo que no es sólido”, definió. 
Su “segunda vida”, la de artista, la iniciaría también tempranamente.

“De chica era bastante introspectiva y sufría en la escuela primaria con su enorme autoritarismo. Nací en 1972; por lo tanto, cursé mis estudios en plena dictadura militar. Esos mundos que me asustaban los liberaba dibujando y a los 12 años gané un concurso de arte y mi premio fue viajar a Tucumán con un adulto. Y ahí, aparentemente, lo internalicé como una forma de supervivencia”, relató. Por ello, el dibujo para María Laura es “estar y respirar las posibilidades infinitas de participar dentro de mi realidad y desde mis sentidos”.

Una niña, y luego una adolescente, que pasaba de seis a ocho horas diarias entrenando en una pileta olímpica sin dudas puede relatar qué verdades le habrá susurrado el agua, que parece oponer resistencia y que, a la vez, acompaña el tránsito de quien se aventura en su seno, que hunde y lleva a superficie con una voluntad independiente de quien la habite. “Sentía al salir a la tierra que estaba en un lugar hostil, rígido e incómodo. Siempre me pasó eso y cuando medito o vuelvo a nadar, eso se disipa y creo que trato de reproducirlo”, expresó María Laura.

Un dibujo particular denominado “Gatea” nos invita a ponerle el cuerpo a esta sensación. Luego, otras tres de estas acuarelas pueden leerse sin esfuerzo bajo el velo sombrío de la pandemia.

En “Ella cae” hay una actividad humana condenatoria de parte de unos personajes amarillos, cabeza abajo, y elementos de peso que penden y convierten en marioneta a un cuerpo femenino derrotado, el juzgado y transido de dolor. 


En “Fuera de casa” un personaje masculino, tendido fuera de su casa y mirando el firmamento, parece contravenir ese principio de que la tranquilidad lo espera en su hogar, porque más bien será el agobio.

En “Ella sopla” sale a superficie esa capacidad de “soplar y hacer botellas” que casi fue un requerimiento para capear los quiebres en las plataformas de todos durante esta crisis.

 


Sin embargo, la autora señaló que “aluden más a un cierre afectivo que a la pandemia, porque esta serie está trabajada antes del encierro y creo que deja ver un vacío que me gusta compartir con el espectador”. Las ondas coloridas, las niñas en malla, las líneas de largada de “Nadadoras” remiten a un estilo libre previo a una competencia. También “Nadadora”, una mujer compitiendo contra sí misma en un mar de olas arcoíris. Sobre los símbolos que se le repiten Buccianti dijo: “Siempre hay continuidad creo en lo que se genera desde tu mundo interno. Existen decisiones de soportes técnicos y estructuras, de colocar eso en un lugar para compartirlo, llamale muestras, exposiciones o mundo virtual. Ahí es donde capaz haya algún salto. Por ejemplo, a mí en la pandemia se me dio por repetir sin pensar, por una acción más autómata como la serigrafía, pero que exige otro formato, otra mirada, otro espacio...”. 


Acerca del proceso de “Entonces el agua” señaló que no le es posible mensurarlo en el tiempo, porque su labor artística se entrecruza con muchas acciones que emprende para mejorar su tarea como aprender cerámica y serigrafía, su militancia en la Comunidad de Artistas de Salta (CASa) y su labor docente. “Mis procesos son siempre parecidos. Nunca para en mí esa maquinaria de adaptarse y en eso lo colectivo me motiva mucho, la diversidad, los distintos modos de ver la realidad. Allá Ellas es muy motivante para mí. Las series de la galería onlain están basadas en un elemento que identifica a cada una, pero al que se nombra después. Las imágenes siempre están primero y por lo general me motivan las relaciones y obviamente no me escapo a este tiempo sin tiempo que vivimos, rodeados de un miedo que nos sobrevuela”, expresó. 

Sobre la autora

María Laura Buccianti nació en 1972 en Salta. Se formó en el sistema público en los niveles primario, secundario y universitario, también en el ámbito de la educación artística. Se crió nadando, profesionalmente desde los 5 a los 19 años. 
Trabajó en el secundario en donde se formó, el Centro Polivalente de Arte. “Añoro a esa familia creativa de compañeros, creando y colaborando unos con otros, quizás por eso insisto tanto en sostener una comunidad, para que se a parecido”, confesó.
En Salta armó proyectos como Fedro, que duró 13 años; la Vicente, que se mantuvo 4 años; y ahora reactivó su casa, la Alberdi. “Estoy en la comisión directiva de la Asociación de Artistas de Salta (CASa). Y me encanta estar ahí, militando, porque es una provincia que necesita diversidad”, detalló.
Expuso en muchas oportunidades y tempranamente, desde que estudiaba arte, en 1990, hasta hace dos años 2017 en distintos museos de Salta y la región, salas independientes y salones. Ganó premios provinciales y viajó a Brasil a exponer sus obras. 

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